_
_
_
_

Los bomberos de Los Ángeles frenan el avance de un incendio que amenazaba el lujoso barrio de Bel-Air

Los socorristas luchan también por extinguir otro fuego que ha consumido 4.000 hectáreas en menos de 24 horas

Un grupo de bomberos vigilan mientras el incendio Hughes arde al norte de Los Ángeles, este miércoles cerca de Castaic, California.
Un grupo de bomberos vigilan mientras el incendio Hughes arde al norte de Los Ángeles, este miércoles cerca de Castaic, California. Mario Tama (Getty Images)
Luis Pablo Beauregard

Los bomberos de Los Ángeles frenaron durante la madrugada del jueves el avance del incendio Sepulveda, que representaba un gran peligro para el acomodado barrio de Bel-Air, que ya vivió en 1961 uno de los peores desastres de la ciudad con más de 450 residencias arrasadas. El fuego se detectó la noche del miércoles al noroeste de la autopista 405, una de las principales arterias de la metrópolis. Desde entonces ha destruido 16 hectáreas de monte en colinas que tienen cerca barrios densamente poblados, una región que ardió en 2017 en un incidente en el que Rupert Murdoch perdió una de sus mansiones. La amenaza obligó a las autoridades a actuar de inmediato. Karen Bass, la alcaldesa de la ciudad, aún criticada por la respuesta a los recientes desastres que han dejado 27 fallecidos, aseguró a la medianoche que se llevaban a cabo “acciones agresivas” para atajar su paso, lo que incluía un fuerte combate desde el aire con helicópteros y aviones.

En paralelo a esta emergencia, unos 4.000 bomberos combaten al norte del condado de Los Ángeles otro incendio, el Hughes. Este ha destruido hasta la mañana del jueves unas 4.000 hectáreas. Impulsado por el regreso de los vientos de Santa Ana, el Hughes pasó en menos de un día de ser un incendio forestal que abarcaba 20 hectáreas a ser la principal amenaza en el Estado y forzando la evacuación de 31.000 personas en las comunidades de Castaic y Santa Clarita, a 60 kilómetros al norte de Los Ángeles.

Un portavoz de CAL Fire subrayó el miércoles el rápido avance de Hughes, cuyas llamas destruían 14 hectáreas por minuto la tarde de aquel día. El ritmo de destrucción forzó al Gobierno del Estado a multiplicar la presencia de los bomberos, que en pocas horas pasaron de 1.100 a poco más de 4.000. El fuego registraba el jueves una contención del 14%.

El combate aéreo a Hughes ha sido clave en las últimas horas. Unas ocho aeronaves han volado, en conjunto, unas once horas seguidas para verter unos 113.000 litros de químico retardante sobre la zona. Además, otros tres helicópteros han sobrevolado el área del fuego derramando cerca de medio millón de litros de agua. Hughes está en parte restringido por el adyacente lago Castaic, que ha provisto a los bomberos del líquido necesario para luchar contra él. Otros cuatro aviones tanque han reforzado este jueves el ataque aéreo al siniestro.

Los bomberos trabajan para controlar las llamas durante el incendio Hughes a lo largo de una carretera en Castaic.
Los bomberos trabajan para controlar las llamas durante el incendio Hughes a lo largo de una carretera en Castaic.Ethan Swope (AP)

El esfuerzo duró toda la noche del miércoles y dio resultados. El jueves, las autoridades informaron que habían logrado impedir que el incendio cruzara el cañón Elderberry, atajando su avance al sur, donde se encuentran algunos barrios residenciales y la planta hidroeléctrica de Castaic, que genera electricidad para la ciudad de Los Ángeles. La prisión de Pitchess, con 5.000 reclusos, se encuentra también en la ruta de Hughes, pero el trabajo de los bomberos ha hecho que la zona deje de estar bajo las órdenes de evacuación forzosa y pase a estar en alerta amarilla.

La ciudad de Los Ángeles aún no está fuera de peligro. La alerta roja por los fuertes vientos de Santa Ana está vigente hasta las 10.00 del viernes. Las rachas, no obstante, no serán tan violentas como las que alimentaron a los destructivos incendios de Eaton y Palisades, que destruyeron decenas de miles de inmuebles y están casi controlados (contenidos al 95% y 72% respectivamente). Aún así, se prevé que el viento sople con velocidades entre los 48 y 65 kilómetros con hora con ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora. “La humedad es baja en extremo (...) Cualquier incendio nuevo puede crecer rápidamente”, alertó el servicio meteorológico el jueves.

Está previsto que el presidente Donald Trump visite este viernes la zona de desastre de Pacific Palisades, al oeste de Los Ángeles. La visita, muy esperada, fue anunciada por el mandatario el día de su investidura. Sin embargo, la Casa Blanca no ha confirmado hasta el momento el viaje al oeste. El mandatario y los republicanos han utilizado la tragedia para culpar a los demócratas por la gestión de la emergencia. El gobernador Gavin Newsom, uno de los principales opositores al magnate, dijo el miércoles que no había recibido invitación para sumarse a la eventual gira para recorrer las zonas devastadas por las llamas.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_