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Kamala Harris culmina en Nevada una frenética semana de transformación para la campaña demócrata

La candidata cierra su paso por los Estados que definirán la contienda presidencial de noviembre

La candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, durante el evento de Las Vegas.
La candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, durante el evento de Las Vegas.Kevin Mohatt (REUTERS)
Luis Pablo Beauregard

Kamala Harris se convirtió el lunes en la candidata de los demócratas a la presidencia. Para el sábado, la vicepresidenta estaba llenando estadios y recibiendo trato de estrella pop. Harris ha culminado este sábado cinco días de gira junto a Tim Walz, su candidato a la vicepresidencia, a los cinco Estados que decidirán la elección de noviembre. La última parada ha sido Nevada, donde miles de personas han hecho horas de fila bajo un calor de 41 grados para ver de cerca y por unos minutos a la estrella en ascenso de la política estadounidense. Harris ha cerrado una frenética semana en la que ha cambiado la suerte de su partido en la contienda contra Donald Trump.

“Tenemos 87 días. Será una carrera cerrada hasta el final. No nos fijemos en las encuestas porque tenemos todavía un trabajo muy duro por delante”, ha asegurado Harris en la casa de los Rebeldes, el equipo de baloncesto de la Universidad de Nevada en Las Vegas. Esta es su séptima visita a Nevada en lo que va el año, pero la primera que hace como candidata oficial a la Casa Blanca. “La última vez que estuve aquí pasé al último entrenamiento de la selección masculina de baloncesto... Y hace solo unas horas ganaron el oro”, dijo antes de que el público ovacionara el quinto oro consecutivo del Dream Team.

Aunque Harris no quiere dar demasiada importancia a las encuestas, estas han dejado para los demócratas sus primeras buenas noticias en meses. The New York Times ha publicado este sábado sondeos recientemente levantados que ponen a Harris a la cabeza en tres Estados decisivos: Michigan, Wisconsin y Pensilvania. La candidata demócrata aventaja a Trump por cuatro puntos en estas tres entidades, 50% contra 46% del republicano.

Los analistas electorales más importantes han pronosticado mejores tiempos para la campaña de Harris. Cook Political Report consideró esta semana que Nevada está en el aire rumbo a los comicios de noviembre. El Estado se inclinaba antes hacia Donald Trump, pero las cosas han cambiado desde que la vicepresidenta se hizo con la nominación. No es el único territorio donde los demócratas ahora están mejor situados. Sus probabilidades de triunfo han mejorado también en Arizona, donde Harris estuvo este viernes.

“Al menos en el corto plazo, Harris ha revertido la caída en las encuestas o ha podido frenar la hemorragia que el partido había tenido desde el debate de junio entre Trump y Biden”, señaló esta semana el politólogo Larry Sabato, profesor de la Universidad de Virginia. En su análisis, el catedrático devuelve a Georgia, que se inclinaba a los republicanos, a la columna de los Estados que están en disputa. Georgia estaba en la agenda de esta semana, pero las tormentas la obligaron a cambiar los planes. Mientras ella visitó cinco Estados, Trump se limitó en toda la semana a un solo mitin, celebrado en Montana.

Algunos asistentes al mitin de Kamala Harris en la Universidad de Nevada Las Vegas.
Algunos asistentes al mitin de Kamala Harris en la Universidad de Nevada Las Vegas.Kevin Mohatt (REUTERS)

Los sondeos comienzan a reflejar los cambios de ánimo que hay entre los votantes. Tyler, un geólogo de 25 años, ha vuelto a la universidad de la que egresó para presenciar el segundo mitin de su vida. “Mis papás me llevaron a ver a Barack Obama en 2008, cuando tenía nueve años”, recuerda. Ahora ha venido con su novia, atraído al mitin que se ha celebrado a pocos kilómetros del Strip, la zona turística donde se encuentran la mayoría de los casinos. “Hay mucha energía y creo que la gente se está contagiando de esta”, señala.

