Contra la arquitectura espectáculo
Los profesionales critican las obras emblemáticas sin función social
Trece años después de su último encuentro, los arquitectos españoles se reúnen desde ayer en el Palacio de Congresos de Valencia para dar un nuevo rumbo a la profesión ante la triple crisis que deben capear: la económica, la energética y la ambiental.
En la jornada inaugural del IV Congreso de Arquitectos de España, el presidente del gremio, Carlos Hernández Pezzi, hizo hincapié en la necesidad de hacer un urbanismo "para los ciudadanos, nuestros verdaderos clientes" y criticó la tendencia de los últimos años hacia la llamada arquitectura espectáculo: "Sería absurdo hacer obras que no merezcan la pena como emblemas, no creen valor añadido y sean muy caras". Pezzi elogió la rehabilitación de Valencia y destacó alguna de sus construcciones, como el propio Palacio de Congresos, el Institut Valencià d'Art Modern o el edificio Veles e Vents, ninguna de ellas obras del arquitecto con el que se asocia a la ciudad, Santiago Calatrava.
Los congresistas censuran las casas unifamiliares y los chalés adosados
Uno de los conferenciantes estrella del congreso, el arquitecto Luis Fernández-Galiano, realizó críticas en la misma línea. En su intervención Paisajes para después de una Burbuja, señaló creaciones de Calatrava y del gurú de la arquitectura Rem Koolhaas como ejemplos de "sueños de los creadores", en referencia a la falta de función social de estos edificios. Tanto Fernández-Galiano como Pezzi, coincidieron también en identificar "la producción extensiva", especialmente los chalés adosados, como el gran enemigo de un urbanismo de calidad y sostenible.
La alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, arrojaron una visión más optimista en el acto de inauguración del encuentro. En su discurso de apertura, Barberá presumió de su proyecto urbanístico, "destinado a mejorar la calidad de vida" de los ciudadanos. "Ahora la prioridad es la protección de la huerta, algo que no estaba previsto en el Plan General de 1988 y que se ha hecho bajo mi mandato", enfatizó ante los cientos de arquitectos presentes. Camps destacó que en momentos de crisis se pueden planificar grandes proyectos, como "este palacio o la avenida de las Corts, una de las más modernas de la ciudad".
El congreso, sin embargo, arrancó ayer entre las críticas de los vecinos de El Cabanyal. Los manifestantes recibieron a la alcaldesa y al presidente de la Generalitat al grito de "expolio", en protesta por el proyecto del gobierno local del PP de prolongar hacia el mar la avenida de Blasco Ibáñez a costa de más de 1.600 viviendas.
Los 15 vecinos del barrio pesquero desplegaron sus pancartas con el lema Salvem el Cabanyal y esperaron a los dos mandatarios a las puertas del Palacio de Congresos. El primero en llegar, con diez minutos de retraso, fue Camps, que charló durante un instante con una de las afectadas. "Le he invitado a mi casa, el número 50 de la calle de Eugenia Viñes. Me ha dicho que vendrá, pero del dicho al hecho... ya se sabe", comentaba incrédula Carmen Cuevas.
La alcaldesa llegó 30 minutos después. Los manifestantes hicieron sonar sus silbatos y varios de ellos comenzaron a acercarse a Barberá, saltándose la barrera de policías. El momento de mayor tensión se produjo cuando una vecina se encaró con la alcaldesa gritándole "expolio", mientras era empujada por un miembro de seguridad del Ayuntamiento. Barberá, sin perder la sonrisa un solo instante, agarró la camiseta de la manifestante y comenzó a mover el dedo índice de un lado y a otro, indicándole que sus críticas eran infundadas.
Las puertas del Palacio de Congresos se convirtieron en una barrera entre la crispación ciudadana y la satisfacción institucional. Los dos mandatarios visitaron todas las casetas del recinto y saludaron cordialmente a todo el que se le acercaba.
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