Masivo cierre de farmacias por la deuda de la Generalitat
El plante se mantiene hasta mañana a la espera de que el Consell pague
El primero de los tres días de cierre patronal convocado por las 2.285 farmacias de la Comunidad Valenciana en respuesta a los impagos de la Generalitat tuvo ayer un seguimiento masivo.
La mayoría aplastante de los farmacéuticos se sumaron al plante para llamar la atención sobre los graves perjuicios económicos que les supone tener que asumir la parte correspondiente a la Administración de los medicamentos despachados con receta, una situación que se arrastra desde mitad del mes de julio y que representa unos 550 millones de euros. Los servicios mínimos decretados, del 19%, se cumplieron y no se registraron incidentes, a juicio tanto de los convocantes como de la Administración.
La mujer del expresidente Francisco Camps se suma a la protesta
Un 99% de los profesionales se sumaron al cierre, según los responsables de los tres colegios provinciales. Entre los establecimientos que se adhirieron a la protesta se encontraba el de la mujer del ex presidente de la Generalitat, Francisco Camps.
"No es plato de buen gusto hacer huelga, pero cuando se llega a esta situación es porque se han agotado todas las vías", explicó ayer Teresa Guardiola, presidenta del colegio de Valencia. El consejero de Sanidad, Luis Rosado, jugó a la confusión al señalar que un 30% de oficinas de farmacia abrieron sus puertas al referirse al seguimiento. Lo que no dijo es que en este porcentaje estaban incluidas el casi 20% de los servicios mínimos decretados por su departamento. Rosado calificó de "entendible" y "natural", la medida adoptada por los farmacéuticos, aunque, dijo, existía "cierta desproporcionalidad" por "los trastornos que podrían llegar a producirse" entre los pacientes.
La protesta de ayer es la segunda que tiene lugar en España después del cierre ejecutado por las boticas castellanomanchegas del pasado mes de agosto. La deuda de la Junta con las oficinas de Castilla-La Mancha era de 120 millones de euros, una cantidad similar a la que debería pagar la Generalitat valenciana cada mes a las boticas valencianas por las recetas de la sanidad pública.
La Generalitat anunció la semana pasada que el miércoles pagará los 60 millones de euros que debía haber ingresado el 10 de diciembre. El incumplimiento de este compromiso desencadenó las jornadas de cierre que seguirán hasta mañana. Si el Gobierno valenciano vuelve a faltar a su palabra, todo indica que seguirán las protestas de los farmacéuticos.Los ciudadanos llevaron ayer con resignación la jornada de protesta de los farmacéuticos. La farmacia situada en el número 85 de la avenida del Antiguo Reino de Valencia era uno de los establecimientos de guardia que más cola presentaba ayer a mediodía. Unas 25 personas esperaban pacientemente -la media era de 30 minutos- para adquirir sus medicamentos. Entre ellos, estaba Javier Marzo, de 38 años, que mientras guardaba disciplinadamente cola miraba de reojo su coche mal aparcado. "Espero que no me pongan una multa", explicaba, "vengo a por un medicamento de mi madre, espasmotil creo que se llama, para los nervios en el estómago".
Dentro de la oficina, sonaba de fondo el discurso de Rajoy en el debate de investidura. "Yo no hubiera fijado servicios de guardia", comentaba detrás del mostrador la propietaria de la oficina, María Carmen González. "Esto es una vergüenza, estamos todos endeudados, aplazando los pagos a proveedores... es una locura", se lamentaba sin dejar de atender. "No puedo entender que tengamos que poner el dinero de la Administración".
La farmacia del número 18 de la calle de Jaume Roig también estaba de guardia. Dentro no había nada de cola. "Hace un rato había bastante más gente, no hemos parado", indicaba una trabajadora. Fuera, Amparo de 77 años acababa de comprar Cosopt, un colirio ocular para tratar el glaucoma. "He dado la vuelta a España antes de llegar a esta farmacia", comentaba. "No vivo lejos, pero me he ido hacia la zona de la calle de Alemania y por allí no había farmacias abiertas".
En Castellón, las seis farmacias que cumplen los servicios mínimos en la capital de La Plana no pararon durante toda la mañana. "Llevamos con colas casi desde que hemos abierto y además el servicio de receta electrónica se ha caído durante más de media hora", comentaba una de las colegiadas. Los farmacéuticos del colegio de Castellón se reunieron ayer para decidir si se continuaban con los paros tal y como estaba previsto, después del anuncio del Consell de que pagaría 60 millones de euros el miércoles.
Después de más de dos horas de debate en el que los colegiados sostuvieron que "no sería serio" no mantener los tres días de huelga, los asistentes forzaron una doble votación. Primero se votó si se continuaba con los tres días y más tarde si se desconvocaba la protesta cuando se cobrara. Los 85 votos a favor de cerrar los tres días superaron por apenas siete votos más la propuesta que permitiría abrir pasado mañana, siempre y cuando el Consell cumpliera.
En Alicante, las farmacias cerradas amanecieron con carteles situados en puntos visibles de los establecimientos en los que se explicaba a los clientes que se veían obligados a hacer huelga porque la Administración no les paga. "Los clientes lo han comprendido y saben que no podemos aguantar más", resumía por la tarde el presidente del colectivo en Alicante, Jaime Carbonell. En esta provincia, los boticarios también refrendaron en una asamblea celebrada por la mañana que mantendrán la huelga hoy y mañana.
Antes de tomar la decisión de cerrar las farmacias, los profesionales de la Comunidad Valenciana ya habían ejecutado distintas medidas de presión por la deuda creciente que arrastra la Generalitat, aunque menos contundentes. Hace varias semanas acordaron pegar carteles en sus establecimientos para denunciar los impagos a los clientes.
Días antes de las elecciones del pasado 20 de noviembre, los farmacéuticos de Castellón amagaron con convocar una huelga. Ante la amenaza de tener que lidiar con cierres de farmacias antes de los comicios, la Generalitat pactó un calendario de pagos con los farmacéuticos para saldar la deuda en varios plazos. El primero, un ingreso de 60 millones de euros, pocos días antes de la cita con las urnas, es el único que cumplió.
El pasado 10 de diciembre finalizaba el periodo en el que el Gobierno valenciano debía liquidar la segunda entrega de 60 millones de euros. No lo hizo debido a las "dificultades financieras actuales". El incumplimiento de este acuerdo fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los farmacéuticos, que la semana pasada convocaron una manifestación frente a la Consejería de Hacienda y del Palau de la Generalitat, y que acordaron las jornadas de cierre que concluyen mañana. Siempre que la Generalitat cumpla y pague los 60 millones que no pagó el 10 de diciembre y que dijo que ingresará el miércoles.
Con información de Rosa Biot y Lorena Ortega.
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