Un aeródromo con "pecado original"

"Fue todo un acontecimiento, una gran alegría que hubiese un aeropuerto en A Coruña". El sacerdote Manuel Domínguez recuerda con nitidez la inauguración, el 25 de mayo de 1963. Era uno de los miembros de la curia eclesiástica que acompañaban al arzobispo Quiroga Palacios en la bendición del primer avión comercial que, procedente de Madrid, aterrizó aquella mañana en la meseta de Alvedro. Seis cazas y un cuatrimotor de la Fuerzas Armadas integraban la comitiva de recibimiento.

Domínguez, entonces párroco de Monfero, había acudido con "todas las fuerzas vivas" de esa localidad del norte de A Coruña y sin saber que, seis meses después, sería destinado a la pequeña iglesia de San Esteban de Culleredo, situada al final de un aeródromo que fue creciendo a la par que la población. En 1960, residían en este municipio vecino de A Coruña apenas 8.700 personas. Hoy son 27.700.

"Estábamos muy contentos pero este aeropuerto tiene un pecado de origen: el haber sido hecho en medio de las casas", denuncia el sacerdote. Domínguez corrobora que se hablaba inicialmente de situarlo en Laracha, otro municipio colindante, con mucho suelo disponible y nulo crecimiento demográfico (unos 12.000 habitantes desde hace varias décadas). Pero se quedó en nada. Y Alvedro fue creciendo, poco a poco, salvando todos los avatares, las fuertes dificultades orográficas y meteorológicas de la zona, e incluso uno de las páginas más negras de la aviación civil en España, el accidente de un avión que, procedente de Madrid, se estrelló, el 13 de agosto de 1973, en el cercano pueblo de Montrove, en Oleiros, al fallar las maniobras de aterrizaje por la intensa niebla de aquel día. Fallecieron todos los pasajeros y la tripulación, 86 personas. El aeropuerto permaneció cerrado.

Fue el empeño acérrimo de Francisco Vázquez, desde su llegada a la Alcaldía de A Coruña en 1983, el que hizo despegar Alvedro. No paró hasta conseguir del Gobierno de Felipe González, siendo ministro de Transportes el hoy alcalde de Vigo, Abel Caballero, la primera gran ampliación de las cabeceras sur y norte del aeródromo, llevadas a cabo entre 1986 y 1987. Tres años después, se reabre el tráfico aéreo en Alvedro, donde el número de pasajeros no ha dejado de crecer. De 452.367 hace una década, pasaron a ser 1,74 millones el pasado año.