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Reportaje:diseño

Cómo hacer mejores ciudades

La buena arquitectura de espacios públicos no choca con la integración social

Anatxu Zabalbeascoa

¿Qué cambia la vida de los ciudadanos? ¿Una vivienda digna o un barrio bien comunicado? ¿Una fachada de vanguardia o armarios para sus trastos? ¿Un lugar en el que descansar a la sombra o una plaza en la que convivir con los vecinos? El CCCB (Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona) fue pionero a la hora de relacionar plazas urbanas e integración social con un premio: el de Espacio Público Europeo, que concede desde 2003. En este lustro, ha visto cómo otras instituciones europeas (La Cité de l'Architecture de París, el Architekturzentrum de Viena, The Architectural Foundation de Londres, el Nederlands Architectuurinstituut o el Museum of Finnish Architecture) se sumaban a su empeño. Porque parece un premio lógico, oportuno, una inversión realista para el futuro.

Aquello que los urbanistas llaman el lugar para la cohesión social (la integración entre ciudadanos de diversas creencias, procedencias y situaciones económicas) es el espacio público. Y el espacio público son las calles, las aceras, las plazas y hasta según qué parques: nada que por la noche quede vallado y cerrado. Este año, el jurado, presidido por Manuel de Solà-Morales, aprovechó la entrega de premios para criticar la falta de riesgo de las Administraciones con estos lugares. "Cada vez más la idea de espacio público se tiende a reducir peligrosamente a un perímetro cerrado".

Y eso no es espacio público. Tradicionalmente, las plazas, los paseos, debían estar preparados para ciudadanos con necesidades diversas: ancianos que precisan una barandilla para una escalera y jóvenes que se sientan en los peldaños, niños que pueden caerse por un terraplén y adolescentes que utilizan ese terraplén de rampa para darle impulso a su monopatín.

Ahora, además de la variedad social de edades y usos, en las plazas de las ciudades conviven ciudadanos de diversas culturas y costumbres. La Barking Town Square, de Londres, ideada por el estudio MUF Architecture / Art, no encierra ni camufla esa diferencia de usos. Por eso ha ganado el premio este año. Este quinto galardón expresa la diferencia: "La pluralidad e incluso el conflicto como rasgos básicos de la ciudad", apunta el jurado. Por eso es una solución innovadora para las periferias europeas. En la Barking Town Square convive el recreo de unos con el descanso de otros, las reuniones en las gradas con la comida de los trabajadores. Hay espacio para refugiarse del sol y la lluvia y zonas en las que sentarse solo. Por encima de la visión de un conjunto, prima la diferencia. Una plaza hoy es más una suma de diferencias que un espacio unitario.

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