¿Para qué sirven 100 megas?
Las compañías españolas comienzan ahora la carrera del Internet ultrarrápido
La calidad del acceso a Internet es un parámetro geográfico. En España se considera banda ancha las conexiones a la Red con velocidades a partir de 1 megabit por segundo (Mbps). Pleno pleistoceno para los abonados de la Hong Kong Broadband Network, que disfrutan desde hace tres años de una oferta de conexión de un giga por poco más de 100 euros.
Una película se carga en minutos, y una canción, en segundos
En cualquier caso, la creciente demanda de servicios a través de la Red ha propiciado que las compañías telefónicas se preparen para la carrera del Internet ultrarrápido. En cabeza están países como Japón, Singapur, Corea, Francia, Suecia, Finlandia, Italia, Dinamarca y Holanda, todos ellos con ofertas comerciales de 100 Mbps. España está en el pelotón de cola, ya que el 94% de los 8,5 millones de internautas navega con velocidades menores a 10 Mbps.
La causa de este retraso es que la mayor parte de los accesos usan la línea convencional del par de hilos de cobre, que heredó Telefónica y que adaptó para la conexión a Internet gracias a la tecnología ADSL (línea de abonado digital asimétrica). Pero el ADSL y su evolución, el VDSL2, permiten, como mucho, velocidades de 50 megas. Para conexiones mejores es necesaria fibra óptica o FTTH (fibra hasta el hogar), comúnmente conocido como cable.
Pero, ¿para qué sirven 100 megas? Desde luego, si usted sólo usa el correo electrónico, consulta las webs de los periódicos o el saldo de su cuenta corriente, un mega es más que suficiente. Si es habitual de los servicios de la llamada web 2.0 (MySpace, Facebook, Flickr, etcétera), será conveniente subir al menos a tres megas, al igual que para consultar webs con alto contenido multimedia.
Las descargas de vídeos y la televisión por Internet (IPTV) con un mínimo de calidad precisan de seis megas, aunque para las videoconferencias sin sensación de cámara lenta ni retardos se aconsejan 10 Mbps, una velocidad óptima también para comenzar a subir fotos y vídeos a la Red. La televisión de alta definición precisa de 25 megas.
Con 100 megas se puede hacer todo lo anterior en mucho menos tiempo. Por ejemplo, los aficionados al porno tardarán menos de un segundo en visualizar todas las fotos de una página. Si se quiere descargar un vídeo de YouTube, nos ahorramos hasta medio minuto de tortura mientras se carga. En menos de un segundo estaremos viendo las imágenes.
En cuanto al intercambio de archivos mediante los programas p2p (eMule, bitTorrent, Ares, etcétera), que significan el 75% del tráfico actual por la Red, teóricamente se puede descargar una película con un peso de entre 700 megabytes y un giga en menos de dos minutos y una canción mp3 en un segundo. Ahora bien, en la práctica, las descargas no sólo dependen del acceso sino de otros factores, como el número de fuente o la disponibilidad de las partes en que se divide el archivo.
Con 100 megas se puede, además, ver varios canales de televisión a la vez, videoconferencia con sensación de 3D y HD con calidad máxima.
Hasta ahora, la máxima velocidad comercial para clientes residenciales en España son los 25 megas que da Ono. Jazztel, Ya.com, Orange y Tele2 tienen ofertas de hasta 20 megas, y Telefónica dispone de una de 10 megas. Adamo ofrece 100 megas en algunos pueblos asturianos por 29 euros al mes, gracias a un proyecto de la UE. Pero que nadie espere esos precios en su ciudad. Los 100 megas rondarán los 100 euros.
Ono quiere romper la dinámica y ha iniciado una prueba piloto en Valladolid de conexión a 100 Mbps que ofrecerá comercialmente en el último trimestre del año a sus abonados de Madrid, Valencia y Barcelona. En cuanto a Telefónica, los 30 megas están en piloto y de los 100 ni hablar hasta 2009. Los 3,7 millones de abonados que navegan a tres Mbps deberán conformarse con ver duplicada su velocidad gratis este verano. El retraso en los hogares se compensa en los laboratorios. La Universidad Politécnica de Valencia logró un récord mundial al alcanzar 1.000 gigabits por segundo por kilómetro de fibra. Marca que será superada cuando nazca The Grid, la red en la que trabajan los científicos del CERN, que multiplicará por 10.000 las actuales velocidades.
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