El 'número tres' de Fabra descarga en los técnicos su responsabilidad
Vicent Aparici autorizó vertidos de sustancias tóxicas en un basurero ilegal
Pese a que la protección del medio ambiente en el ámbito municipal es una de las competencias que tienen los Ayuntamientos, el ex alcalde de la Vall d'Uixó y actual vicepresidente de la Diputación de Castellón y responsable provincial de Medio Ambiente, Vicent Aparici, eludió ayer, ante el juez, cualquier responsabilidad en la materia. "Yo soy político, no técnico", insistió desde el banquillo de los acusados en el que se sentó por un presunto delito de prevaricación medioambiental y contra los recursos naturales por haber autorizado y no sancionado vertidos de sustancias tóxicas y peligrosas, entre 1999 y 2002, en un depósito sin autorización, según considera la fiscal, que pide para el dirigente del PP hasta siete años de cárcel.
Aparici dijo, una y otra vez, que ningún técnico le advirtió de la situación del vertedero pese a que uno de los informes, firmado por él mismo, habla de un "vertedero incontrolado" y aunque admitió que en ocasiones el depósito de basuras "humeaba". El ex alcalde señaló a los técnicos y a la contrata de recogida de basuras como responsables del control de vertedero, aunque sostuvo que tampoco sabía cómo se realizaba esta función. "¿Qué cuestiones controlan entonces los políticos?", le espetó la fiscal. "Conteste usted que parece que sabe mucho de esto", le respondió el vicepresidente de la Diputación, que fue reprendido por el presidente de la sala de la Audiencia, quien le advirtió por la "contestación impertinente".
En su declaración, sostuvo que los únicos problemas "que había que corregir" eran de funcionamiento, por lo que no fue hasta 1999 cuando encargó unos trabajos en el vertedero, después de que la Confederación Hidrográfica del Júcar le remitiera un expediente sancionador ya que el depósito se encontraba junto al barranco del Garrut, afluente, del río Belcaire.
Durante la sesión de ayer declararon como testigos dos guardas fluviales de la Confederación Hidrográfica del Júcar y un agente del Seprona. Los dos guardas aseguraron que en 1998 y 1999, cuando realizaron las inspecciones, en el vertedero se podían encontrar tanto basuras domésticas como "restos de curtidos, colchones, pinturas y lodos de depuradora" y que había lixiviados procedentes de estos residuos que empezaban a invadir el cauce del Garrut. El agente del Seprona fue incluso más elocuente sobre la situación del vertedero al indicar que no estaba protegido por ninguna valla y que en el acceso al mismo no existía ningún tipo de control. Años más tarde, en 2002, volvió al lugar y percibió mejorías. En ese año se tomaron muestras, tal como expuso una perito, y los análisis detectaron la existencia de sustancias contaminantes pero "no en concentraciones que la norma dicta como tóxicas".
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