Árabe con acento de Arteixo
Los niños magrebíes del Ayuntamiento reciben clases de su lengua materna
El profesor se levanta y, con una caligrafía cuidada, escribe el abecedario en la pizarra. Comienza la clase. Los niños recitan las letras en voz alta. La musiquilla suena una y otra vez: "alif, ba, ta, tha ...".
"Primero hay que aprender las letras, es lo más importante de todo", afirma Fadil Cherkaoui, el profesor. Este hombre callado, de sonrisa permanente, es el encargado de enseñar lengua y cultura árabes a los niños de la comunidad magrebí de Arteixo (A Coruña). Las tardes de los martes y los jueves, unos cuarenta alumnos acuden a las lecciones, impartidas en el centro de juventud del ayuntamiento. Tienen entre 4 y 12 años, y aunque casi todos han nacido en España, la mayoría son de origen marroquí y algunos tienen raíces argelinas.
"Lo más importante es aprender las letras" afirma Fadil, el profesor
La población inmigrante del municipio representa un 6,7% del total
La clase transcurre tranquila, sin alteraciones. Los niños están concentrados, parece gustarles lo que están haciendo. Asmae tiene 11 años, y es la mayor de los diez niños que acuden hoy al centro. "A mí me gustan las clases, aunque a veces sean un poco aburridas", dice sonriendo. Yasmina y Karima son hermanas. Sus apellidos, Mahdaoui Mañana, reflejan la interculturalidad de su familia. En medio del alfabeto árabe, Karima le pega a su hermana. "¡Vas a mami!", exclama Yasmina con fuerte acento arteixano. La variedad lingüística reina en la clase, sobre todo cuando Sheima le pide algo prestado a una compañera con un sugerente "please...".
La iniciativa educativa, que se celebra por segundo año consecutivo, está promovida por la Comunidad de la Mezquita Abou Baker. Esta asociación agrupa a todos los miembros de la comunidad árabe de Arteixo, la más numerosa de Galicia. Halifa Lemsahri es el presidente, y habla con orgullo de sus paisanos. "Estamos totalmente integrados, no hay ningún conflicto con los vecinos", afirma. Los niños son los que mejor adaptados están, ya que "nacieron aquí, conocen la cultura y se llevan muy bien con los otros chavales", afirma Halifa. "Son de aquí", concluye.
Los primeros árabes comenzaron a llegar a este ayuntamiento en torno a 1985. Primero vinieron los hombres, que se dedicaban principalmente a la venta ambulante. Las mujeres y los niños se les unieron a partir del año 2000. Según datos del censo municipal, son 461 árabes los que viven en Arteixo, 432 marroquíes y 29 argelinos. Su punto de reunión principal es la Mezquita, inaugurada hace ocho años en un bajo del alto de Arteixo. El local está decorado con alfombras que cubren el suelo y telas de colores vistosos que visten las ventanas. El imán no es otro que Fadil, el mismo que se encarga de dar clase a los niños. Según él, allí se juntan unos 15 hombres cada día, excepto el viernes, día sagrado, en el que la Mezquita se llena con gente llegada de los ayuntamientos cercanos.
A pesar de ser la comunidad extranjera más numerosa de Arteixo, los árabes no son los únicos que buscan suerte en este municipio. En total hay 1.852 inmigrantes censados, de 43 nacionalidades diferentes. Un amplio abanico de culturas que representa el 6,7 % del total de la población local, de 27.713 habitantes. Según Halifa, el elevado número de inmigrantes se debe al efecto llamada. "Éste es un fenómeno que pasa en todos lados: llegan los primeros, y después vienen sus familiares y amigos", explica. Para los Servicios Sociales del Ayuntamiento existen más factores: la cercanía de la ciudad de A Coruña, las buenas comunicaciones y la existencia de un polígono industrial, que crea numerosos puestos de trabajo.
"Ésta es la cifra oficial de censados, pero hay más inmigrantes viviendo aquí", afirma Lourdes Loureiro, la concejala de Servicios Sociales. Según ella, "la convivencia es muy buena, hasta ahora no hemos tenido ningún problema". Dentro del área que dirige existe un programa específico para inmigrantes. Un equipo de seis mujeres que trabaja directamente con la población extranjera. Organizan diversas actividades, como clases de español y talleres de interculturalidad. El objetivo último de su trabajo es la buena convivencia entre todos los habitantes, independientemente de su nacionalidad.
En Arteixo nadie molesta a nadie. Aparentemente, la integración de los extranjeros es plena. Un esfuerzo de convivencia que resulta fundamental en un ayuntamiento en el que el censo de inmigrantes continúa creciendo año tras año.
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