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Trump matiza su discurso de división durante su visita a los incendios de California: “No puede haber una era dorada sin el Estado Dorado”

El republicano recorre solo una de las dos grandes regiones afectadas días después de criticar la gestión de las autoridades demócratas

Donald Trump y Melania Trump hablan con vecinos afectados por los incendios en Los Ángeles.Foto: Mark Schiefelbein | Vídeo: EPV
Luis Pablo Beauregard

“Parece que les cayó una bomba”. Donald Trump pronunció estas palabras apenas segundos después de haber aterrizado en Los Ángeles, una ciudad donde una serie de incendios ha dejado al menos 27 muertos y unos 16.000 inmuebles destruidos en las últimas semanas. El mandatario republicano había calentado la que ha sido el primer viaje de su presidencia criticando la gestión de las autoridades demócratas de California. El confrontativo político puso freno a su envenenado discurso de polarización durante las tres horas y media que duró la visita a la comunidad de Pacific Palisades, al oeste de la ciudad. “No puede haber una época dorada en Estados Unidos sin el Estado Dorado”, dijo Trump en referencia al Golden State y al período que ha inaugurado su regreso a la Casa Blanca. El republicano ha tendido la mano al gran bastión progresista y ha prometido prometió toda la ayuda necesaria para reconstruir la gran ciudad progresista.

“Van a necesitar mucha ayuda federal, a menos que no la quieran...”, añadió Trump después de ser recibido por Gavin Newsom, el gobernador del Estado y quien fue uno de sus más duros oponentes en su primera presidencia. “Sí, la vamos a necesitar, definitivamente”, le respondió el gobernador demócrata, que le agradeció su visita. “Usted nos ayudó durante la pandemia, no lo olvidamos”, añadió Newsom, a quien Trump llama “Newscum” (basura) cuando no lo tiene enfrente.

Un fuerte y largo saludo de manos, al pie de la escalinata del Air Force One, y lejos de los micrófonos, marco el arranque de la visita, en la que ambos políticos guardaron las hachas partidistas. Esto después de dos semanas en la que Trump y los republicanos en el Congreso han jugado con la idea de condicionar la ayuda federal que California deberá recibir.

El gobernador Newsom recibe a Trump a su llegada a Los Ángeles.
El gobernador Newsom recibe a Trump a su llegada a Los Ángeles.Leah Millis (REUTERS)

El último comentario en este sentido es de esta mañana, del propio Trump. Durante una primera escala en Carolina del Norte, un Estado afectado por el huracán Helene en octubre, el presidente amenazó con subordinar las transferencias de Washington a California al apoyo de una reforma que exija una identificación con fotografía para votar. Los republicanos argumentan, falsamente, que los indocumentados pueden votar en el Estado, que no ha elegido a un conservador en décadas.

El miércoles, Trump repitió la idea de regatear la ayuda a las entidades demócratas. “Creo que no deberíamos darle nada a California hasta que permitan que el agua fluya”, dijo en una entrevista con Fox News, donde criticó la gestión hidráulica. Uno de los decretos que firmó el lunes, en el primer día de su mandato, revirtió una acción de Joe Biden que modificaba la distribución del líquido, llevando más agua a las ciudades y menos a las granjas, donde está la base de votantes del republicano. “No se castiga a un Estado por las creencias de su gente”, le dijo el congresista demócrata Ben Sherman a Trump esta tarde.

El mandatario recorrió únicamente la comunidad de Pacific Palisades, un barrio afluente cercano a la costa del Pacífico. “Ha habido una gran afectación a los bienes raíces”, aseguró el mandatario. Caminó por la zona portando una gorra negra con grandes letras doradas de Make America Great Again. Se entrevistó brevemente con ocho víctimas que lo han perdido todo. El Palisades destruyó más de 6.800 residencias y dañó otras mil.

