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Las empresas españolas redoblan sus inversiones en Estados Unidos y su apuesta digital

Las compañías destacan que la tecnología es esencial para la transformación económica en un mundo globalizado

Margarita Oliva Sainz de Aja, socia de DLA Piper, y Pedro Azagra, consejero delegado de Avangrid, durante el foro.
Margarita Oliva Sainz de Aja, socia de DLA Piper, y Pedro Azagra, consejero delegado de Avangrid, durante el foro.Joao Lutz

Las empresas españolas miraron durante décadas a Latinoamérica como su terreno natural para la expansión internacional. Aún lo hacen, y la presencia de las compañías en todos los grandes países de la región es muy importante. Al tiempo, sin embargo, han ido atreviéndose cada vez más con el mayor mercado americano: el de Estados Unidos. Los empresarios presentes en la jornada Latinoamérica, Estados Unidos y España en la economía global, organizada este martes en Nueva York por EL PAÍS y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, lo pusieron de manifiesto una vez más, al tiempo que expresaron su apuesta por la tecnología y la digitalización.

El consejero delegado de ACS, Juan Santamaría; el consejero delegado de Avangrid, la filial estadounidense de Iberdrola, Pedro Azagra, y el presidente de Indra, Marc Murtra, reafirmaron el compromiso de sus empresas con la inversión en Estados Unidos. Han reforzado su presencia en el país en los últimos años y prevén seguir haciéndolo, según expusieron en el foro, patrocinado por DLA Piper, Iberia, Inditex, Indra, NTT Data y Total Protect en colaboración con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

“Muchas veces me preguntan cómo hacer negocios en Estados Unidos”, dijo Azagra. “Y lo primero que necesitas es ser local. Pero volverse local significa que necesitas entender a todas las partes involucradas”, explicó. En su caso, el de una gran compañía energética, es esencial tender lazos con las comunidades locales, con las autoridades, los reguladores, los clientes, los proveedores y demás grupos de interés es parte del trabajo diario de los responsables de las compañías, explicó. Puso como ejemplo la necesidad de saber comunicar el contenido de la factura eléctrica para evitar que se culpe a la compañía de aumento de tarifas que en realidad no son responsabilidad suya.

Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, grupo editor de EL PAÍS, y Pedro Azagra, durante el foro.
Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, grupo editor de EL PAÍS, y Pedro Azagra, durante el foro.Joao Lutz

Azagra destacó las ingentes inversiones que el grupo Iberdrola, presidido por Ignacio Sánchez Galán, tiene previsto acometer en Estados Unidos en los próximos años como parte de la transición energética y que cifró en 30.000 millones de dólares hasta 2020. “Es un mercado enorme. Las cifras aquí siempre son de miles de millones, no de cientos”, reflexionó.

El directivo español recordó que el grupo Iberdrola hizo su primera adquisición en Estados Unidos hace 20 años y cómo con cada nueva operación ha ido aprendiendo. En un sector fuertemente regulado, Azagra puso el acento en que no se trata de un único mercado, dadas las importantes competencias estatales en la materia: “Creo que si pensamos en Estados Unidos y en los años venideros, desde el punto de vista energético, no es un solo país, sino muchos países juntos, muchos estados, regiones y actividades reguladas por cada estado”, indicó.

La importancia y dificultad del trámite de obtención de permisos y la interferencia de los litigios son dos de las características que destacó del mercado estadounidense, pero aseguró que se está avanzando en ambas, en parte por las reformas legales recientes: “Creo que lo importante es cómo están reduciendo los plazos”. Azagra puso el acento también en la necesidad de una regulación predecible a largo plazo par acometer las ingentes inversiones en la renovación de unas infraestructuras que, en muchos casos, están obsoletas. Y cómo unas inversiones y otras se condicionan mutuamente: “No podemos hacer renovables sin redes ni tampoco redes sin renovables. Tienen que ir juntas”, dijo.

La importancia digital

El futuro, al menos en lo que respecta a las infraestructuras, pasa por el mundo digital: la gestión de datos, la alta tecnología, la inteligencia artificial. Y en lo que respecta al manejo de datos se puede resumir en cuatro palabras: digitalización, demografía, descarbonización y desglobalización, según Juan Santamaría, consejero delegado del gigante de las infraestructuras ACS. “Son las cuatro D que van a encaminar el futuro en Estados Unidos y otros lugares”.

“El cambio es la nueva normalidad”, aseguró Santamaría, que analizó las megatendencias en el sector. Unas megatendencias que apuntan a una explosión del tráfico de datos, donde los centros de almacenamiento de terabytes necesitarán aumentar su potencia de los actuales 30 billones de gigabytes a 85 para 2030. “Eso es un 75% de la demanda global, solo en Estados Unidos”, subrayó.

A ello se añade que para 2050 se calcula que dos de cada tres estadounidenses residirán en zonas urbanas. Y para finales de siglo, un 30% de los estadounidenses tendrán más de 65 años. “Esto va a traer cambios en la movilidad”, afirmó Santamaría. En lo que respecta al onshoring, el retorno de operaciones empresariales a sus países de origen, serán fundamentales áreas como los semiconductores, los metales críticos, los vehículos eléctricos, y todo lo relacionado con Defensa.