No era el único. Ron Smith, un jubilado de 65 años, mandó a hacer camisetas para esta tarde. Sobre el pecho tenía la imagen de una mano blanca entregando un testigo a una mano negra. En la espalda, una de las frases que Harris lanzó a Trump para calentar el debate entre ambos: “Si tienes algo que decirme, dímelo a la cara”. “Me dio mucho gusto ver cómo Biden pasó el relevo. Él iba a ser un presidente de un solo mandato, pero finalmente lo hizo, por lo que le doy las gracias”, señala Smith, quien se identifica como votante independiente.

Entrar al estadio universitario no fue sencillo. Miles de personas esperaron horas al exterior con un calor desértico que alcanzó los 41 grados a las cuatro de la tarde. Estos provocaron desmayos, quemaduras en la piel e insolaciones entre los asistentes. La policía de Las Vegas ordenó cerrar el estadio una hora antes del evento, cuando ya había 12.000 personas dentro, para impedir que la gente siguiera sufriendo el calor. La prensa local calcula que había unas 4.000 personas esperando entrar cuando se les pidió retirarse.

“Oí que tuvieron que negar la entrada a miles de personas”, aseguró Tim Walz, el candidato a vicepresidente. “Pero no se preocupen, estaremos viniendo mucho”, bromeó el gobernador de Minnesota, quien suele romper el hielo con las audiencias hablando del clima. Detrás, los asistentes mostraban pancartas que decían “Kamala is brat”, “Stop Trump” y “Coach!”, dedicada a Walz, quien antes de entrar a la política fue entrenador de fútbol americano durante sus años como profesor de instituto.

Los demócratas deben conquistar Nevada para mantenerse en la Casa Blanca. Encuestas recientes colocan a Harris ligeramente adelante de Donald Trump, por una diferencia de apenas 2%.

Un apoyo vital

La fórmula demócrata ha sumado un apoyo vital en Nevada. El poderoso sindicato de trabajadores de la restauración, Culinary Workers Local 226, anunció el viernes su respaldo a la candidatura de Harris y Walz. “La próxima presidenta será una férrea defensora de los trabajadores”, señaló la organización en un comunicado. Esta representa a 60.000 empleados que van desde las recamareras de los hoteles y casinos, cocineros, meseros y los cantineros.

“Estamos listos para hacer historia y llevar a la presidencia a la primera mujer negra y del sureste asiático (...) El camino a la victoria pasa por Nevada y el sindicato le dará el Estado a Kamala Harris y a Tim Walz”, asegura la organización, que tiene un 54% de latinos entre sus miembros.

“Nadie debería tener dos trabajos para poder mantener a su familia, uno debería ser suficiente”, aseguró Satoria Patridge, una portera de un casino que es parte del sindicato. Sobre el escenario, juró luchar por el triunfo de Harris para que esta ponga freno a los caseros con un límite de 5% a los incrementos de la renta. El precio de la vivienda es uno de los temas que más preocupan a los votantes aquí.

La movilización de los trabajadores de los casinos fue clave para los demócratas retuvieran el Estado en 2020. El último republicano que lo conquistó fue George W. Bush, en 2004. Donald Trump, quien cayó hace cuatro años por solo un 4%, se ha propuesto cortejar a este importante grupo de votantes. Una de sus iniciativas más atractivas para los empleados de restaurantes y casinos es hacer que las propinas que ganan no paguen impuestos. Trump lanzó la idea el 9 de junio en un mitin en el Estado, que tiene la mayor concentración de trabajadores que viven de propinas.

Esta noche, Kamala Harris ha copiado esa propuesta. Además de subir el salario mínimo, ha prometido quitar los impuestos a los ingresos de las propinas. La medida provocó una ovación entre los presentes. En sus visitas anteriores, la vicepresidenta se acostumbró a mitines de unos cuantos cientos de personas. Hoy estaba en el centro de un estadio casi completamente lleno que coreaba: “We are not going back, we are going forward (no iremos de vuelta atrás, iremos hacia adelante)”.



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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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