“Me han dicho algunos que no podrán comenzar a reconstruir hasta dentro de 18 meses. ¡No puede ser!”, reclamó Trump en un tenso instante a Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles. “Deberían poder comenzar a reconstruir esta misma noche”, le dijo. La regidora respondió que no sería el caso, pero que las cuadrillas de limpieza aún están removiendo de los barrios desechos peligrosos. “¿Qué es un desecho peligroso? Van a tener que definirlo y comenzará un proceso burocrático que lo va a entorpecer todo...“, le dijo el mandatario. La ciudad está en alerta este fin de semana por algunas precipitaciones, que pueden crear vertidos tóxicos y deslaves al combinarse con los restos de las propiedades destruidas.

Judy Chu, la congresista demócrata que representa Altadena, una zona que el mandatario republicano no visitó, pidió a Trump no olvidar a los afectados por Eaton. El incendio del este provocó la muerte de 17 personas y destruyó 9.500 casas. “Hay miles de personas que no tienen donde vivir. Y son gente de clase trabajadora”, señaló la legisladora. En total, los dos grandes fuegos de 2025 han destruido un área 16 veces mayor al incendio de Maui.

Decenas de miles de personas lo han perdido todo en un desastre cuyo daño a la propiedad ha sido cuantificado, en la estimación más conservadora, en 45.000 millones de dólares. El monto se eleva hasta los 275.000 millones si se suman los gastos de reubicación, limpieza, atención médica, puestos de trabajo perdidos y actividad económica afectada.

El Marine One sobrevuela el área afectada por los incendios de Los Ángeles.
El Marine One sobrevuela el área afectada por los incendios de Los Ángeles. MANDEL NGAN (via REUTERS)

Trump criticó en Carolina del Norte, en su primera visita, a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, (FEMA, por las siglas en inglés). “Ha sido una decepción total. Nos cuesta un dineral y es muy burocrática y lenta”, aseguró el presidente. Trump mencionó la posibilidad de eliminar el organismo, creado en 1979 por Jimmy Carter, y dejar que sean los Estados los que lideren la respuesta a las emergencias.

“Biden hizo un pésimo trabajo, hay algunos vecinos que todavía no tienen agua potable”, añadió el republicano. Este dijo al gobierno local, en manos del demócrata Josh Stein, que Carolina del Norte ha visto más acción en cuatro días de su presidencia que “en los últimos tres meses”. A pesar de las críticas del mandatario, FEMA ha invertido desde finales de septiembre, cuando la tormenta fue declarada un desastre natural mayor, unos 320 millones de dólares. En octubre, Trump mintió al asegurar que el Gobierno de Biden había utilizado dinero de FEMA para financiar la construcción de casas para inmigrantes irregulares.

La visita de Trump a California llega un día después de que el Congreso estatal aprobara un paquete de ayuda de 2.500 millones de dólares para las localidades afectadas. Este inyectará recursos para auxiliar a los evacuados, brindar albergue temporal a las víctimas que lo perdieron todo y para limpiar las ruinas y restos tóxicos en las comunidades, algo que podría tardar meses. Los legisladores aprobaron cinco millones de dólares para que las autoridades locales agilicen los trámites de licencias para reconstruir y para que el distrito escolar edifique nuevamente las escuelas arrasadas por las llamas.

Otros 25 millones de dólares serán empleados en los litigios venideros que el fiscal estatal mantendrá con la Administración republicana en los próximos dos años. El gobernador Newsom promovió esta iniciativa como una forma de blindaje contra las políticas que Trump instrumentará. Los incendios, sin embargo, lo han obligado a reenfocarse.

Newsom promulgó el paquete de ayuda, que fue votado de forma unánime tanto por demócratas como republicanos. “Esto destila un poco de esperanza”, aseguró el gobernador demócrata. Su partido afirma que este paquete es solo el primer paso de muchos para que Los Ángeles regrese a la normalidad. El dinero sale de una hucha, de unos 8.300 dólares, que el Estado tenía para emergencias. El gobernador dijo que espera que el Gobierno federal le reembolse los recursos que han sido utilizados para atender esta emergencia. En los tiempos de Trump, sin embargo, esto se antoja difícil.


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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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