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400 ediles del PP trabajan o tienen familiares en la Diputación ourensana

La mitad de los empleados del organismo están vinculados al partido de Baltar

A un minuto del comienzo de cada campaña electoral -las cero horas-, el presidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar Pumar, toca el trombón. Baltar sopla forte, con la cara congestionada, ante el resto de dirigentes y militantes de los otros partidos que, como el suyo, finalizan la simbólica pegada de carteles. Acompañado por una orquestina con bombo y el núcleo duro de sus afines -una facción del partido-, el barón del PP entona la canción del carrito de los helados con traca final de su cosecha: Y si no eres del PP, jódete, jódete. Así, desde hace dos décadas: las que ha estado al frente del PP provincial y las que lleva en la presidencia de la Diputación, a la que vuelve a aspirar.

Hay 33 porteros para tres puertas, y sigue convocando más plazas

El PP tiene 485 concejales repartidos en los distintos ayuntamientos de la provincia. La Diputación emplea en este momento a 400 concejales (75 son ediles o alcaldes en activo) o parientes directos de éstos: mujeres, hijos, padres, hermanos y sobrinos. Es por número de trabajadores la segunda empresa de la provincia, después de Coren, y prácticamente infranqueable para quien no sea baltarista. Ahora cuenta con 950 empleados: los 400 alcaldes, concejales o sus familiares directos y otra mitad -con excepción de un puñado y de los que accedieron a la institución antes que el presidente-, de militantes del partido. Como el representante de Comisiones Obreras en la institución, concejal a su vez del grupo de Gobierno del PP en Esgos, el feudo del barón ourensano. En su pueblo natal gobierna su cuñado y es teniente de alcalde su hijo, José Manuel Baltar, el parlamentario autonómico y sucesor del progenitor en la presidencia provincial del partido desde el año pasado.

Entre el mes anterior y el siguiente al congreso que eligió a su hijo, Baltar colocó a más de 200 eventuales, según una denuncia del PSOE a la Fiscalía -que va ampliando poco a poco- y del sector crítico del propio PP en la campaña del congreso. A esos 200 los contrató (por tres o seis meses) sin la firma de la Intervención provincial. Después fueron a votar al congreso del partido. Como una buena parte de los funcionarios de la Diputación. El hijo que le sucedió en el cargo barrió al candidato de Feijóo y Rajoy.

La práctica contratadora de Baltar que los de Feijóo denunciaron en la campaña congresual viendo lo que se les venía encima, se repite en las citas electorales. Ya en sus vísperas se disparan las oposiciones aprobadas por familiares o cargos del PP y las contrataciones masivas -también de afines al partido- por periodos pequeños de tiempo, que en muchos casos el presidente acaba renovando.

Entre 2007 y 2009, Baltar empleó en la Diputación, con contratos temporales, a 106 personas que integraron listas del PP en los 92 ayuntamientos de la provincia; a 79 concejales (algunos alcaldes o exalcaldes) y a unos 120 parientes de estos.

También encontraron empleo en la Diputación varios altos cargos del PP: presidentes locales, presidentes de Nuevas Generaciones o, la más reciente y mediante oposición, la exalcaldesa de Bande (el alcalde ahora es su marido) y diputada en Cortes, Ana Belén Vázquez Blanco.

El recuento de enchufados corresponde solo a la institución. Pero, con sus dependencias abarrotadas de personal con escasa tarea -especialmente bedeles y porteros: en el edificio cultural hay 33 para tres puertas, y sigue creando plazas-, el presidente reparte a algunos contratados por ayuntamientos gobernados por el PP en la provincia. En el de la capital comenzaron a trabajar, cuando gobernaba su partido, la hija y la nuera del juez Abel Carbajales.

Tras el trámite de las contrataciones eventuales, los vinculados al PP acaban aprobando oposiciones. Se convierten en funcionarios. Los que acceden a las jefaturas (todos vinculados al partido) forman el tribunal de las oposiciones que examina a las siguientes tandas, y sigue la rueda. Aunque ahora comienza a haber problemas: llegan las segundas generaciones y se dan casos, como el del jefe de los servicios jurídicos de la institución, que está en la lista (como suplente del secretario, que hace años delega en él) del tribunal que debe examinar a su propia hija.

Familias enteras -siempre vinculadas a alcaldes, concejales o candidatos- comparten además del vínculo sanguíneo, el del empleo en la Diputación. Y hay municipios históricos en los que los parientes de alcaldes y concejales que cada uno de ellos aportan a la institución pública suman e incluso superan la veintena: Esgos, Nogueira de Ramuín (donde Baltar fue maestro), Vilamarín y Cea.

