Richard Blackwell, crítico de moda estadounidense
Inventó la lista anual de las famosas peor vestidas
Richard Blackwell, que se hizo un hueco en el mundo de la moda al inventarse la lista de las estrellas peor vestidas de Hollywood, falleció el domingo a los 86 años en Los Ángeles de una infección intestinal.
Mister Blackwell, como se le conocía en círculos mediáticos, inauguró en 1960 con su lista una corriente hasta entonces desconocida y hoy exageradamente ubicua consistente en poner verde a actrices, cantantes y miembros de la realeza europea por sus elecciones de vestuario. Blackwell, que había comenzado su carrera como actor para pasar después sin demasiado éxito al diseño de moda, consiguió por fin la atención a la que siempre aspiró presentando en 1960 la primera lista de las peor vestidas de Hollywood. La actriz italiana Anna Magnani encabezó la primera de las que durante 48 años fue una cita ineludible para todo el establishment del mundo del entretenimiento de Los Ángeles. Hasta finales de los noventa, Blackwell la presentaba oficialmente a bombo y platillo en su mansión californiana cada segunda semana de enero y, aunque durante los sesenta y setenta consiguió bastante impacto, su influencia fue languideciendo. Durante la última década, la lista se hacía pública a través de Internet.
De Magnani dijo: "Es una de las actrices más distinguidas de nuestra generación pero utiliza ropa de prostituta". De Elisabeth Taylor, a la que dinamitó en 1963, dijo que sus formas redondas le recordaban "al renacer de un zepelín". Entre sus víctimas se cuentan Sofía Loren, Marilyn Monroe, Brigitte Bardot e incluso Jackie Kennedy. Su inclusión en la lista en 1973 hizo sospechar a más de uno de que lo que buscaba era crear polémica, puesto que la que fuera primera dama estadounidense había sido -y sigue siendo- uno de los iconos de estilo más elogiados de su generación.
Aunque la lista le ayudó a vender más ropa, su objetivo nunca fue el hacerse famoso como diseñador sino convertirse "en el rey de la citación cáustica, en el árbitro del buen y el mal gusto, en la mejor mezcla de locura, marketing y atención mediática", escribió en 1995 en su autobiografía.
Entre sus descripciones memorables destaca la de Björk: "Baila en la oscuridad y también se viste ahí", o la de Barbra Streisand: "Parece la novia masculina de Frankestein". El crítico reconoció que no quería hacer daño a sus víctimas porque por lo general admiraba su trabajo. "Simplemente es una mirada satírica a las meteduras de pata de estilo del año. Yo me limito a decir en voz alta lo que otros susurran. Pero no quiero hacerles daño. Simplemente ataco la ropa que visten", dijo en 1998. Pese a convertir su cinismo verbal en una forma de hacer dinero y ganar popularidad, Blackwell también tuvo palabras positivas para mujeres como Audrey Hepburn o Nicole Kidman, a las que incluyó en su selección de las mejor vestidas, que publicaba de vez en cuando.
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