Estrenes
Los bosques fueron templos. Habitados por dioses, espacio sagrado para ritos y fieles, potentes manantiales de buenaventura. Habría que recordárselo a los exterminadores de la Amazonia. De hecho, los fundadores de Roma recibían unas ramitas de la arboleda de la diosa Strenia como buen presagio. Strenia era una antigua divinidad sabina de la salud y su hogar era una mágica silva cercana al Coliseo. Este vegetal obsequio -strena- suponía un feliz augurio en las calendas de enero, dedicadas, como el mes, a Jano, el dios ambivalente de los nacimientos del cosmos, de dioses, de años, de hombres y de sus acciones; preside las transiciones, pasajes y aperturas. Se dispuso que el gesto pasara a ser costumbre general y, con el tiempo, se convirtió en un rito de confraternidad, mediante visitas que expresaban votos de buenaventura, con intercambio de ofrendas y dones.Es el origen de las estrenes valencianas, que hacemos en Navidad -per Nadal qui res no estrena, res no val- porque el rey Pere el Cerimoniós ordenó en 1351 que nuestro Cap d"Any era el 25 de diciembre: Esta nit és bona nit/i venim per les estrenes/que mos trauran de damunt/les tristors i moltes penes; en otros países se ofrecen en las primeras jornadas del año. Es el antecedente de los aguinaldos -Ama no tinga perea/d"abaixar bones faldades/de pastissets i torrons,/de coques fines i caixques-, cestas y lotes de empresa, pagas dobles, rifas y loterías, de los tan abundantes regalos de estas fechas y hasta los Reyes Magos, de las propinas -Tirant li donà de estrenes una cadena d"or-, albricias y presentes de nacimiento, matrimonio, aniversario, apertura, inauguración... "Estrenar" significa usar o realizar algo por vez primera y se suele solemnizar como expresión de un deseo de suerte, abundancia y prosperidad.
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