Suzy Menkes somos todos
Manolo Blahnik y el Metropolitan de Nueva York se alían para contar la historia del vestir a través de los ojos de los 'bloggers'
El lunes 17, a las 12.30, Tracy Lomratz escribió: "La moda más elitista enfrentada a la democracia del blog. Las prendas más exclusivas y excluyentes sujetas a la íntima conexión que se crea con cada persona". Veinte minutos antes, Tatiana Briones dijo: "Sí, la pasión está en todas partes, pero hoy he podido tocarla en forma de zapato".
Sobre una pantalla gigante, las opiniones vertidas en el blog de la exposición Blog.mode: addressing fashion (inaugurada el lunes en el Metropolitan Museum de Nueva York y patrocinada por el diseñador de zapatos español Manolo Blahnik) alcanzan una proporción pública: el diálogo entre piezas únicas de la historia de la moda y las ideas que pueden surgir en el primer cuaderno de bitácora abierto por la institución neoyorquina.
Un traje Rei Kawakubo para Comme des Garçons, un vestido de noche de Olivier Theyskens para Nina Ricci, unos botines blancos que Manolo Blahnik realizó con el artista británico Damien Hirst, un conjunto que el mallorquín Miguel Adrover creó con la tela del colchón del escritor Quentin Crisp o uno de los trajes de alta costura de John Galliano para Dior... "Son todas piezas de referencia, del siglo XVIII a nuestros días. Está el vestido-corsé de Gaultier, que marcó una época, a modelos geniales de McQueen y de Galliano. La moda rica no es sólo para ricos, aquí está para todos", señala Blahnik.
"Durante años he dado la espalda a Internet pero me interesó la iniciativa del MET, la primera que hace el museo de este tipo con la historia de la moda y sus actuales referencias en la calle".
La selección, realizada por los comisarios Harold Koda y Andrew Bolton, pretende provocar opiniones encontradas, animar a que los visitantes reflexionen sobre cada objeto, o sobre la evolución de la moda, para finalmente convertir las entradas en el blog en análisis formales.
Así, según explican sus comisarios, Blog.mode: addressing fashion pretende crear un discurso crítico a través de lecturas subjetivas. El 18 de diciembre, a las 15.05, Kerry Gibbons dijo sobre el vestido de noche de Olivier Theyskens: "Sinceramente no soy un fan. Me molesta su frivolidad, su exceso no me parece estético. Demasiado grande".
Gloria Guinness, 15 minutos más tarde, daba la opinión contraria: "Extraordinario, digno de Dior para Thelma Chrysler Foy..., gracias a los tejidos lo antiguo se vuelve moderno".
"El poder de la moda está en su absoluta integración a nuestras vidas", dicen Harold Koda y Andrew Bolton, "la moda habla de sueños, deseos, memorias y experiencias. Como dijo Virgina Woolf en Orlando: 'aunque parezcan bagatelas insustanciales, los vestidos [...] modifican nuestra manera de ver el mundo y la manera en la que el mundo nos ve a nosotros". Animar a lecturas subjetivas, poder jugar a ser una voz poderosa como la de la gran pope de la moda Suzy Menkes y recordar (como hacen Koda y Bolton) la frase de Oscar Wilde: "La crítica, siendo la forma más pura de impresión personal, puede ser a su manera más creativa que la propia creación".
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