Robert Morris, el criptógrafo antipiratas
Robert Morris (Boston, 1932) dedicó gran parte de su vida a mejorar la seguridad informática. En los años sesenta llegó a los laboratorios Bell de AT&T, una compañía de telecomunicaciones. Allí, cuando Internet empezaba a vislumbrarse a través de su antecesora, la plataforma de uso militar ARPANET, desarrolló un método de contraseñas que ayudaba a proteger la información convirtiéndola en códigos. Fallecido el 26 de junio, a los 78 años, en Lebanon (New Hampshire, EE UU), Morris no pudo evitar, sin embargo, que uno de sus hijos le saliera pirata informático.
Matemático graduado en Harvard y criptógrafo, ingresó en los años ochenta como jefe científico del Centro Nacional de Seguridad Informática de EE UU. Una de sus actuaciones más importantes en el organismo tuvo lugar en 1991, cuando participó en el lanzamiento de un ciberataque al Gobierno de Sadam Husein durante la primera guerra del Golfo. Los detalles del asalto cibernético continúan aún bajo secreto.
El criptógrafo fue también uno de los desarrolladores de Unix, el germen de los sistemas operativos que hoy en día se encuentran en los iPhones, iPads, -Linux o el Android de Google- así como en multitud de servidores de Internet.
En 1988, Morris cobró, muy a su pesar, fama nacional debido a que su hijo, Robert Tappan Morris, un estudiante licenciado en informática, creó un virus conocido como el gusano Morris que se expandió rápidamente por ARPANET afectando a 6.000 ordenadores de los 50.000 que conformaban la red por aquel entonces. Los ordenadores de puntos vitales de EE UU como la NASA, el Pentágono o la MILNET (red de defensa), fueron cayendo uno tras otro. El pánico cundió pero finalmente se creó un antídoto y todos los ordenadores volvieron en pocos días a la normalidad. En casa del herrero, cuchillo de palo: hijo de uno de los primeros antipiratas informáticos, el joven Morris fue condenado a una multa de 10.000 dólares. Bajo libertad condicional, volvió como el hijo pródigo a casa de sus progenitores en Arnold (Maryland). Allí su padre debió de encauzarle, porque Tappan Morris es actualmente profesor en el Instituto Tecnológico de Massachussets, en el departamento de Ingeniería Electrónica y Ciencias de la Computación.
Uno de las últimas investigaciones de Morris le llevó a desentrañar un mecanismo de codificación en alemán. Cuando estaba a punto de publicar los resultados de su trabajo, la Agencia Nacional de Seguridad le obligó a manternerlos en secreto porque, según ellos, hubiera podido poner en peligro el sistema criptográfico moderno, al revelar sus vulnerabilidades. Él, qué remedio, accedió.
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