Canciones para después de una guerra
Le llevó muchos años a Patino dar fin a Canciones para después de una guerra. Realizada durante el franquismo, no obtuvo obviamente muchas facilidades en España para obtener los materiales documentales adecuados. El filme les olía mal a los censores desde que se inició, y no iban descaminados, porque se trata de un demoledor documento, tal vez porque no es solo un documento, sino este más otras cosas fundidas con él. Por ejemplo, la ironía cáustica de un humor que reduce al ridículo la dictadura.El tratamiento en clave burlesca de la historia de la posguerra, vista a través de su iconografla más banal, sus canciones más triviales y algunos de sus amargos documentos filmados, es de una fuerza subversiva irresistible, con un entrelincado de acidez eléctrica, que aun conserva su capacidad liberadora para quienes vivieron aquellos años.
Nada tiene Canciones de documento objetivo. Todo lo contrario, es agresivamente subjetivo, y está bien que así sea. Realizado desde la España franquista y para la España franquista, se atiene a las reglas del juego y las burla desde dentro, desde su aceptación aparente. En este sentido, el filme es un modelo de cine libre en un país maniatado.
El ácido se mezcla sutibnente con la nostalgia y la ternura en Canciones. No podía ser de otra manera, dado su planteamiento, en el que Patino hizo un ejercicio de virtuoso en el arte del montaje cinematográfico, otorgando al relato ritmos, aceleraciones y reposos brillantísimos de concepción y ejecución, con sentido de la lectura más allá de las evidencias, en los entrelineados de las imágenes.
En Canciones, Patino hizo maravillas con la complicidad. Imágenes que, para un sueco o un andorrano serían insignfflcantes, para el español a que iban dirigidas estaban pletóricas de signos inesperados. De alguna manera, Canciones es una de la aportaciones más enérgicas del cine al humor resistencial, ese arte de la supervivencia psíquica que alcanza su pleno desarrollo bajo los cercos de la opresión.
Algunos izquierdistas teológicos y campanudos consideraron a Canciones un filme criptofranquista, así como suena. Es otra de sus virtudes, y no desdeñable, a tenor del destino del campanudismo dogmático en estas épocas, donde el ácido escéptico está haciendo estragos entre los sacristanes de cualquier especie. De ahí que el filme se mantenga vivo.
Algunas de sus imágenes son imperecederas; su humor, un canto a la libertad de espíritu bajo la tiranía; y su rara mezcla de subjetividad sobre imágenes objetivas, un hito en la historia del documentalismo.
Canciones para despues de una guerra se emite hoy a las 19.30 por la segunda cadena.
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