Abie Nathan, pionero del pacifismo israelí
Estuvo un año en la cárcel por hablar con Yasir Arafat
Se pueden contar hoy día sin esfuerzo los miembros del escuálido movimiento pacifista israelí. Abraham Jacob Nathan fue, sin duda, pionero. A los 81 años, falleció el miércoles 27 de agosto en un hospital de Tel Aviv este hombre nacido en Irán, educado en la India, piloto de combate y fundador después de la emisora de radio La Voz de la Paz. Desde hace una década vivía en retiro completo, tras sufrir dos ataques cerebrales que le dejaron sin habla.
Era Abie Nathan una persona -un piloto de la Fuerza Aérea Israelí que no sabía conducir un coche- muy peculiar. En 1965 se presentó a las elecciones con un programa insólito: prometió volar a El Cairo para iniciar conversaciones de paz con el presidente Gamal Abdel Nasser.
El electorado le dio la espalda. Pero, al año siguiente, trató de llevar a cabo su iniciativa rompedora: voló en su avión privado en solitario a Egipto. No pudo entrevistarse con dirigentes egipcios, pero consiguió captar la atención de la opinión pública israelí. Volaría varias veces más al país árabe.
Era un soñador. Excéntrico, romántico y bohemio. Las fiestas en su bar de Tel Aviv -corría el hachís- fueron sonadas. Y era también un hombre muy individualista, poco dado al trabajo en equipo. Como le define el ex político izquierdista Yossi Sarid, "iba por delante de su tiempo y lo hacía todo por sí mismo".
En 1973 se embarcó en otro proyecto que perduraría dos décadas. Compró, con la ayuda financiera de John Lennon, un barco desde el que estableció una radio pirata: La Voz de la Paz. Fue muy popular, sobre todo entre los jóvenes, que podían escuchar música en inglés intercalada con mensajes pacifistas en árabe y hebreo.
Poco tiempo antes, el Gobierno israelí había prohibido a The Beatles actuar en Israel. A mediados de la década de los setenta se reunió con el líder palestino Yasir Arafat, lo que le costó un año de cárcel.
Eran tiempos en los que cualquier contacto con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) era severamente castigado.
En los años ochenta, tampoco dudó en viajar a Gaza, donde se reunía con Mahmud Zahar, hoy uno de los principales dirigentes de Hamás. Llevaba juguetes para los niños.
Meir Margalit, un activista que le conoció bien, explicaba ayer: "Cuando nadie sabíamos que existía Bangladesh, él ya había organizado un cargamento con ayuda después de unas inundaciones o un terremoto. No tenía una visión política, pero sí una visión global. Tal vez era ingenuo, pero un ingenuo lindo".
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