Comunidad, identidad y literatura: claves para entender el legado de Kendrick Lamar
El creativo originario de Compton, California, ha ganado decenas de premios, incluyendo el Pulitzer de Música en 2018
Kendrick Lamar ha sido elegido para hacerse cargo del espectáculo de medio tiempo en el Super Bowl LIX, según se anunció el pasado domingo. No será la primera vez que el rapero se presente en una edición del evento deportivo. Hace apenas dos años, acompañó a Dr. Dre, Snoop Dogg, Eminem y Mary J. Blige —otros iconos del hip hop— y representó a la ola más joven del género como uno de sus exponentes más influyentes e innovadores de su generación, lo cual es testamento del impacto que ha tenido en la industria de la música y en la cultura popular.
El trabajo del originario de Compton se caracteriza por su complejidad lírica, comentario social y experimentación sonora, lo que le ha valido decenas de premios, incluyendo un Pulitzer de Música en 2018, lo que lo convirtió en el único artista popular y de hip hop en recibir el galardón (comparado en ocasiones con el Nobel de Literatura en 2018, Bob Dylan).
Lamar tiene un trasfondo cultural complejo. Desde que asistió a la escuela primaria varios profesores lo inspiraron a estudiar el hip hop desde un punto de vista literario, y se adentró en la composición de letras desde esa edad. Estuvo expuesto a la violencia de pandillas y policial en su natal Compton y eso lo llevó a mantener vínculos con la pandilla de Westside Prius antes de que su padre organizara una intervención, lo que causó que abandonara ese estilo de vida hedonista. Después de que un amigo suyo muriera cuando tenía 16 años, se convirtió al cristianismo (había crecido en un hogar secular) y comenzó a enfocarse más en su trabajo musical.
Complejidad lírica y comentario social
Las letras de Kendrick Lamar son conocidas por su compleja narrativa y su profundo comentario social. Su capacidad para entrelazar narrativas personales con cuestiones sociales más amplias lo ha distinguido en un género a menudo criticado por su enfoque en el materialismo y la superficialidad, en particular cuando es comparado con la escena popular.
Sus aclamados álbumes good kid, m.A.A.d city (2012) y To Pimp a Butterfly (2015) son un claro ejemplo. En good kid, m.A.A.d city, Lamar explora sus experiencias al crecer en Compton, California, y ofrece una vívida representación de las comunidades marcadas por la violencia y la pobreza. La estructura narrativa del álbum entrelaza anécdotas personales con críticas sociales más amplias y muestra que el hip hop puede ser un medio tanto de expresión artística como de reflexión social, lo cual —aunque no es una idea nueva— no se suele ver en las creaciones de artistas populares.
El trabajo fue parte de la lista de los 500 más grandiosos discos de todos los tiempos, según Rolling Stone en 2022 y es el álbum de estudio de hip hop con mayor duración en las listas de éxitos Billboard. Además, su complejidad impulsó al profesor Adam Diehl de la Universidad Georgia Regents a usar el texto como parte del currículum de la clase de composición inicial, en el cual compara al rapero con el novelista irlandés James Joyce.
To Pimp a Butterfly expande aún más los temas mencionados: aborda cuestiones como el racismo sistémico, la identidad y la resiliencia. La complejidad lírica del álbum y sus conceptos ambiciosos reflejan el deseo de Lamar de empujar los límites del hip hop. La canción Alright, que forma parte del disco, se ha convertido en un himno del movimiento Black Lives Matter, lo que muestra más del impacto de su trabajo en la sociedad.
Innovación
El artista ha sido capaz de combinar el hip hop tradicional con elementos de jazz, funk y spoken word, lo que ha redefinido lo que es posible dentro del género. To Pimp a Butterfly, por ejemplo, presenta colaboraciones de músicos de jazz como Kamasi Washington y Thundercat, y fusiona géneros para crear un sonido que es innovador y a la vez está arraigado en una rica herencia musical.
En DAMN. —llamado uno de los mejores discos de 2017— y que fue certificado triple platino por la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA), Lamar se adentró en la experimentación sonora con varios estilos de producción y exploró temas de dualidad y autorreflexión, por lo que ha sido descrito como un trabajo de “hip hop consciente”, una rama del género enfocada en la política y en el contexto social. La diversidad sonora del álbum —que ganó el Grammy a Mejor Álbum de Rap en 2018— combinada con sus letras introspectivas, mostró la capacidad de Lamar para adaptarse y evolucionar con un sonido más accesible, lo que llevó su mensaje a un grupo más grande de personas.
Impacto cultural y social
La música de Kendrick Lamar ha tenido un profundo impacto cultural y social. Su influencia se extiende a otros artistas y a la industria musical en general. Algunos de los actos que lo han citado como inspiración son Tyler, the Creator; Lorde: Rosalía; BTS y Dua Lipa. De igual forma, ha sido aclamado por grandes veteranos del rap como Nas, Dr. Dre y Eminem, y de otros géneros como Bruce Springsteen, Prince y Madonna. El último disco de David Bowie fue inspirado en To Pimp A Butterfly y el productor multi-galardonado Pharrell lo ha comparado con Bob Dylan.
Por otra parte, su éxito ha allanado el camino para una nueva generación de artistas comprometidos de manera similar con la combinación de innovación artística y comentario social. Además, el reconocimiento de su obra por parte de instituciones respetadas, como su Premio Pulitzer por DAMN., significa una aceptación y celebración más amplia del hip hop como una forma válida de expresión artística, el cual es un tema que ha sido puesto en discusión desde los inicios del género.
Legado
El legado de Kendrick Lamar es tangible en su redefinición del hip hop como un género capaz de una expresión artística y social profunda. Su compromiso con abordar temas complejos y su disposición para experimentar con formas musicales han establecido nuevos estándares para el género y, a medida que evoluciona como artista, el impacto de Lamar es probable que perdure. Servirá de inspiración para futuros músicos e involucrará más a las audiencias con su combinación única de arte y activismo.
El más reciente ejemplo es el tema Not Like Us, el cual lanzó como un diss track (canción disidente o de pelea) en medio de su pelea con el rapero canadiense Drake. En el tema, Lamar señala a Drake como un colonizador que muestra interés superficial en su comunidad, particularmente el barrio de Compton y su cultura. Durante una presentación posterior y la grabación del video musical, Lamar logró unir a miembros de las pandillas que predominan en California, incluyendo Crips y Bloods, lo cual ha sido considerado un momento clave en la historia de la Costa Oeste, ya que sirvió como un llamado a la unión y un ejemplo de que abandonar las peleas puede llevar a algo más grande.
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