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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Bobby Hebb, autor de la imperecedera 'Sunny'

Su éxito se convirtió en una de las canciones más versionadas

Solo tuvo un éxito pero es más que suficiente para que los aficionados de la mejor música negra lloren su muerte. Bobby Hebb, fallecido a los 72 años el 3 de agosto, era el autor de Sunny, una de las canciones más versionadas de la historia, pieza imperecedera de soul, que tomó tantos y maravillosos ropajes como grandes cantantes y bandas quisieron vestirla a su estilo, desde la grandilocuencia de Frank Sinatra hasta la desmesura de James Brown.

Hijo de un matrimonio ciego que le enseñó a tocar la guitarra, la existencia artística que le tocó vivir a Hebb fue, como mínimo, singular. A pesar de que se hizo célebre cantando por la llegada de "días brillantes", estos llegaron tan rápido como se fueron, tras el fulgurante ascenso de Sunny. Nunca más alcanzó una conquista igual que la de 1966, cuando la canción cruzó como un rayo la frontera de las listas de R&B y llegó al número dos de Billboard. Era el tema del momento en Estados Unidos. Esa repercusión le llevó aquel año a girar con los Beatles, ya por entonces el mayor fenómeno musical de la historia. Después siguió componiendo, como A natural man para Lou Rawls, que recibió un Grammy en 1971, pero su llama se fue apagando.

Sunny estaba destinada a ser patrimonio popular, relegando a su autor a un segundo plano. La fina voz de Hebb cantaba frases simples pero evocadoras ("ayer mi vida estaba llena de lluvia... está soleado... me sonreíste y alivié mi pena"). Sin artificios, radiante de sinceridad y humanidad, guardaba la empatía de las mejores composiciones de soul. Como ellas, tenía el secreto de ensanchar el alma. Tal vez por eso el país la abrazó efusivamente.

Hebb compuso Sunny como una oración cuando se encontraba en plena tormenta vital, afligido por una doble tragedia. El 22 de noviembre de 1963, EE UU quedó conmocionado por el asesinato del presidente John F. Kennedy. En plena lucha de los derechos civiles, Hebb, un negro de Tennessee, sintió que la promesa de cambio en su agitado país fue acribillada vilmente. Dos días después, su hermano Hal fue asesinado a cuchilladas en la puerta de un local en Nashville, ciudad natal de ambos. Devastado pero con temple, el músico escribió Sunny, que más tarde grabaría en los estudios Bell Sound de Nueva York. Algunos vieron en ella una llamada a Dios, más cuando su autor decía que la cantaba para alejar a los malos espíritus.

Lo único cierto es que aquella plegaria había nacido para ser un clásico. Durante años, llegó a oídos de medio mundo en la voz de otros cantantes. Ella Fitzgerald y Frank Sinatra hicieron versiones algo más festivas. La voz de Dusty Springfield la bañó de urgencia. Marvin Gaye enlazó con el hermoso lamento latente del original mientras Stevie Wonder incluyó una emocionante armónica. Electric Flag la otorgó un ropaje más contundente con su poderoso blues eléctrico. Y James Brown la rescató en sus conciertos para revolucionar su ritmo, aunque fue el grupo Boney M el que añadió bases para hacerla un éxito en las pistas de baile.

En 2000, la organización de derechos de difusión y autor de EE UU (BMI) situó a Sunny en el puesto número 25 de las 100 canciones más divulgadas de la historia. Por entonces, Hebb llevaba años sin sacar un disco y vivía en su mansión de Salem (Massachusetts), aunque seguía cantando en un reducido circuito de locales.

Bobby Hebb, en una imagen de 1960.
Bobby Hebb, en una imagen de 1960.GETTY

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