Los expertos reclaman otro modelo turístico y gravar el gasto del agua
El consumo de los hoteles llega a triplicar la media por día de cada habitante
La concentración del turismo en la costa y el desaforado desarrollo urbanístico de la última década han castigado severamente los recursos naturales del litoral. Urge un cambio de rumbo. Un giro en el modelo hacia un turismo sostenible que asuma que la explotación de los recursos naturales tiene un coste. Y uno de ellos es el del agua, un bien limitado que debe tener un precio que frene el exceso de consumo, según varios de los expertos reunidos ayer en Valencia en un seminario de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Medio Ambiente.
"Es necesario aliviar la presión sobre la costa", resumió José Fernández, director general de Costas del ministerio, que pidió consenso social y político para "racionalizar la ocupación de la costa" y el consumo de recursos naturales.
El turismo es el cuarto demandante de agua en importancia en la economía española y consume el 11% del abastecimiento; en verano alcanza el 22%. El gasto de agua en los hoteles puede llegar a triplicar, con más de 500 litros diarios por persona, la media de consumo por habitante, de 165 litros. En la Comunidad Valenciana, el turismo requiere el 12,88% del consumo humano de agua. El desgaste de este recurso, además, se concentra principalmente en el litoral, donde se une a la fuerte ocupación del territorio por el boom urbanístico. En los últimos años el crecimiento de segundas residencias en España, sin embargo, ha cuadruplicado la demanda de estos alojamientos, cuya ocupación ha bajado. El consumo de agua del turismo seguirá creciendo -en el caso valenciano en los hoteles, y se reducirá en el alojamiento residencial-.
Estos son algunos de los datos expuestos por Carlos Mario Gómez, del Grupo de Análisis Económico del ministerio, que incidió en que la población residente soporta una sobrecarga de costes vinculados a la necesidad de nuevas infraestructuras que garanticen el suministro al turismo. No existe una "discriminación de tarifas" que contemple un mayor consumo de hoteles y segunda residencia, salvo las excepciones de El Ejido (Almería) y Palma de Mallorca.
En esa línea, Josefina Maestu, de la secretaría general para el Territorio y la Biodiversidad, resaltó que desde el punto de la fiscalidad ambiental y de la directiva europea del agua se debe "ir a tasas discriminadas por usos" que reflejen su incidencia en los costes. Luis Jiménez, director del Observatorio de la Sostenibilidad, fue contundente: "El turismo gasta y desgasta capital natural y es inevitable una fiscalidad para que sea sostenible. No es lo mismo el consumo para beber que llenar una piscina. Requiere precios distintos". El sector, contrario a tasas específicas al turismo, abogó por "hablar de tarifas racionalizadas", según lo definió Juan Carlos Gelabert, presidente de la patronal hostelera Conhostur.
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