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Jelani Cobb: “Hay temas sobre Trump que los medios parecen aún reacios a cubrir”

El periodista de ‘The New Yorker’ y decano de la facultad de periodismo en Columbia habla sobre las tendencias en el voto afroamericano, la estrategia emocional de la campaña demócrata, y los peligros para el periodismo si Donald Trump gana la elección

Jelani Cobb
Jelani Cobb habla durante el anuncio de los ganadores del Premio du Pont-Columbia, en Nueva York, en febrero de 2023.Eugene Gologursky (Getty Images)
Camila Osorio

Jelani Cobb (Queens, 1969) es un periodista-historiador, uno de esos reporteros que ha podido acercarse a la actualidad política, como las campañas de Kamala Harris y Donald Trump, pensando en cómo se conectan con la historia de la esclavitud, la guerra civil norteamericana o el movimiento que lideró Martin Luther King. Doctorado en historia desde el 2003 y periodista de la revista The New Yorker desde el 2015, Cobb ha escrito libros sobre la esperanza que logró movilizar Barack Obama en el 2008, la larga historia del hip-hop norteamericano, y coeditado uno sobre el movimiento de Black Lives Matter. Desde el 2022 Cobb es decano de la facultad de periodismo de Columbia University, la más prestigiosa entre los reporteros de Estados Unidos, desde donde se conecta para hablar sobre las elecciones que se celebrarán el próximo 5 de Noviembre en Estados Unidos. “A mi lo que más me preocupa es que personas en la derecha recurran a la violencia si no les gusta el resultado”, dice por Zoom. “Y, bueno, hay una alta probabilidad de que eso pase”.

Pregunta. En su más reciente artículo para The New Yorker, usted habla de cómo los demócratas, los medios, e incluso Trump creen que a este último le va muy bien entre los votantes afroamericanos, particularmente entre los hombres negros, cuando esa no es la realidad. ¿Por qué se da esa distorsión?

Respuesta. Primero, el porcentaje de hombres negros que han votado por los candidatos demócratas sí ha bajado, pero desde el 2008. La gente quiere decir que este es un fenómeno de los hombres negros contra Kamala Harris, y eso no es cierto, esto viene pasando en varios ciclos electorales. En 2008, el 95% de los hombres negros votaron por Obama, el porcentaje más alto. Para su reelección, en 2012, ya el porcentaje bajó a 87%; en 2016, con Hillary Clinton, un 84% de los hombres negros votaron por ella. Y luego el porcentaje fue de 82% para Joe Biden en 2020. Así que la cifra no ha hecho sino bajar, y Kamala Harris hoy tiene un apoyo en el 70 y algo por ciento.

P. ¿Por qué ha bajado ese porcentaje para Harris y los demócratas?

R. Kamala Harris arrancó su campaña en julio, mucha gente no la conocía, no sabía nada de ella, y esa es una de las razones: por todos esos indecisos. Pero otra razón es que el partido demócrata no ha hecho mucho para involucrar a los hombres negros, como sí lo han hecho con las mujeres. Hablan en términos generales de ellos, pero no sobre los temas que más les importan. Cuando les preguntas a ellos, de acuerdo a las encuestas, sus prioridades son en unos casos las mismas que las de las mujeres negras, pero no del todo. Ellos quieren más propuestas sobre emprendimientos, ese es un tema enorme para ellos. O más propuestas sobre cómo convertirse en propietarios de vivienda. Temas que a ellos les pueden facilitar cumplir con un rol que la sociedad espera de los hombres, como ser proveedores.

P. Kamala Harris podría ser la primera mujer negra en llegar a la presidencia y ha querido lanzar un mensaje de esperanza como Barack Obama lo hizo en el 2008, pero también pareciera que en su campaña hay mucho de otra emoción, que es el miedo a Trump.

R. Creo que ha intentado balancear [las dos emociones]. Sí ha querido apelar a que ‘todos podemos volver a unirnos como país’, que no tenemos que ver a quienes son diferentes con sospecha o con antagonismo. Que las cosas no tienen que ser, como lo han sido en la última década, polarización, rabia y conflicto. Yo diría que dos tercios de la campaña es esperanza, y un tercio es miedo. Porque en la campaña de Harris han hecho lo posible por distinguirse de Donald Trump, porque hay gente que sigue votando por él porque lo vió en The Apprentice, porque les parece chistoso, así que hacen un ejercicio de señalar qué está realmente en juego con él. Con Trump, el derecho al aborto puede restringirse aún más, por ejemplo, o él ha hablado de hacer deportaciones masivas. Eso son hechos, él ha puesto esas propuestas sobre la mesa, y dan miedo.

Jelani Cobb en un evento en Nueva York, en febrero de 2022.
Jelani Cobb en un evento en Nueva York, en febrero de 2022.Roy Rochlin (Getty Images)

P. ¿Ve paralelismos con la campaña que hizo Obama en el 2008?

R. Sí, aunque claro, la circunstancia era distinta, Obama se lanzó cuando había mucha decepción y desaliento por la guerra en Irak. Kamala Harris tiene esa misma idea de que sí hay esperanza en el horizonte, pero no hay una guerra en Irak, y las dos guerras en las que Estados Unidos está involucrado, en Gaza y Ucrania, no son temas de los que ella habla. Así que ella intenta constantemente es hacer la distinción es con Trump, ella cree que ese contraste sí le será util. Cuando ves a Trump, suele estar encorvado, gruñendo, bravo, diciéndole a la gente que todo está mal. Ella, por otro lado, se ve como que está viviendo el mejor momento de su vida. Aún cuando las encuestas están tan empatadas, y que la elección tiene unas implicaciones inmensas, ella no transmite esa [preocupación].

