Vigo dependerá de la sanidad privada pese al nuevo hospital
Sanidade negocia que Povisa asuma Pediatría cuando se abra el futuro centro
"Hemos pasado de las maquetas a la realidad". Con esa pulla al bipartito y el acuerdo de adjudicación del "mayor hospital de Galicia" bajo el brazo, se presentó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en Vigo, "para celebrar la primera reunión del Gobierno gallego desde 1989 en la ciudad". La infraestructura, que pagarán los próximos cinco Gobiernos, no éste, en 20 años a razón de 57,6 millones de euros por ejercicio, deberá estar listo en 31 meses. Ahora "es el tiempo de las adjudicatarias", proclamó Feijóo, que añade el adjetivo público cada vez que cita el hospital vigués. Fuera, a las puertas del edificio administrativo de la Xunta, una docena de sindicalistas protestaban con sus pancartas exactamente por lo contrario, por lo que consideran "la privatización de la sanidad viguesa".
Los cinco próximos Ejecutivos pagarán la obra, 57,6 millones al año durante 20
Feijóo celebra que su Gobierno pase "de las maquetas a la realidad"
Farjas alega que se ahorran dos millones por ejercicio en costes no sanitarios
Tras detallar el número de camas (1.465) -160 menos que el centro que proyectó el bipartito-, quirófanos (35) y consultas internas (160), la conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, admitió que su rutilante proyecto no será suficiente para dar servicio a todo el área sanitaria de Vigo, 600.000 personas del sur de Galicia. Y que cuando se estrene -previsiblemente en 2013- seguirá tirando de convenios con las clínicas privadas. La nueva infraestructura hospitalaria convivirá con Povisa, que seguirá cobrando de la sanidad pública por atender a pacientes aun después de 2013. Farjas evitó explicar la fórmula del convenio que negocia con la clínica privada. Garantizó que seguirá prestando servicio pero ya no con un cupo de población asignado como ahora, sino en función de los ciudadanos que elijan ser atendidos en esta clínica hasta un máximo de 135.000. Qué pasará si los pacientes se resisten a elegir Povisa y optan en masa por el nuevo hospital es algo que ayer no quedó explicado. Lo más que dijo la conselleira es que el contrato tendrá fórmulas para que la Xunta pague en función de los pacientes asignados. También admitió que negocia con Povisa para que sea el centro de referencia en Vigo para Pediatría.
Tanto Farjas como Feijóo insistieron varias veces en que el hospital vigués, que se construirá bajo la fórmula de la colaboración público-privada, será 100% público. Al bajar a los detalles del contrato, la responsable de Sanidade explicó que 24,7 millones de euros cada año se destinarán a financiar servicios no sanitarios en varios centros de la ciudad que en la actualidad cuestan a las arcas públicas 27 millones. Frente a las críticas de la oposición que ha acusado al PP de duplicar el coste de construcción del edificio con su fórmula, el Gobierno alega que su contrato ahorrará 40 millones en las próximas dos décadas, "además de los ingresos que aportará vía impuestos". La unión temporal de empresas que se hizo con la adjudicación, integrada por Acciona, Puentes y Calzadas, Altair, Concessia y Ocas, también explotará comercialmente las instalaciones del centro.
"Es la obra más importante que un Gobierno gallego ha hecho nunca en Vigo", "una demanda de la ciudad durante décadas", "Vigo se construye con hechos y no con gestos", repitió el presidente una tras otra las consignas ante los periodistas y cierto público invitado a la rueda de prensa, entre el que se encontraba la candidata del PP y presidenta de la Autoridad Portuaria, Corina Porro.
Para levantar unas encuestas que le son adversas al PP en el mayor ayuntamiento de Galicia, el presidente citó entre los acuerdos adoptados por su Gobierno un aval de 5,3 millones de euros para el Campus do Mar de la Universidad viguesa. La principal autoridad de la ciudad, Abel Caballero, en las antípodas de agradecer esas atenciones, acudía a esa hora a un polígono de viviendas a denunciar el retraso de la Xunta en acometer la urbanización de la zona, donde colocó un cartel en el que acusa al Gobierno gallego de despreciar a Vigo.
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