Muy probablemente, en los próximos años el crecimiento de los vehículos eléctricos añadirá una demanda del 15% a las necesidades de las redes eléctricas; las baterías agregarán un 35%, explicaba el consejero delegado de ACS en el foro. Para Santamaría, las empresas de infraestructura, de tecnología avanzada, y de energía siempre van a estar a la vanguardia. “Toda la infraestructura va a tener que prepararse para lo que está ocurriendo”, los cambios por venir, predice. Solo en el área de los centros de datos hace falta una inversión de un billón de dólares; para fábricas de baterías eléctricas, en torno a los 300.000 millones; en semiconductores, 65.000 millones. ACS, precisa, está presente en la mayor parte de este tipo de proyectos en Estados Unidos “así que no podemos ser otra cosa que optimistas sobre el futuro a corto plazo”.

Todo esto sin abandonar las infraestructuras tradicionales —aeropuertos, carreteras, autopistas—, que mantendrán un crecimiento en torno al 3% anual, tanto debido a la necesidad de mantenimiento como a la de expandir las redes que ya existen. “Hoy por hoy hay cerca de 25.000 millones de dólares en lista de espera en inversiones en distintos estados que van a salir adelante en inversiones privadas en infraestructura tradicional”.

ACS tiene a Estados Unidos como su núcleo de inversión, con presencia en la mayoría de los Estados y una media de veinte oficinas por Estado, y el control de subsidiarias como la constructora Turner. El grupo cuenta con inversiones en centros de datos, semiconductores o baterías, para responder a las megatendencias del futuro.

“Todo eso viene de la necesidad de responder a las necesidades de infraestructura que existen”. “Todos los proyectos, actualmente, tienen un componente de tecnología avanzada, de inteligencia artificial, de fibra óptica, ingeniería civil y una muy retadora integración de muchos de esos elementos”. Por ello, una empresa que puede ofrecer servicios múltiples y tiene experiencia en todos está muy bien posicionada, explica Santamaría.

Marco Antonio Achón, presidente de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos y Juan Santamaría, consejero delegado de ACS, durante el foro.
Marco Antonio Achón, presidente de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos y Juan Santamaría, consejero delegado de ACS, durante el foro.Corrie Aune

El presidente de Indra, Marc Murtra, expuso que la incertidumbre internacional deja a la vez algunas certidumbres. Destacó entre ellas la necesidad de autonomía estratégica y la importancia de la tecnología. “El futuro es tecnológico”, proclamó, reflexionando de modo especial sobre la inteligencia artificial, algo “absolutamente transformador”, dijo. “Es un fenómeno que yo describiría como enteramente estadounidense. La cadena de valor entera desde el capital, los emprendedores, los empresarios, los estrategas, las universidades, los experimentos, está todo muchísimo más avanzado en Estados Unidos que en Europa, Rusia o China. “En Indra, estamos apostando fuerte por la inteligencia artificial y ya es una herramienta que utilizamos en todas partes”, aseguró.

Murtra señaló que “primero hay que desarrollar la inteligencia artificial y luego hay que legislarla con prudencia”. “La inteligencia artificial es la pasta de dientes que ha salido del tubo y ya no la podemos volver a meter dentro”, dijo, alertando de los excesos regulatorios, especialmente en Europa. “Corremos el riesgo que se genere el tópico de que en Estados Unidos hay mucha inteligencia artificial y poca legislación, y en Europa hay mucha legislación y poca inteligencia artificial”.

EDP ha seguido ese mismo camino de algunos de los gigantes españoles. “Empezamos como una empresa portuguesa enfocada en utilities, y hace 25 años iniciamos un proceso de internacionalización, primero en Brasil, España, y ahora 2007 llegamos a Estados Unidos cuando apenas comenzaba a hablarse de transición energética (...) Hablar de fuentes alternativas de energía no debería ser la novedad sino la norma. Lo cierto es lo que antes era solo un nicho, ahora se ha hecho dominante”, ha asegurado por su parte Miguel Stilwell de Andrade, CEO de EDP (Energías de Portugal), una empresa presente en 29 países y que genera el 98% de toda su energía a través de fuentes renovables. Su objetivo, ha dicho, es llegar al 100% en 2030.

Para ello, y para la lucha contra el cambio climático a nivel global, Stilwell ha destacado que el debate en las últimas dos décadas ha dado pasos de gigante. Ahora ya no se discute sobre la competitividad o la viabilidad de las energías renovables, porque esa es ya una discusión superada. Ahora, el foco hacia unas energías más verdes hay que ponerlo en vencer las reticencias y la oposición de determinados sectores fruto de polarización y la oposición política. El empresario ha mencionado el ejemplo de Alemania, en el que a través de la creación del “interés público primordial”, que prevalece frente a cualquier interés privado, blinda las decisiones medioambientales.

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