P. En el 2016 se le criticó mucho a los medios por no ver venir la victoria de Trump, o por haber hecho un cubrimiento sesgado. ¿Han aprendido los medios de sus errores?

R. Hay resultados mixtos. Por un lado, en 2016, los medios fueron muy incrédulos y tendían a tratar a Donald Trump solo como una figura del entretenimiento, como un show. Con lo que pasó el 6 de Enero del 2020, [el asalto al Capitolio], ahora hay un reconocimiento muy amplio en los medios de que Trump es una figura muy peligrosa. Pero, dicho estos, hay otros temas en los que los medios parecen ser aún incrédulos, o reacios a cubrir temas. Por dar un ejemplo: el antiguo jefe de Gabinete de Trump, John Kelly, dijo esta semana que Trump habló bien de Hitler en un par de ocasiones. Pero ese tema no está en todos lados, en todos los medios, y a mi me parece que ahí hay algo extraño.

P. Trump ha atacado a los medios como ningún otro presidente antes, e introdujo desde el 2016 el concepto de fake news a nuestro lenguaje. ¿Le preocupa lo que pueda hacer contra los medios en una segunda presidencia?

R. Absolutamente. El ya ha hablado de quitarle licencias de transmisión a estaciones de noticias que no le gustan a él. Para mi no es claro que pueda hacer eso, pero sin duda lo va a intentar. Y si solo lo intenta, eso va a generar un precedente nuevo en este país. También quieren, [Trump y su campaña], tumbar la sentencia ‘New York Times v Sullivan’, [que protege la libertad de expresión frente a funcionarios públicos, restringiendo la posibilidad de que estos demanden a medios por difamación]. Eso facilitaría el camino para demandar periódicos, y haría más difícil reportar. Y luego está el riesgo a la violencia física. Trump ha hablado terrible de las noticias y nos ha llamado ‘el enemigo del pueblo’. A la gente se le olvida que un seguidor de Trump, cuando este último era presidente, envió por correo unos paquetes bomba a medios, porque pensaba que los periodistas querían hacerle daño a Trump.

P. Usted es decano de la facultad de periodismo de Columbia, ¿ha visto desalentados a los estudiantes por los ataques a la prensa?

R. No por los ataques de Donald Trump a la prensa. Más bien he visto personas desalentadas por como los medios operan, punto. Por ejemplo, por los artículos que no hacen, o por el hecho de que se haya cubierto de la misma forma a Trump y a Kamala, como iguales, cuando uno de los dos intentó derrocar al gobierno electo [en 2020].

P. Hace poco usted habló en un documental de PBS sobre la historia racial del Colegio Electoral, ese sistema que tiene muchas críticas porque no siempre quien gana la mayoría de votos (el voto popular) gana la presidencia (ganan quien obtenga 270 votos electorales)

R. El Colegio Electoral, que es una reliquia,[del siglo XVIII], fue creado para darle más poder a quienes fueron esclavistas. Es un sistema que le permitió a los esclavistas que se tuviera en cuenta, en [el censo electoral] de sus estados, los cuerpos de los esclavos, aún si a estos esclavos se les impedía el derecho a votar. Es decir, el número de votos que hay en total en el Colegio Electoral está ligado al tamaño de la población en cada estado. En la época de la esclavitud, casi la mitad de las personas que vivían en el sur de Estados Unidos eran esclavos. Eso quiere decir que los blancos que sí podían votar en el sur, que eran mucho menos que los que había en el norte, estarían siempre en desventaja [si no se contaba a la población esclavizada]. En 1860, antes de la guerra civil, había unos nueve millones de personas viviendo en el sur, de los cuales cuatro millones eran esclavos. El Colegio Electoral permitió entonces que se contara el 60% de la población esclavizada en el censo, lo que hizo que los blancos del sur obtuvieron el poder electoral de acuerdo a cuantos eran ellos, más ese 60% adicional de la población esclavizada [que no votaba]. Así que, ya con el Colegio Electoral formado así, esos blancos que podían votar obtuvieron un poder desproporcional para elegir presidente.

P. Cree que, si otra vez el voto popular se va a Harris, mientras que el electoral se va a Trump, ¿puede ser el momento para que por fin se reforme ese Colegio Electoral?

R. No, no espero que cambie nada en el corto plazo. Ya existe un supuesto acuerdo, un intento a pasar una ley para que los votos electorales se vayan a quien gane el voto popular—-pero no hay suficientes estados que lo hayan firmado para que se haga realidad. El Colegio Electoral se va a mantener, y sí es muy probable que volvamos a ver una división entre quien gana el voto popular y quien gana el voto del Consejo Electoral.

P. Hace un poco más de año y medio, cuando Elon Musk se adueñó de Twitter, despidió a buena parte de la empresa y le devolvió la cuenta a Trump, usted decidió renunciar a esa red social, a pesar de que es una que sigue siendo muy usada por los periodistas. ¿Extraña estar ahí?

R. No, no, no. Ahora lo extraño aún menos. Desde que Musk es el dueño, esa es una red social increíblemente tóxica, y Musk ha sido muy claro en que está usando todos sus recursos para lograr que se elija a Donald Trump. Con eso, yo no quiero estar ni remotamente cerca a esa plataforma.

P. Por último, ¿qué cree que va a pasar el 5 de noviembre?

R. Creo que el resultado va a estar muy ajustado. A mí lo que más me preocupa es que personas en la derecha recurran a la violencia si no les gusta el resultado. Y, bueno, hay una alta probabilidad de que eso pase.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.
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