El 'soul' orgulloso de Nneka
La nigeriana lidera una generación de cantantes seguidoras de Aretha Franklin
La nigeriana Nneka Egnuba constituye el más fulgurante ejemplo de que la música soul, con sus ritmos bailables e incendiarios, también cuenta con partidarios entusiastas en el continente negro. De Nneka se comenzó a hablar con sus álbumes Victim of truth (2005) y No longer at ease (2008), que ahora se han rescatado en una cajita, To and fro, donde también se incluye un tercer disco de rarezas, colaboraciones y grabaciones en directo. Allí hay abundante soul nigeriano con esbozos de hip-hop y reggae, como si revolviéramos en la misma marmita las herencias de Lauryn Hill y de Erykah Badu.
"África es el futuro", proclama. "Me siento partícipe de una misión", anuncia con mirada de fatiga, pero también de firmeza. "Occidente ha de comprender que África forma parte esencial de su conciencia y su cultura. Ha llegado el momento de que no se nos identifique solo con la pobreza, la corrupción, la explotación o el sida". ¿Y ha notado avances al respecto? "¡Sin duda! El año pasado participé en Fela, el musical sobre Fela Kuti en Broadway. La gente guardaba colas enormes para conseguir su entrada. Era algo impactante, inimaginable poco tiempo atrás".
Esta mujer mulata residió durante seis años en Alemania, pero ha prescindido del apartamento en Hamburgo para regresar a su Lagos natal. Desde allí, en el corazón de Nigeria, actualiza su repertorio con piezas aún inéditas y tan combativas como Vagabond in power (Los vagabundos al poder). Toda una ironía, ya que el título emplea las mismas iniciales de la expresión inglesa gente muy importante (VIP).
La también nigeriana Asa (en realidad, nacida en París) aporta un aire igualmente combativo, pero menos furibundo: los suyos son los mismos seguidores que años atrás se enamoraron de Marvin Gaye o Aretha Franklin. Con un solo disco en estudio se atrevió en 2009 a registrar un álbum en directo, Live in Paris, que figura entre lo mejor del soul con remite africano.
El caso de Ayo (en el carné, Joy Olasunmibo Ogunmakin) es de un mestizaje similar: natural de Colonia, pero con padre nigeriano y madre rumana de etnia gitana. Y Joy Denalane es berlinesa, aunque de padre sudafricano, y también con Lauryn Hill en su santoral particular. Mezclas, influencias cruzadas y combinaciones interraciales propias de estos tiempos globalizados.
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