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La dársena de Valencia espera un impulso más allá de los eventos

El espacio portuario sigue sin plan de usos al margen de regatas y fórmula 1

Pablo Ferri

Finiquitada la 33ª Copa del América hace dos semanas con la victoria del BMW Oracle, la dársena interior del puerto de Valencia espera su revitalización prácticamente en soledad. ¿Volverá el evento a la ciudad? Todo indica que no, pues San Francisco (EE UU), sede del club bajo cuya bandera compite el Oracle, tiene las de ganar. Eso deja la dársena del puerto sin actividad concreta, a la espera de un impulso más allá de los grandes eventos, como las regatas o la fórmula 1.

Y, en principio, no es por falta de ideas. La dársena ya fue objeto de un concurso en los noventa que ganó el arquitecto José María Tomás, pero que no se llegó a ejecutar. Después llegó la elección de Valencia como sede de la Copa del América en 2003, y con ella la ocasión de crear un puerto deportivo y la perspectiva de convertir la dársena en un espacio ciudadano tras las regatas. El momento ha llegado. ¿Qué se hará?

"Muchos irían si hubiera actividades atractivas y accesibles"
"No puedes basar la oferta turística sólo en grandes acontecimientos"

Barberá comentó el día después a la victoria del Oracle que se abría un "periodo de reflexión" para el sindicato americano en el que tendrá que decidir si la Copa vuelve o no a Valencia. El delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, sí destacó la necesidad de dar contenido al gran espacio portuario, aunque de momento tampoco puede descartar que vuelva la competición. El desarrollo de nuevas actividades en la dársena, una vez se despejen las dudas, depende de un consorcio integrado por el Gobierno, el Ayuntamiento y la Generalitat. El futuro plan está, además, sujeto a la condición de generar ingresos para pagar el crédito de 500 millones de euros que avaló el Ejecutivo para remodelar el espacio portuario y adaptarlo a las exigencias de la vela.

Juan Ramón Martínez, profesor de Sociología Urbanística en la Universitat de València, apuesta por sembrar la zona de actividades que atraigan a los vecinos. "El potencial del puerto de Valencia es turístico, no comercial. Hay que hacer cosas para que la gente de alrededor vaya; montar una piscina en mitad de la dársena para que los padres vayan con sus hijos, potenciar la escuela de vela, integrar el club náutico. Están todas las bases de los equipos [de la Copa del América] vacías, ¿por qué no usarlas? ¿Por qué no cedérselas a las asociaciones y escuelas deportivas de las barriadas de alrededor? Mucha gente iría al puerto si se propusieran actividades atractivas y económicamente accesibles", afirma. En la misma línea, el secretario de la Asociación de Empresarios Las Arenas, Fernando Turanzo, agradecería que la dársena cobrase vida más allá de los grandes eventos que atraen al público en momentos puntuales. Antonio Pla, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, cree, por su parte, que es inaceptable que "por tres días que dura la Copa del América, se sacrifique la dársena todo el año".

Vuelvan o no las regatas, que un evento administre la dársena por voluntad u omisión desagrada a los colectivos de hosteleros, empresarios y vecinos. Apuestan por dotar a este espacio de una estructura continua de actividades y servicios y, en opinión de algunos, los destinatarios no tienen por qué llevar corbata. El sociólogo José Miguel Iribas considera que "el turismo de élite es menos rentable de lo que parece". Iribas apuesta por un modelo basado en el sol y playa, aunque cualificado: "Hay que ligar el puerto con la playa, donde se mezclen los turistas con los ciudadanos". "El problema", continúa, "es que no puedes basar la oferta turística en los grandes acontecimientos. Detrás debe haber una estructura turística basada en una oferta estable, como ocurre en Mónaco". De momento, Barberá sugiere que los equipos de la Copa se queden en la dársena como base permanente, lo que hipoteca el uso de parte del espacio. O montar una pantalla para ver el baloncesto los domingos.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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