'Lagriming'
Más lágrimas. Parece que fueran la moneda de cambio de los niveles de audiencia. O así lo creen algunos productores. Es cuestión de marketing. O lagriming. Una ecuación que transforma los goteos de emoción en metálicos dividendos. El nuevo programa de Antena 3, Tres deseos, buscó en la ciudad de Barbate los ingredientes que suelen generar los mejores resultados: una tragedia, una reunión familiar, un gesto solidario, la ilusión de un niño / a.
El naufragio del Nuevo Pepita Aurora en septiembre de 2007, donde murieron ocho marineros, volvió a alzar su sombra. Jaime Cantizano se convirtió en el genio de la lámpara maravillosa. Junto a él, Eva González y Aitor Trigos, como genios segundones. No había lámpara, sino una carpa donde hizo cola parte de la población a ver si los convencían de merecer dicha gracia. Las afortunadas fueron una de las familias de los pescadores desaparecidos; las organizadoras de una caravana de alimentos para los saharauis; una madre boliviana que ansiaba reencontrarse con su hijo; una niña que quería actuar con Sara Baras y una joven recuperada de una hemiplejia que quería agradecer a sus compañeros de la banda municipal.
No conviene abusar del cinismo pensando que todo es manipulación y materialismo. Al fin y al cabo se ha ayudado a algunas personas a superar estrecheces (a la familia se le consiguió una vivienda, aunque no quedó muy claro en qué condiciones y por qué el presentador le pedía al constructor que se la dejara a cero euros. ¿Cómo se lanzan a cumplir esos Tres deseos sin un presupuesto? ¿O se llevaba algo el constructor?) y a conseguir lo irrealizable. Lo que cabe es pensar por qué funcionan ese tipo de programas. Quizá porque las penas de los otros nos conforman con nuestra suerte. Y también lo opuesto, porque las alegrías ajenas nos contagian, siempre que no nos cuesten. Lo que no es aceptable es que se hurgue en la herida para pretender que la cura es más efectiva. Eso sí parece puro lagriming.
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