El verdadero trazado de los caminos a Santiago seguirá sin definir este año
La Unesco pidió la delimitación en 2007 y el bipartito la licitó por 2,5 millones
Desde la primera avalancha peregrina del año 93, la Xunta todavía no ha definido los verdaderos Caminos. El bipartito preveía finiquitar el proceso de delimitación y protección de las rutas a Santiago en 2008, después de que la Unesco advirtiese al Gobierno gallego de que era un paso necesario para conservar o conseguir (en el caso de las rutas que no lo tienen) el título de Patrimonio de la Humanidad. La Consellería de Cultura, entonces en manos de la nacionalista Ánxela Bugallo, presupuestó los trabajos de campo en 2,5 millones, y adjudicó a diversas empresas estas investigaciones, que podrían concluir con cambios significativos en siete de las ocho vías oficiales (la Ruta do Mar de Arousa e o Río Ulla no precisaba definición). Pero hace algo más de un año cambió el Gobierno gallego, ha llegado otro Xacobeo, y todavía no hay ningún camino definido.
Definir la senda es condición para conservar el título de Patrimonio mundial
En 1998, la Xunta estaba obligada por ley a tener ya un plan de protección
Desde la actual Consellería de Cultura apenas se facilitan datos. Sólo se informa de que la Dirección Xeral de Patrimonio está trabajando en la delimitación del Camiño Francés con la ambición de aprobar su delimitación definitiva antes de que acabe este año. Los otros tendrán que esperar todavía más, aunque la intención, según la Xunta, es que esté rematado el proceso "antes de que termine la legislatura". Un portavoz de Cultura también comenta que "hay ya un montón de información", que la propuesta de delimitación de la ruta francesa "quedará lista este verano" y que luego comenzará el tedioso trabajo de presentarla a los ayuntamientos interesados para que planteen sus alegaciones. Es imposible calcular el tiempo que se va a dilatar este trámite (el Camiño Francés atraviesa en Galicia 111 parroquias), por lo que Patrimonio no se compromete a concluir el proceso este año. Con los demás caminos, cuando estén delimitados, se repetirán los pasos. Entonces, entre todos ellos, las parroquias con derecho a reclamar serán 379.
Tres años después del primer Xacobeo masivo, aquél de 1993 en el que nació el ya difunto Pelegrín, el gobierno de Fraga aprobó la Lei de Protección dos Camiños de Santiago, que reconocía que la apresurada delimitación hecha en 1992 para montar el Año Santo venidero era provisional y resultaba imprescindible hacer otra más rigurosa. Pasados dos años de la aprobación de la ley, es decir, en el Xacobeo de 1998, la Xunta estaba obligada a tener redactado el llamado Plan Especial de Protección e Promoción do Camiño de Santiago, pero llegado el Año Santo 2010, la Administración aún no ha hecho sus deberes.
Hoy la ley del 96, incompleta y poco exigente, no es efectiva porque falta lo fundamental: hay que definir el trazado de las auténticas rutas xacobeas antes de determinar la franja de protección del paisaje a ambas veras del camino, y mientras no se haga esto será fácil conseguir licencia para abrir una cantera o arrasar el paisaje para construir un polígono industrial de un millón de metros cuadrados, como el de O Pino, junto al aeropuerto de Lavacolla.
Fue precisamente a raíz de esta obra emprendida por Fadesa con el beneplácito del alcalde popular de O Pino sobre una etapa final de la ruta francesa (la única declarada, por el momento, Patrimonio de la Humanidad) cuando la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago pidió amparo a la Unesco. En pocos días, Rosa Suárez-Inclán, presidenta en España del Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, dependiente de la Unesco), emitió un informe demoledor en el que se advertía al Gobierno gallego de la necesidad de delimitar y preservar los caminos para conservar el título de Patrimonio de la Humanidad, en el caso del Francés, y lograrlo en el de los demás itinerarios oficiales.
El Icomos también señalaba dos grados de protección que había que respetar: uno, muy estricto, referido al "entorno inmediato" del camino, y otro mucho más amplio llamado "zona de amortiguamiento" que se debe definir sobre un mapa tramo por tramo y que tiene que ver con la perspectiva, con todos los elementos sensoriales del paisaje que percibe el peregrino. El informe de la Unesco citaba incluso los sonidos, los olores y los presentimientos.
Ante tal toque de atención, el bipartito calificaba en 2007 de "urgente" la delimitación de los trazados, teniendo en cuenta ya entonces que los planeamientos municipales estaban pendientes de redacción o revisión. Antes de la aprobación de esos planes, era necesario establecer las márgenes de protección del paisaje, que según la Unesco no podía limitarse sólo al "entorno inmediato" de 30 metros a ambos lados que marcaba la ley de Fraga.
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