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Una Mata-Hari a la orden del Kremlin

Katia Gerásimova filmó vídeos eróticos para chantajear a los opositores a Putin

Pilar Bonet

Katia Gerásimova, alias Mumu, de 22 años, que se postulaba como modelo de peluquería, bañadores, ropa interior, acompañante y body-art, se ha convertido en la Mata-Hari pos-soviética tras los vídeos sexuales difundidos en el Internet ruso para comprometer a políticos y periodistas críticos. Los vídeos evocan la época en que el Comité de Seguridad del Estado (KGB) filmaba -y a menudo provocaba- las debilidades de sus oponentes para chantajearlos y convertirlos en informadores o para desacreditarlos y neutralizarlos. En la URSS, sin embargo, las provocaciones eróticas se reservaban más bien para políticos y diplomáticos extranjeros y, desde luego, no se difundían en los medios de comunicación. Al desintegrarse aquel imperio, los usos cambiaron, y en 1997 y 1999 escenas sexuales transmitidas por televisión acabaron con la carrera política del ministro de Justicia Valentín Kovalev y el fiscal Yuri Skurátov, respectivamente.

Algunas de sus víctimas son Yashin, líder de Solidaridad, y el autor Shenderóvich

Sobre la autoría de los vídeos y su calidad profesional discuten especialistas y politólogos, que los atribuyen o bien a algún servicio de seguridad estatal o afiliado o bien a empresas privadas al servicio directo o indirecto del vicejefe de la Administración Presidencial, Viacheslav Surkov, el encargado de los tejemanejes de la política interna y de tutelar los grupos juveniles dispuestos a hacer carrera como sostén del régimen.

Víctimas de Mumu han sido el escritor Eduard Limónov, el cerebro de los mítines en defensa del artículo 31 de la Constitución (libertad de manifestación), el autor satírico Víctor Shenderóvich, e Ilia Yashin, uno de los dirigentes del grupo de oposición Solidaridad. Sucumbieron también Alexandr Belov, líder del movimiento contra la emigración ilegal, y Mijaíl Fishman, director del semanario Newsweek en ruso. Katia y una amiga suya, Anastasia, actuaban en pisos de Moscú en los que había cámaras ocultas. Los vídeos sexuales son parte de una serie más amplia que comenzó con una secuencia en la que varios de los seducidos por Katia trataban supuestamente de sobornar a la policía de tráfico. Mientras tanto, Katia ha clausurado su tarjeta de visita digital en la agencia de publicidad donde se anunciaba, ha bloqueado su teléfono y ha dejado el piso donde operaba. Adelantándose a un posible vídeo contra él, Yáshin contó sus aventuras con Katia y su amiga Anastasia en 2008 y afirmó que lo único que le pueden incriminar es "haber tenido relaciones sexuales con dos chicas", pero "no pagué, no estoy casado y al fin y al cabo tenía 25 años", afirmó.

Comentando el caso, Alexéi Kondaúrov, un general del KGB, ha dicho que hoy en día es difícil saber por orden de quién se realizó el espionaje de los activistas de la oposición y que no hay que apresurarse acusando a los servicios de espionaje, porque éstos están hoy muy descentralizados, a diferencia de la época soviética.

El proyecto para comprometer a la oposición a Putin tiene en realidad como fin "hacer dinero" y deja mucho que desear, según la comentarista Yulia Latínina. "Para pensar que el hecho de que alguien se acueste con Katia Gerásimova puede interesar a alguien más que su mujer, se necesita tener una imaginación creativa verdaderamente ilimitada", señalaba, y opinaba que la desacreditada de verdad es Katia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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