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7.000 personas piden en Santiago el derecho a poder vivir en gallego

La Mesa pola Normalización arremete contra el "cinismo" de Galicia Bilingüe

Bajo el paraguas, a media mañana en la Alameda de Santiago el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, se esforzaba ayer en explicar a los medios que la manifestación en defensa del gallego era exactamente eso: una marcha por el idioma de "gente muy variada, y no una protesta contra nadie". El portavoz nacional del Bloque no encontró excusa para justificar, en ese contexto, la ausencia de sus compañeros socialistas de gobierno, mientras una pantalla pública, justo a su lado, mostraba imágenes del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, junto a los emigrantes en Buenos Aires.

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Unos metros más allá, el presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística, Carlos Callón exhibía, detrás de la pancarta, su tono más institucional después de una semana plagada de críticas a la Dirección Xeral de Política Lingüística por su "desidia" a la hora de defender el gallego. Ya sobre el estrado de la Praza da Quintana, Callón eludió concretar su mensaje y se refirió a los "poderes públicos que pretenden que la lengua sea una reliquia".

Si la protesta que ayer que reunió a miles de personas -25.000 según los convocantes y 7.000 en cálculos de la Policía Local- tenía algún destinatario concreto esa fue la plataforma Galicia Bilingüe, que desde hace meses y con el acompañamiento del Partido Popular, se presta a denunciar una supuesta persecución del castellano en el sistema educativo de la Xunta. Al "cinismo" del colectivo se refirió, sin citarlo expresamente, el propio Callón ante el aplauso de dos tercios de la plaza: "De qué bilingüismo hablan, copian y pegan el discurso de Cataluña sin ni siquiera adaptarlo, pretenden un darwinismo lingüístico, pero no nos van a amedrentar porque tenemos derecho a vivir en nuestro idioma". El representante de la Mesa recordó que algunas frases que se repiten durante el último año provienen en realidad del discurso franquista. "Que el castellano es tan gallego como el gallego, ya se escuchaba entonces, seguro que el lema os suena a todos", insistió, provocando otra ovación generalizada. Antes la organización había paseado sobre el atril cuatro ejemplos concretos, "no de las hemerotecas de la dictadura, sino actuales" de la persecución que instituciones públicas y privadas practican sobre "el idioma natural de Galicia". Ante el micro se colocó Ana López Suevos, la juez a la que la COPE pretendió recusar por dictar una sentencia condenatoria en gallego, Ignacio Vilar, director de la película Pradolongo, que las salas comerciales no exhibieron en versión original, y dos casos más que prueban lo lejos que está todavía la normalización lingüística en la comunidad. "Burra, no hables lenguas menores, le espetó un jefe del Carrefour a una empleada", según el relato del propio Carlos Callón, que se guardó para el final el discurso de un jefe de Recursos Humanos, que descartó contratar a un candidato, al oírlo hablar "porque se le podía escapar alguna palabra en gallego".

Contra todas esas "injusticias", clamaron ayer por las calles de Santiago, los representantes de más de 500 entidades, desde el BNG al Racing de Ferrol, o la Federación Galega de Halterofilia. Entre los más activos, los jóvenes militantes de Galiza Nova o los Comités Abertos de Facultade que reivindicaron "aulas en galego", para una universidad que sólo imparte "el 20% de las clases en este idioma y de la que un alumno puede salir sin conocer una sola palabra que no sea en castellano".

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"Os bos e xenerosos, a nosa grafía entenden", rezaba una pancarta de la Asociación Galega da Lingua. Un poco más adelante, en la frontera entre el Ensanche y la zona monumental que es la Praza de Galicia, en el tiro de cámara de los fotógrafos, una docena de maniquíes de la organización Ceivar, posaban mudos con caretas blancas y banderas españolas como mordazas colocadas en los labios.

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