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Habrán oído hablar de una cumbre económica que debe celebrarse en Washington, dentro de un par de semanas. La llaman así, "cumbre económica". Dicen que en ella se refundará el capitalismo. Y la comparan con los acuerdos de Bretton Woods, que en 1944 establecieron el marco para el desarrollo económico de la posguerra. Veamos: Bretton Woods no fue una verdadera conferencia internacional (Alemania y Japón excusaron su asistencia, ocupados como estaban en perder la guerra contra los anfitriones; a la URSS le daba igual lo del capitalismo; en los países europeos aún se combatía; el grueso de las delegaciones procedía de Latinoamérica), sino un arreglo entre Washington y Londres, representados por dos grandes economistas como White y Keynes, en el que se impuso, por supuesto, Washington.
¿En qué consiste la anunciada cumbre de Washington? Sigamos viendo: la convoca un presidente saliente y no especialmente prestigioso, George Bush; no hay propuestas previas ni plan de trabajo; no puede haber acuerdos porque no existe mecanismo para llegar a ellos; ninguno de los dos posibles nuevos presidentes, Obama y McCain, se ha comprometido a avalarla. El único resultado predecible es una foto de grupo. Quizá se convoque otra reunión para el futuro, con otra foto, o la apertura de un proceso, o la creación de un comité. En total, nada.
Nada, decíamos. La nada ejerce un atractivo irresistible sobre ciertas personas. Mientras algunos de los gobernantes invitados a la foto, como los de Alemania, Turquía, India o Argentina, siguen con lo suyo, un gobernante no invitado, José Luis Rodríguez Zapatero, despliega una formidable campaña diplomática para conseguir que le inviten. ¿Tiene algo muy importante que decir? ¿Tiene un plan secreto? ¿Conoce el truco para refundar el capitalismo? No lo sabemos. De momento, no lo ha dicho. Lo único que sabemos es que habrá una foto y poca sustancia. O sea, unas sonrisas y unos saludos. España permanece ansiosa. El jefe de la oposición se compromete a hacer lo que esté en su mano para que Zapatero salga en la foto. La ciudadanía comprende la gravedad del envite. No se habla de otra cosa. Qué emoción, señores. Esto son noticias, y no lo del paro.
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