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Columna
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Una ciudad o un escalextric

ADOLF BELTRAN

Reflejó el enfado de mucha gente al advertir a Camps y a Rajoy que no pueden disponer del voto de los valencianos como si fuera de su propiedad. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su mitin del sábado en Valencia fue contundente al apostar por la Fórmula 1, pero "con limpieza y para todos". Evitó aludir a Bernie Ecclestone, el patrón de las carreras, quien había hecho algunas matizaciones en el sentido de que no dijo textualmente el jueves lo que todo el mundo entendió, y fue directo a por Mariano Rajoy, que se apresuró a justificar tan burdo chantaje a la opinión pública, y a por Francisco Camps, que lo puso todo bien claro en aquella comparecencia conjunta ante la prensa, considerada un "acto privado" por la Junta Electoral (que Dios les conserve la vista a sus componentes), al agradecer personalmente a Ecclestone que vinculara el gran premio en Valencia a su continuidad al frente del Consell.

Bien. Ahora, parémonos a pensar. ¿Se mostró Zapatero partidario de una competición automovilística en las calles de Valencia? El presidente fue ambiguo, supongo que para no desmentir a los suyos, más partidarios de llevar los bólidos a un circuito de Cheste tan cercano como fácil de remodelar. Porque sería dramático que toda la polémica se centrara, no en el asunto en sí mismo, sino en su manipulación. Estamos hablando de hipotecar, al menos durante una década, el desarrollo de la zona de conexión del antiguo cauce del Turia con el mar, y en buena medida también de la dársena interior del puerto, a los requerimientos de un circuito de muy alta velocidad. ¿Tiene algún sentido en una lógica urbana que no esté secuestrada por el papanatismo de quienes subliman con el espectáculo y la televisión?

En Bilbao organizaron con mucha fanfarria en julio de 2005 un circuito urbano de las World Series by Renault, antesala de la Fórmula 1, y al acabar el año ya habían descartado repetir la experiencia. Las quejas de vecinos y hosteleros fueron determinantes. La logística de un Gran Premio de Fórmula 1 es exigente: obliga a levantar calles, retirar isletas, bordillos, medianas, semáforos y árboles, reasfaltar kilómetros de trazado, abrir una amplia zona para los boxes y el paddock, instalar gradas, mallas de protección, bloques de seguridad de hormigón y salidas de escape. No es broma, hemos de escoger perentoriamente entre una ciudad o un escalextric. ¡Qué le vamos a hacer!

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