El robot enamorado
WALL·E, el nuevo personaje de Pixar, es una máquina recogedora de basura que alguien olvidó desconectar
Woody y Buzz Lightyear, Nemo, Boo, la familia Increíble en su totalidad, la rata Remy y su deseo de ser cocinero. Cualquiera de estos personajes es ya parte de la cultura popular, comparables a Bambi, Pinocho, Dumbo o Blancanieves. El nuevo personaje de Pixar (esa troica presidida por John Lasseter, el llamado "nuevo Walt Disney"; Ed Catmull, cofundador, y Steve Jobs, cerebro de Apple) se llama WALL·E, el robot enamorado que fue concebido durante un partido de béisbol de los Red Sox de Boston.
Andrew Stanton, director y guionista del filme que ayer se estrenó en España, se fue a ver uno de los partidos, pero su atención estaba en otra parte. "Fue en 2003. Alguien me pasó unos binoculares y les di la vuelta y me entretuve moviéndolos y viendo cómo podía ver una cara jovial, enfadada o triste. Ni que decir tiene que me perdí el resto del juego". Ése fue el primer paso hacia el futuro de WALL·E, ese robot que recoge basura y que alguien se olvidó de desconectar hace 700 años. Ahora sigue cumpliendo su función, solo, en un mundo deshabitado e inhóspito, soñando con ese algo mejor que seguro que tiene que haber "ahí afuera". "Lo que tuve claro desde el principio es que WALL·E es la historia del robot más solitario del mundo que se enamora. Una historia simple sobre cómo se gana el corazón de una chica. Todos hemos tenido novias y hemos vivido experiencias similares", dice Stanton.
Ambos tortolitos intercambian poco más que unos sonidos electrónicos, nada de palabras de amor. Y lo de demostrarse físicamente sus muestras de afecto también es harto complicado. "Por eso hubiera sido una locura no recurrir a los clásicos, y a lo largo de un año nos vimos una y otra vez las películas de Charles Chaplin y las de Buster Keaton. Y lo que descubrimos es que no ganaríamos nada con el sonido, más bien perderíamos la capacidad de maravillar, de encandilar a la audiencia con lo que ve en la pantalla. Nunca tuvimos ninguna duda de que podríamos expresarnos de la mejor forma sin la necesidad de utilizar un diálogo convencional", afirma apoyándose de todos modos en el mejor experto de sonido de la industria, Ben Burtt, el hombre que hizo hablar a R2D2, creó el sonido de las pistolas y sables láser y le dio esa peculiar voz que tiene a Darth Vader. Stanton tampoco dudó en silenciar a la "voz" por excelencia del espectáculo, la de Barbra Streisand, seleccionando fragmentos de su película Hello Dolly! en los que no aparece. "Me atraía la idea de contraponer música de la vieja escuela en el espacio", afirma en referencia a las melodías de Jerry Herman. Si en Pixar han sabido convertir sus juegos en triunfos también lo han hecho conociendo a la perfección las reglas del juego. Como subraya la nueva biografía de estos estudios, The Pixar touch: the making of a company, han sabido utilizar cada uno de sus filmes para llevar la tecnología al servicio de una historia con corazón.
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