Nueva imagen sobre el mar y la muerte
Tres fotógrafos participan en una iniciativa artística inspirada en la Costa da Morte - El proyecto, promovido por Manuel Sendón, se expone en Vigo
La idea llevaba rondando varios años al fotógrafo Manuel Sendón, vinculado biográficamente a la comarca en la, con frecuencia, ha situado diversas experiencias profesionales. Esta vez se trataba de convertir la Costa da Morte en un espacio de creación a través de nuevas miradas, de ojos ajenos que pudiesen interpretar, a su modo, un escenario potente a cuya belleza salvaje es asidua la tragedia. El pasado mes de agosto se exhibió, en el Faro de Cabo Fisterra, la exposición Proxecto Costa da Morte, que desde ayer se puede visitar en las salas del Museo do Mar de Galicia, en Vigo, y hasta el próximo 8 de mayo. Después, su itinerario la llevará a Santiago de Compostela y es más que probable que llegue a exponerse en instituciones culturales francesas.
En labores de comisario, y con el apoyo del Foro Costa da Morte, el Concello de Fisterra y el Museo do Mar, Sendón invitó al cangués Fran Herbello, a la argentina Gabriela Sacco y al guatemalteco Luis González Palma a descubrir, por sí mismos y sin ninguna exigencia narrativa o descriptiva, la comarca. Tres resultados estéticos diferentes y complementarios emergen como resultado.
Ara Solis, título que evoca las leyendas de la antigüedad que situaban el fin del mundo en Cabo Fisterra, es la denominación de la serie de cinco fotografías tomadas por González Palma, quien busca la implicación del espectador construyendo escenarios marítimos en dormitorios de vecinos de Fisterra y en una habitación de Buenos Aires. Sobre las camas, algunas hechas, otras revueltas como un oleaje espumoso, sitúa maquetas de barcos, cuatro embarcaciones tradicionales gallegas. La fotografía que abre el ciclo, ubicada en la capital argentina, reproduce un antiguo mercante del siglo XVII después empleado, ya en el XIX, para los primeros traslados masivos de gallegos a la ciudad. La complicidad con el visitante se estrecha, ya que el artista pone a disposición del público postales en las que cada quien puede escribir lo que le plazca. De hecho, dos postaleros se incorporan a la obra en Vigo con los textos recogidos durante la estancia primera de la exposición.
Fran Herbello escoge, por razones personales, un naufragio, para recordar a los 11 marineros desaparecidos tras el hundimiento del Bonito, frente a la costa de Fisterra, el 18 de enero de 1960. Para ellos construye las sepulturas que nunca han tenido, perdidos para siempre en el mar. Mediante un proceso laborioso y artesanal desarrollado por el artista, la sala del museo vigués aparece convertida en un panteón con las fotografías de los tripulantes impresas sobre telas negras, como las que envuelven el luto riguroso y solemne del rural. Al sol, filtrado a través de las planchas de madera que cubren el suelo de la estancia, es quien ha clareado las telas con las efigies de los desaparecidos.
Gabriela Sacco, por su parte, se vale de unos tablones de madera para proyectar un vídeo en el que el mar encierra una plenitud de significados y que poéticamente titula en gallego Calquera saída se pode converter nun encerro.
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