Jornada laboral con familiares y vecinos amigos

No todos los alcaldes o cargos del PP corren la misma suerte cuando intentan emplear a los suyos. Hay que estar especialmente capacitado para la Diputación. Jaime Sousa, concejal de Cartelle, no solo consiguió él mismo un puesto de trabajo: también sus dos hermanos, una hija y una sobrina. Hay sagas familiares que se perpetúan. El anterior secretario de la institución se jubiló por edad, pero sus tres hijos y una de sus nueras tienen plaza en la Diputación. Uno de los administrativos de la secretaría del presidente, Gerardo Martínez, comparte jornada laboral con su cuñada y cuatro sobrinos. La hija, el yerno, una nuera y un nieto del exalcalde de Amoeiro (ahora gobierna el PSOE) también tienen ahí empleo. El alcalde de Cea y diputado provincial José Luis Valladares comparte la jornada laboral con sus tres hijos y una cuñada. La lista es interminable.

Valladares no solo se encuentra a su familia en el trabajo, también a media docena al menos de vecinos de su municipio, todos vinculados a él como candidatos -o sus hijos- de su lista. Pero muchos más empleados de su pueblo aporta el alcalde de Vilamarín, el senador Amador Vázquez. Además de su yerno, también consiguieron empleo en la Diputación 16 vecinos (concejales, candidatos de su lista y parientes de unos y otros).

Nogueira de Ramuín, pueblo de adopción de Baltar, aporta nueve empleados-candidatos del PP y Esgos, el feudo del presidente, donde gobierna su familia y donde él tiene su finca, se lleva la palma: 10 empleados vinculado a la candidatura y alguna familia completa. Es el caso de los Batista: cinco hermanos y los cónyuges de dos. Además, consiguieron empleo otros vecinos del municipio que se deshicieron de unas parcelas de su propiedad que acabaron integrando la finca de Baltar. En la Diputación están también cuatro hijos del exalcalde de Esgos.

Pero no todo va para los hijos de sus concejales. Las dos exnueras del presidente tienen puestos bien remunerados, una como gerente del Teatro Principal y la otra, en el Instituto de Desarrollo Económico (Inorde). Recientemente, un concuñado de su hijo, presidente provincial del PP, se hizo con una plaza de técnico en Recursos Humanos.

El PSOE acusa a José Luis Baltar de prevaricación, malversación, tráfico de influencias y coacciones en relación con las "contrataciones a dedo". Baltar quitó hierro a la denuncia. "Aquí las cosas se hacen como hay que hacerlas", dijo. "Si hay alguna irregularidad, ya la corregiremos". Desde entonces, y tan cerca ya de las elecciones, ha abierto más de 70 procesos de empleo.

La batalla por el empleo ya solo la libran los militantes

"La fábrica de contrataciones del PP", repite la oposición (PSOE y BNG) cada vez que se refieren a la Diputación de Ourense. Los métodos "clientelares" de su presidente han sido denunciados hasta la saciedad. Con una deuda en el límite legal -casi el 107%- y un gasto de personal de 11,5 millones de euros, que casi triplica la inversión real, Baltar habla un día de la necesidad de que la institución "se apriete el cinturón" y, al siguiente, abre un nuevo proceso de contrataciones.

La mayoría de los aspirantes que concurren están vinculados al PP. La presencia de opositores ajenos al partido es simbólica. La batalla por entrar en la Diputación la libran ya solo los propios militantes, aseguran los grupos de oposición.

En el proceso de acceso al empleo en la Diputación los tránsfugas también suelen tener suerte. Entre ellos, el marido de la alcaldesa de Porqueira, Susana Dorado, quien en su día encabezó la lista del PSOE en ese municipio. Tras ganar la alcaldía con el apoyo del BNG, se dejó conquistar por el PP, al que entregó la alcaldía que ella misma preside desde entonces. Su marido consiguió más tarde el empleo. No es el único caso.

Ahora, con más de medio centenar de plazas convocadas desde hace un mes, pugnan por hacerse con un empleo fijo en la institución una lista ingente de parientes de numerosos cargos del partido, descendientes de alcaldes, exalcaldes, concejales y candidatos en distintos municipios, además de la hija del asesor jurídico de Baltar. Compiten en concurso oposición y son los hijos de los alcaldes históricos y del núcleo duro del presidente quienes forman los tribunales examinadores.

Feijóo, que prometió acabar con el caciquismo, guarda silencio. Rajoy proclama en las campañas electorales en las que necesita los votos de Ourense que "Baltar es el PP". Y la Justicia aún no se ha pronunciado.

Las academias ourensanas, que forman y exportan a centenares de funcionarios de esta provincia a distintos puntos del territorio español, reconocen que no preparan a alumnos para las oposiciones de la Diputación. No tienen demanda suficiente para llenar un aula.

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