¿Será por dinero?
Pese a la realidad, no parece tener dudas la Generalitat de su solvencia económica. Su apuesta sin titubeos por los grandes eventos en general y las grandes citas deportivas en particular lo demuestra. El presidente Francisco Camps, casi siempre secundado por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, no solo ha dispuesto todos los mecanismos necesarios al servicio de tantos megafastos como pudiera acoger la Comunidad Valenciana, y sobre todo la ciudad de Valencia, sino que ha echado mano de la chequera, sin pensarlo, en cuanto lo ha creído conveniente.
En los últimos años, esencialmente desde que se pagaron 90 millones porque fuera Valencia la sede de la 32ª Copa del América en junio de 2007, no ha habido límites. El cheque está en blanco. Se pagaron esos 90 millones de canon a la empresa organizadora de la competición náutica, ACM. Y, además, se reformó la Marina del Puerto de Valencia, cuya dársena deportiva permanece intacta y sin apenas movimiento ante la incertidumbre de si la ciudad repetirá como sede. Aún hoy persiste la duda. "Está al 99,9% seguro", decía Barberá la semana pasada.
De hecho, los equipos de Gobierno local, autonómico y central, estaban dispuestos, incluso, a pagar los 105 millones que llegó a solicitar ACM para quedarse en Valencia y celebrar la 33ª edición en el mismo lugar.
Aquello, por suerte, fue antes de que los dos equipos más poderosos -el Alinghi y Oracle- se enzarzaran en una lucha judicial aún por terminar. En caso de que Valencia acoja de nuevo las regatas, la inversión será infinitamente menor: sólo competirían estos dos equipos en un duelo al mejor de tres regatas, que no se alargará mucho más de una semana. No hay canon que valga. Y con las ventajas fiscales que ya se aprobaron para los participantes y la inversión que será necesaria para reactivar la dársena será suficiente.
Con la celebración de aquella 32ª edición de la Copa del América en el horizonte y unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, el presidente valenciano hizo su gran apuesta: logró cerrar un acuerdo con el magnate de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, para que el Mundial hiciera una parada en Valencia ciudad, que tendría un circuito urbano. Era una operación, aseguraron, a "coste cero". Una empresa creada ex profeso para gestionar los derechos de la carrera y organizarla, Valmor Sports, pagaría el canon anual de 18 millones. Claro que la Generalitat invirtió aproximadamente unos 64 millones en el circuito y la adecuación del entorno.
Pero las dificultades económicas pusieron al borde de la ruina a Valmor. E inmediatamente después de la celebración del segundo Gran Premio de Europa en Valencia, el pasado agosto, antes incluso de que nadie dudara de la capacidad de la empresa de rendir cuentas con Ecclestone, Camps salió al rescate de la Fórmula 1.
No hay problema, debió pensar el presidente. Esto lo pago yo. ¿Será por dinero? El Ejecutivo valenciano anunció que asumiría el canon. Y pagará a la empresa de Ecclestone los 18 millones durante los próximos cinco años que marca el contrato: eso hace un total de 90 millones.
Esos son los gastos más llamativos. Pero hay más. Como los tres millones que ha invertido también la Generalitat en el Valencia Open 500 de tenis, celebrado a principios de este mes en el Ágora de la Ciudad de las Artes, edificio que costó otros 90 millones. O el aval de la Generalitat para que Bancaja concediera al Valencia CF un préstamo de 74 millones para completar la segunda fase de la ampliación de capital en agosto.
Además, las administraciones central y autonómica invirtieron 20 millones en Alicante para la salida de la Volvo Ocean Race, gastos que, aseguraron se cubrirían con los patrocinadores. Lo mismo se dijo de lo invertido en el torneo de golf Castelló Masters, que organiza el club de golf que preside el máximo responsable de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra. La institución provincial invirtió 300.000 euros. La Generalitat, un millón.
Y que nadie olvide el símbolo por excelencia de los grandes eventos en la Comunidad: el parque temático Terra Mítica. La empresa, en concurso de acreedores, debe a la Generalitat, a la CAM y a Bancaja 40 millones en total, 24 reconocidos antes de entrar en concurso; y otros 16 que le han insuflado desde entonces.
¿Será por dinero?
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