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El PP muestra sus fisuras en el acto de inicio del curso político

Los populares pretendían escenificar su unidad en torno a Alberto Fabra

María Fabra

El acto de inicio del curso político del PP valenciano estaba programado para escenificar la unidad del partido en torno al nuevo presidente regional y de la Generalitat, Alberto Fabra, y con el objetivo de autoproclamarse fundamental para lograr que el líder nacional, Mariano Rajoy, llegue a la Moncloa el próximo 20-N. Sin embargo, la celebración no fue más que una muestra de la situación de desconcierto con la que inician los populares valencianos este curso.

La presencia del expresidente Francisco Camps fue un elemento distorsionador desde el principio. Camps esperó a Fabra antes de entrar en el salón de Benicàssim, en el que se concentraban las más de 1.500 personas que acudieron al acto, y lo hizo a escasos metros del coordinador de Libertades Públicas del PP, Federico Trillo, quien ha sido considerado uno de los diseñadores de la estrategia que siguieron los populares valencianos en el caso Gürtel, en el que está imputado el propio Camps, pendiente del señalamiento de juicio, que se celebrará este otoño. El semblante del vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, que era la única representación de la dirección nacional anunciada, resulto significativo.

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Si no estaba ni siquiera anunciada la presencia de Camps, mucho menos estaba prevista su intervención. Aún así, fue el presidente del PP de Castellón, el también imputado Carlos Fabra, quien, cogiéndolo del brazo, animó a Camps a subir al escenario y, posteriormente, quien le ofreció el micrófono.

Las previsiones no funcionaron no solo en cuanto a las intervenciones -al sumarse la de Camps se restó la de González Pons- sino también respecto a los asistentes, ya que se esperaba al presidente provincial de Alicante, José Joaquín Ripoll, que no apareció. Incluso, Carlos Fabra evidenció aún más esta ausencia al explicar que había visto su tarjeta identificativa pero no a él. Lo que sí resultó según lo previsto fue la exaltación de Alberto Fabra entre los militantes y en su feudo, Castellón. Todo, pese a que también fue Carlos Fabra el que restó importancia al hecho de que el acto se celebrara en un municipio castellonense, "porque este año tocaba aquí".

Aunque Alberto Fabra se refirió a la oposición como quienes siempre "quieren hablar de lo que no le preocupa a nadie", el hecho es que el caso Gürtel sobrevoló el acto. No solo por la presencia de Camps sino también por sus palabras, al asegurar: "Es falso e injusto y ganaremos también ahí, como siempre hemos ganado todo, de hecho, era normal porque les he ganado siempre en las urnas". Aunque no dijo a qué se refería, se interpretó como una alusión a su próximo enjuiciamiento. También habló de corrupción el otro imputado, Carlos Fabra, quien celebró el archivo provisional de la causa contra su "amigo", el extesorero del PP, Luis Bárcenas, y el exdiputado Jesús Merino. "La justicia ha resuelto injusticias", dijo.

Así, el acto dejó patente las tareas que tiene Alberto Fabra para este otoño, retomar las relaciones con Alicante, con el sector zaplanista, que mantiene la presidencia provincial; dar al presidente de Valencia, Alfonso Rus, la cuerda necesaria, aunque no más, para aplacar sus ya frenadas ambiciones; y, en Castellón, frenar los intentos de Carlos Fabra, que amenaza con mantenerse en la vida orgánica, al frente de la dirección provincial. Todo ello con un Francisco Camps que "como militante de base" anunció que asistirá a todos los actos a los que sea invitado.

Alberto Fabra también ha de convencer al PP de que los populares valencianos son "fundamentales" para que Rajoy llegue a la Moncloa y pretende hacerlo a base de repetirlo, tal como hizo ayer. "Me comprometo a conseguir más de un millón y medio de votos", dijo Fabra, pese a que el PP valenciano perdió 70.000 en los últimos comicios.

ÁNGEL SÁNCHEZ

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