Un intelectual al servicio de la economía española
Luis Ángel Rojo es uno de esos intelectuales que dejan impronta en la historia de su país. Algo poco frecuente, y aún más excepcional cuando se trata de un economista y el país es España. Son muy pocos los nombres que desde el compromiso con el rigor de las ideas económicas han sabido traducirlas en la modernización de la economía y la superación de su retraso. Luis Ángel Rojo lo hizo como profesor y maestro de economistas, como servidor público y como gobernador del Banco de España. Dejó su impronta en los hitos fundamentales de la transformación de la economía española en el último medio siglo: el plan de estabilización, la liberalización de la economía y su apertura al exterior, el establecimiento de una política monetaria activa al servicio de la estabilidad, la modernización del sistema financiero y la integración en la Unión Económica y Monetaria.
Como maestro de economistas ejerció una labor de persuasión social sobre la importancia de las restricciones que impone la escasez de recursos. Como dijo en su discurso de aceptación del Premio de Economía Juan Carlos I, la tarea de los economistas es convencer a los agentes sociales y a los gobernantes de que los reyes magos no existen. Ángel Rojo realizó con paciencia y humor esta persuasión frente a una sociedad cargada de inercias y resistencias, que tendía a adscribir las admoniciones sobre la necesidad de cambiar como un signo de pesimismo y no como la consecuencia lógica de un meditado realismo, sustentado en la confianza de que lo que se había demostrado que valía en los países más adelantados también habría de ser fructífero para los españoles.
Compromiso social
Tuvo la satisfacción de ver cómo el número de sus seguidores aumentaba en progresión geométrica y cómo las ideas que defendía se traducían en realidad palpable en el avance de la economía española y en el aumento del bienestar de los españoles. Es difícil encontrar a un profesor de economía con tantas personas que se reclamen alumnos o discípulos suyos. Su interés en la mejora de la política económica le llevó a comprometerse de forma directa en la reforma de los planes de estudios de Economía, a impulsar numerosos proyectos editoriales y a fomentar la ampliación de estudios en las mejores universidades extranjeras.
Para él, la economía era una ciencia aplicada que tenía que contribuir a solucionar los problemas sociales. Siempre entendió la macroeconomía como búsqueda de un sólido fundamento analítico para las decisiones de política económica. Ya en tiempos de Franco protagonizó una asamblea multitudinaria de estudiantes para explicar y criticar una operación de devaluación de la peseta que estaba llamada al fracaso: un hito del movimiento estudiantil de la época.
Nunca quiso asumir compromisos políticos que pudieran hipotecar la independencia de su juicio analítico. Inspiró importantes planes económicos y fue interlocutor privilegiado de todos los jefes de Gobierno de la democracia. Su mayor compromiso lo asumió en el Banco de España, donde impulsó el papel del Servicio de Estudios, reorientó el papel de la política monetaria, influyó decisivamente en la política presupuestaria y de reformas estructurales y modernizó el enfoque regulatorio y supervisor. Ideas que pudo desarrollar plenamente desde su posición de subgobernador y gobernador del Banco. Y si se valora al gobernador de un banco emisor por su legado en el terreno de la estabilidad macroeconómica, es difícil presentar mejores credenciales.
Como responsable de la supervisión bancaria le tocó pilotar, en medio de graves presiones, uno de los episodios de crisis más sonados de la historia financiera reciente, que de no haberse resuelto favorablemente habría hipotecado de forma muy seria la credibilidad del sistema financiero español en un momento muy delicado. No obstante, es en el terreno de la estabilidad financiera donde la herencia de Ángel Rojo ha sido más internacionalmente reconocida como una innovación precursora de los cambios que los bancos centrales y los supervisores bancarios deberán introducir para evitar o al menos reducir al máximo las posibilidades de que se repitan las crisis sistémicas severas que condujeron a la reciente gran recesión. Con la definición y adopción de las provisiones anticíclicas se dotó al sistema financiero español de una línea de resistencia que fue determinante para capear los primeros embates de la crisis.
Espero que se respete que no quiera hacer en público ninguna mención a lo que yo y mi mujer sentimos en estos momentos por la pérdida de una persona a la que hemos apreciado tanto, habiendo tenido el privilegio de disfrutar de su amistad y la de Conchita, su mujer. A lo que estoy obligado hoy como gobernador del Banco de España es a reconocer lo mucho que el Banco le debe a Luis Ángel Rojo. El Banco de España es distinto y mejor gracias a su dedicación a la institución y su huella sigue presente en él. Hace 11 años dejó la institución pero aún se palpa su mejor herencia, ejemplo para todos: su pasión por la excelencia, su constante exigencia de un trabajo bien hecho
.Miguel Ángel Fernández Ordóñez es gobernador del Banco de España
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