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Reportaje:

Los acordes suenan en el mercado

El Ayuntamiento de Ferrol presta la plaza de la Magdalena como local de ensayo

Jorge y Manu se conocieron en la escuela de música A Vaca de Ferrol. El primero se agarró a la guitarra eléctrica y el segundo al bajo. No tardaron en improvisar melodías con aroma a hard rock. Reclutaron a Diego para la batería y a Manuel para la segunda guitarra rítmica y se bautizaron hace siete meses como Wolfram. Tienen 16 y 17 años, van al instituto, se mueven en bus con los instrumentos a cuestas y se explayan en las redes sociales. Los viernes por la tarde, sin falta, se reúnen para agitar las baquetas y poner los amplificadores al límite durante un par de horas.

Ensayan en el mercado de A Magdalena, en pleno centro de Ferrol, donde pueden hacer ruido gratis y sin complejos. Los antiguos puestos que ocupaban un lateral del mercado municipal son ahora pequeños locales de ensayo para Wolfram y otras 19 bandas noveles. El pasado verano, el Ayuntamiento de Ferrol completó las obras para reciclar los puestos vacíos del mercado, que transformó en cuatro habitáculos de 25 metros cuadrados y una sala de control y grabación.

La oferta municipal se completa con un estudio de grabación
Los músicos son muy disciplinados. Ninguno falta a los ensayos

La iniciativa se puso en marcha para dar respuesta a la insistente demanda de muchos ferrolanos que buscaban un lugar apropiado para dar rienda suelta a su pasión musical sin problemas con la vecindad y sin el peaje de alquilar un garaje. El proyecto arrancó en 2008 y tardó dos años en materializarse para disgusto de los adolescentes que hacían cola a fin de lograr n un turno de ensayo en los nuevos locales, operativos los siete días de la semana, casi siempre por las tardes.

El techo de los cuatro cuartos se recubrió de corcho para absorber el ruido, pero las paredes y ventanas de aluminio carecen de aislante. Cada local está equipado con una batería "algo mediocre", un equipo de voces y dos amplificadores (bajo y guitarra). La sala de control y de grabación ocupa dos locales contiguos, aislados con tarimas de madera para mejorar la sonoridad. A este proyecto de discográfica municipal de Ferrol todavía le falta la mitad del equipamiento básico. "Hay micrófonos de gran calidad, pero falta una buena mesa de mezclas", se quejan los usuarios, que ya se encontraron con algún equipo roto.

"La idea es formar a los jóvenes y enseñarles cómo grabar y editar su propia maqueta", explica Nuria, profesora de música en A Escola da Vaca, un centro que se encarga de gestionar los locales. Sin embargo, si un grupo llegase a grabar una maqueta en el estudio ferrolano no podría lucrarse con la venta de ese disco, porque el recinto es propiedad municipal, apuntan. "Estos rockeiros ferrolanos son fieles y disciplinados. No faltan a un ensayo", dice Nuria, que les abrió el local "un 25 de diciembre y el 1 de enero".

Algunos de los músicos más veteranos se han rascado el bolsillo para llevar hasta el mercado de A Magdalena sus propios materiales, que guardan a buen recaudo en un almacén. También se ocuparon de comprar e instalar espuma en uno de las cuatro salas para mejorar su sonido. En general, los jóvenes músicos están muy agradecidos por la oportunidad de ensayar en pleno centro sin coste.

Inma y Vicky, de la banda juvenil de la OJE (Organización Juvenil Española), cuentan que en su grupo suenan cuatro gaitas y tres percusionistas. Para los siete, el local se les queda pequeño y no tiene ventanas. Los días cálidos no tienen más remedio que ensayar con la puerta abierta. Su compañero, Bernardo Anatol, señala las paredes y los suelos desnudos y pide que se amueblen con "el mínimo equipamiento básico". Su queja ha tenido eco y después de seis meses apilando los abrigos en el suelo, hoy se colocarán percheros, papeleras y sillas made in Ikea.

Por esta escuela musical han pasado muchos de los chicos que ahora ensayan con sus propias bandas. Abrió sus puertas en 1998 y tiene más de 200 alumnos de 3 a 76 años estudiando una veintena de instrumentos diferentes, desde los extravagantes oboe y fagot al saxo, el piano y la guitarra eléctrica, la que tiene más tirón. Se calcula que hay unas 500 bandas y agrupaciones corales en toda la comarca gracias a una "gran tradición musical", como apunta Nuria.

En los locales de ensayo de A Magdalena se escuchan ritmos pop, rock, folk, hip-hop, flamenco pero sobre todo, mucho heavy. El jaleo disgusta a los propietarios de una cafetería y un par de joyerías del mercado central, situados justo enfrente, que abren sus puertas los sábados por la mañana. "Por consideración, intentamos que los horarios de los ensayos no coincidan con el mercado, aunque legalmente podríamos programarlos", explica la empresa gestora. Con veinte bandas alternándose para ensayar, los turnos están apretados pero todavía hay algún hueco.

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