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Reportaje:

El coche fantástico gallego no arranca

El promotor de un prototipo, presentado en Ginebra, renuncia a subvenciones pero dice que es viable

Del Salón del Automóvil de Ginebra al garaje del chalet de unos amigos. Ese es el trayecto que ha realizado el primer prototipo de deportivo gallego desde que en 2006 fuera presentado a bombo y platillo como un coche único, vanguardia de diseño y lujo sobre el asfalto. Y eso que el Identity, así se llama el ingenio, recorrió en un tráiler esos 1.700 kilómetros que separan la ciudad suiza, meca europea de la automoción, de Carballo, donde está la sede la compañía que lo promueve. De ahí, a la cochera prestada, ubicada a cinco minutos de la capital de Bergantiños. El responsable de la empresa, José Ramón Fernández Franqueira, sigue en el empeño, con un replanteamiento del proyecto tras renunciar a millonarias subvenciones concedidas por parte de la Consellería de Innovación e Industria, el Igape y la Administración central, a través de incentivos regionales.

Hay 40 personas, por subcontrata, implicadas en el rediseño del auto

Desde aquella presentación en Ginebra, con un inusitado revuelo mediático, mucho ha cambiado la vida del Identity. Y si no fuera por su promotor, también habría perdido su identidad: "Desde entonces hemos decidido cambiarlo todo y enfocar nuestras inversiones hacia el I+D; el modelo sobre el que estamos trabajando ahora para nada hará recordar al anterior". Fernández Franqueira prefiere no dar cifras sobre su proyecto actual, del que asegura que en año y medio o dos años podrá iniciar su comercialización.

Nada queda tampoco de la planta industrial anunciada que iba a acompañar la producción del vehículo. Fue tal el éxito que obtuvo en el Salón de Ginebra, en aquel 2006 que todas las Administraciones activaron sus recursos para apoyar la iniciativa. El Igape aprobó una línea de subvenciones de algo más de un millón de euro; Innovación, casi 100.000 euros para I+D, y el Ministerio de Economía, otros 411.000 euros para una inversión comprometida de 1,3 millones. En aquel momento, el Identity sería realidad en dos años; sus 500 caballos de potencia ya deberían estar rugiendo por las carreteras gallegas.

Si ambicioso resultaba el proyecto, con la creación prevista de más de 60 puestos de trabajo en fábrica y hasta unos 200 indirectos, no lo eran menos las características del coupé: 4,45 metros de largo, motor V8, última tecnología electrónica y acabado artesanal al gusto del cliente. Todo a un precio final por unidad de 300.000 euros. Lujo asiático en plena Costa da Morte, vamos.

Pero el Identity no era sólo humo. Compañías como H2R Design Consulting proyectaron primero el concepto de vehículo y su diseño, desarrollado en realidad virtual, mientras que, posteriormente, la ingeniería Mazel-Group realizó el modelo de presentación. Ambas empresas, ubicadas en Barcelona, presumían en la cita de Ginebra de que habían hecho realidad lo que se denomina en el argot algo más que un concept car: habían creado un deportivo listo para fabricación y comercialización. El coche fantástico gallego prometía, a decir de las revistas especializadas internacionales.

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Algo se truncó en el proceso. A las líneas de financiación de Innovación, concedidas en 2006, los promotores de la sociedad limitada Identity Cars Engineering tuvieron que renunciar, mientras que las otorgadas por Economía, las más cuantiosas, no fueron finalmente activadas por incumplimiento de los requisitos por las que habían sido aprobadas. Las últimas en concederse, con cargo a incentivos regionales, datan de marzo del año pasado. Desde la Xunta se alude a la falta de capacidad de los promotores para explicar lo que el autor de la idea denomina "cambio de rumbo en las prioridades". "Nos dimos cuenta de que necesitábamos concentrar nuestros recursos en I+D, y fue cuando dejamos de lado la planta industrial", dice Franqueira.

Licenciado en Derecho, abogado en ejercicio y con experiencia en el mundo del automóvil, Fernández Franqueira se marca ahora nuevos plazos. En esta revisión del proyecto figura una producción limitada el primer año de unos 60, "a partir del segundo año serían 100 unidades, para estabilizarnos a partir del cuarto en 200 al año". "Cuando falten seis meses para que esté listo el coche decidiremos la puesta en marcha de la planta", asegura. En estos momentos hay unas 40 personas implicadas en el proyecto de rediseño integral. Todo externalizado y subcontratado. Mientras, en Carballo, el Identity sigue en el chalet de esos amigos. En punto muerto.

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