Se buscan 800.000 nombres de lugar
La Xunta calcula que en Galicia hay más de 1.200.000 topónimos, pero en 10 años de investigación no ha logrado recoger más que 400.000
En Lobios hay un lugar que se llama Onde o Lobo Matou o Boiciño, y en Riós una ladera a la que le dicen Onde se lle Matou a Vaca ó Xé. En la misma línea luctuosa, en Vigo otro accidente geográfico se denomina A Pedra onde Morreu o Home y con espíritu más escatológico, en Muíños están Os Penedos onde Cagan os Homes. En Burela están As Tetas da Vinculeira, y en las Illas Cíes, como elementos erótico costeros, A Primeira Mama y A Segunda Mama además de O Primeiro Collón y O Segundo Collón, pero estos sólo son cuatro de los más de 500 nombres de lugar que un investigador contratado por la Comisión de Toponimia de la Xunta ha logrado localizar, documentar y fijar en este archipiélago de Vigo. Una ría más arriba, en Ons, el mismo filólogo, Iván Sestai, ha cosechado hasta 700.
Hay 148 municipios donde no han comenzado la recogida de nombres
El sur de Pontevedra es la zona de Galicia con más densidad toponímica
Solamente en Cíes se han recogido 500 denominaciones, y en Ons, 700
Morancelle (Cee) quería llamarse Valdepeñas por el vino que allí triunfa
Al mismo tiempo que fijó el nombre oficial de las entidades de población gallegas, más de 30.000, tantas como existen en el resto del Estado, la Comisión de Toponimia emprendió la tarea de recoger todas las denominaciones de lugar, sean fuentes, cruces de caminos, leiras con nombre propio o accidentes geográficos como son los farallones y cons, los oteros y los regatos. Desde el año 2000, explica el secretario de este organismo dependiente de Presidencia, Xermán García Cancela, con el trabajo de campo ya han rescatado casi 400.000 denominaciones, la mayoría amenazadas el abandono del rural y el olvido, pero por la cantidad de nombres que hay en los ayuntamientos investigados, estiman que, al menos, quedan otros 800.000 microtopónimos sin registrar. "Creemos que vamos a conseguir más de 1.200.000 como nada", afirma García Cancela, aunque el proceso es lento y se seguirá alargando debido, sobre todo, a los escasos medios con los que cuenta.
El año pasado, la Comisión de Toponimia pudo contratar a 15 personas para trabajar en las cuatro provincias. Éste, con un presupuesto de 150.000 euros, ha logrado prolongar el empleo de tres personas en las oficinas y está pendiente de emplear a alguno más para un trabajo de campo de cinco meses. Por eso, para cubrir la falta de mano de obra, desde hace unos años busca la colaboración de los ayuntamientos (que en algunos casos también se prestan a contratar personal), de asociaciones culturales y vecinales, de centros educativos y hasta de comunidades de montes. Por ejemplo, en Navia de Suarna son los chicos del instituto, guiados por profesores, los que se dedican a recoger topónimos en sus aldeas, preguntando a sus padres y, sobre todo, a sus abuelos. Y en Redondela son los colectivos de vecinos los que lo hacen.
Según el secretario de la Comisión de Toponimia, ya se está trabajando en el 40% del territorio, pero todavía hay 148 municipios que no se han tocado frente a los 108 en los que el trabajo de campo ya está concluido. De momento, una de las conclusiones que han sacado los investigadores es la de que en el sur de la provincia de Pontevedra se da la densidad toponímica más alta de Galicia.
Oia, uno de los terminos municipales ya investigados (aunque los resultados aún no se han expuesto al público para que los vecinos presenten sus sugerencias), alberga 9.000 topónimos, pero en O Morrazo, dice Xermán García, la densidad todavía es mayor. La vendimia de nombres ha llegado a su fin en Cangas y Moaña, pero en Bueu, que se encuentra en una fase temprana de búsqueda, hay lugares de nombres tan descriptivos y exóticos como O Carallo do Burro y O Cu do Porco.
Aunque el marrano es un clásico en toda la geografía gallega, y según se puede comprobar en la web del Consello de Toponimia (toponimia.xunta.es), lo mismo hay otro Cu do Porco en Xove, que un Cemiterio de Porcos en Brión, un lugar llamado Rabo de Porco tanto en Catoira como en Pontevedra y otros que simplemente se llaman Os Porcos y O Porco en Ferrol, en Arteixo, en Aranga y en Santiago.
Por mucho menos, los vecinos de un lugar llamado Perros, en Brión, hartos de las mofas, lograron que su nombre fuese reemplazado oficialmente por el de Os Ánxeles. Algo que no consiguieron los de Morancelle, en Cee, que aspiraban a cambiar su hermoso nombre por el de Valdepeñas, ya que el lugar se hizo famoso por el vino de Ciudad Real que se servía en una antigua baiuca. Sin embargo, otros topónimos del siglo XX sí han logrado imponerse, como el de la compostelana Corredoira da Campsa y Os Prados do Tropicana, un lugar en Riós célebre por una barra americana con este nombre.
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