La democratización definitiva del cine
Proliferan las películas de bajo coste rodadas con cámaras de fotos
Aviso a escépticos. Que la cámara de fotos Canon-EOS 5D Mark II sea el futuro del cine no es publicidad encubierta. Es el último eslabón en la democratización fílmica o, lo que es lo mismo, la posibilidad en forma de cacharro high-tech para que cualquier amante del cine realice un largometraje con calidad profesional reduciendo costes y facilitando su producción. Mientras la publicidad y la televisión ya han utilizado las ventajas de esta cámara, un capítulo de la serie House fue grabado con ella, el pasado Festival de Cannes acogió la première mundial de dos filmes rodados íntegramente con este aparato: La casa muda, del uruguayo Gustavo Hernández, y Rubber, del francés Quentin Dupieux. Ambas se proyectarán en el próximo Festival de Sitges.
Un neumático cobra vida en el desierto californiano, se enamora de una joven y con sus poderes mentales matará a quien se ponga delante con tal de conquistar su amor. Argumento con el que Quentin Dupieux, anteriormente conocido por su faceta de DJ como Mr. Oizo, se ha paseado por los Festivales de Cannes o Locarno. Y lo ha hecho con un planteamiento en lo narrativo muy a lo Pirandello vía la MTV y que en lo formal destaca, entre otras cosas, por haber sido rodada en 14 días, sin director de fotografía, sin jefe operador y con... una cámara de fotos. "Con una cámara como esta haces lo que quieres. Las otras son tan caras que no las puedes tocar. Parece que sea algo sagrado", dice Dupieux. La cámara con la que rodó Rubber le costó 2.000 euros más el precio de los objetivos para hacer una película "casi solo".
Para neófitos en el tema de la producción, el alquiler de una cámara digital de última generación cuesta unos 2.800 euros por semana. Una máquina delicada, complicada y "sagrada" que requiere de un equipo especial para su manejo y utilización. Reducir el coste de la cámara supone reducir sustancialmente el coste de la producción y facilitar la manejabilidad de la cámara flexibiliza el plan de rodaje. La Canon aplica el mismo sistema utilizado en las cámaras de fotos réflex para la imagen, pero en formato vídeo. Dependiendo del modo, realiza 25 ó 50 fotogramas por segundo en Full HD y con el valor añadido de poder utilizar en formato vídeo todos los objetivos de la cámara fotográfica. En suma, el rodaje con este aparato da más libertad en las tomas, reduce el coste y, todo ello, con una calidad de imagen semejante a la de los profesionales de Hollywood.
"Teníamos un presupuesto de 6.000 dólares para cuatro días de rodaje. Así que necesitábamos una cámara con la que pudiéramos movernos tranquilamente, que nos permitiera trabajar con muy poca luz, necesitábamos que fuera sensible...". Así habla Gustavo Hernández, director de La casa muda, una ópera prima en forma de terrorífico plano secuencia por una casa abandonada basándose en escabrosos hechos reales. Acto seguido colgó el tráiler en YouTube y meses más tarde le llamaron del Festival de Cannes interesados por la película. En la actualidad ya tiene fechas de estreno en medio mundo. "Con una Red One [la cámara de cine digital más utilizada en la actualidad] nunca habríamos podido llegar a movernos tan libremente. Con esta cámara de fotos íbamos a lugares con los que jamás habríamos llegado con la cámara al uso".
Entonces, después del cine con teléfonos móviles y del cine con cámaras digitales, ¿qué se puede esperar del cine con cámara de fotos? Juan Santa Cruz, fotógrafo profesional y profesor en la EFTI donde a partir de octubre de este año impartirá un curso sobre realización de vídeo con cámara de fotos, desmiente el hype: "Si esto hubiera pasado hace diez años, sí que habría sido pasajero. Pero, hoy todo es híbrido y el hecho de tener una cámara así permitirá a muchos outsiders meterse en la industria de lo audiovisual de una manera multidisciplinar." Una cámara cuyo modo vídeo está siendo clonado por la competencia lo que abaratará en un futuro el coste de estas máquinas aunque no solucione sus dos principales problemas: el sonido y la estabilidad. Mientras, a buen seguro, pondrá en el tablero de la distribución internacional nuevos actores que, como en su día la Nouvelle Vague con las cámaras ligeras de 8mm y 16mm, producen y ruedan cine de otra forma.
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