La otra cara de la enseñanza pública
Gimnasios habilitados como aulas y barracones para atender a los alumnos
Como cada inicio de curso el presidente de la Generalitat escogió un centro educativo nuevo para su inauguración. Esta vez la población afortunada con el colegio de trinqui fue Vilamarxant. El escenario, perfecto, y los asistentes, de la cofradía del PP para que nada empañara fecha tan señalada. Arropado por alcaldes y concejales de la comarca del Camp de Túria, Francisco Camps se olvidó de ocurrencias plurilingüistas (nadie habló, por ejemplo, de la enseñanza del chino mandarín) y volvió a los clásicos: "Hacer del valenciano y el castellano las dos lenguas vehiculares de preparación y formación en un centro público y en valenciano".
El presidente aprovechó la presencia de madres y abuelas para brindarles halagos en la parte central de su discurso por su dedicación a la hora de hacer posible la conciliación entre el horario laboral y el lectivo, apelando a la "transición generacional" que se da en todas las escuelas. Las alabanzas presidenciales fueron agradecidas con nutridos aplausos y piropos del público asistente, que no dudó en llamarle "¡guapo!" y "¡templat!".
Pero hay otros colegios que no inaugura el presidente y que representan la otra cara de la enseñanza pública. 1.492 alumnos en la Comunidad Valenciana, según datos oficiales, todavía reciben clase en lugares inadecuados. Aulas, como la que aparece en la fotografía que ilustra este texto, habilitadas en gimnasios. Así ocurre en el centro Pedro Duque de Alicante, al que asisten 400 niños, mientras continúan obras que se terminan aprisa y corriendo para habilitar barracones prefabricados, como ocurría ayer en el centro escolar número 103 en Valencia. En cambio, el colegio Sánchez Yago de Castellón se ajusta a los objetivos del Consell. Sus alumnos acuden uniformados y la enseñanza bilingüe en inglés comienza a ser una realidad.
Frente a Camps, ayer, estaban los contestatarios de la Plataforma per l'Ensenyament Públic que volvían a exigir la dimisión del consejero Font de Mora y se mostraban críticos con la gestión educativa del presidente.
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