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Harris y Walz tienden la mano a los republicanos moderados en Arizona

La candidata demócrata y su candidato a la vicepresidencia visitan uno de los Estados en juego del oeste en su primera gira por el país

Kamala Harris habla este viernes en un evento político en Arizona.
Kamala Harris habla este viernes en un evento político en Arizona.Elizabeth Frantz (REUTERS)
Luis Pablo Beauregard

La gira de Kamala Harris y Tim Walz ha llegado al Oeste. El Estado de Arizona es la penúltima parada en una frenética semana que ha llevado a los candidatos a Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte y Georgia. En un estadio con aforo completo, la vicepresidenta se vio obligada a salirse del guion ante la irrupción de un grupo propalestino que se manifestaron por los 300 días de violencia en Gaza instantes después de que la candidata saliera al escenario. “Lo voy a decir con claridad y una sola vez: es hora de que haya un inmediato cese al fuego y que se libere a todos los rehenes secuestrados, que vuelvan a casa. Respeto su voz, pero hoy hemos venido a hablar de las elecciones de 2024″, ha dicho Harris ante los aplausos de cerca de 20.000 personas en el estadio Desert Diamond de Glendale, a las afueras de Phoenix.

“Esta ha sido una gran semana. El lunes me convertí oficialmente en candidata y el martes anuncié a Tim Walz como compañero de fórmula”, dijo Harris instantes antes de ser interrumpida. Esta ha sido su penúltima aparición en el llamado Sun Belt, el Cinturón del Sol, donde la vicepresidenta necesita los apoyos de republicanos moderados y de independientes para mantenerse en la Casa Blanca. “Vamos a ganar porque recordamos lo que pasó con Trump, no nos va a hacer gaslight (manipular). Ahora que sabemos cómo fue, no volveremos al pasado. Iremos adelante”, añadió.

Harris habló de uno de los temas que más preocupan a Arizona, un Estado fronterizo, la inmigración ilegal. “Sé que nuestro sistema de inmigración está roto. “Necesitamos fronteras más seguras y dar una vía para la ciudadanía”, aseguró la aspirante. Esta dijo que su rival, Donald Trump, no está interesado en “arreglar este problema”. “Habla mucho de esto, pero no se compromete”, dijo Harris. La vicepresidenta recordó como el Senado negoció una ley entre demócratas y republicanos que reforzaría la frontera. “Él hundió esta propuesta bipartidista, pero cuando yo sea presidenta firmaré esa ley”, señaló Harris.

La visita sirvió para reforzar la unión dentro del partido después del proceso de elección del candidato a la vicepresidencia. Uno de los oradores de la tarde fue el senador de Arizona, Mark Kelly, uno de los que fueron considerados por Harris. Este aplaudió la integración del gobernador de Minnesota al ticket. “Saben que yo soy un tipo de la Armada, pero ahora necesitamos un Ejército. Y nuestro candidato a vicepresidente es del Ejército… necesitamos un ejército imparable que entre a las trincheras y nos lleve hasta la victoria final”, aseguró Kelly, quien estuvo acompañado por su esposa, la excongresista Gabrielle Giffords, quien sirvió junto a Walz en el Congreso en 2006.

“Muchas gracias a Arizona por compartir con el resto del país a Mark Kelly y a Gabby Giffords”, dijo Walz al salir al escenario. “Me están diciendo que este es posiblemente el mitin más nutrido de la historia de Arizona”, señaló. Los demócratas han mostrado músculo en la convocatoria. Los organizadores tuvieron que negar la entrada a varias una hora antes de que comenzara el evento porque el sitio había llegado a su máxima capacidad. “No importa, no creo que a nadie le obsesione el tamaño de una audiencia”, bromeó el gobernador de Minnesota en referencia a Donald Trump. No fue el único golpe que lanzó. También dirigió algunos a su rival, el senador de Ohio, J.D. Vance. “Todos los chicos en mi clase estudiaron en Yale, tuvieron su carrera universitaria financiada por millonarios de Silicon Valley y después escribieron un libro hablando mal de la gente que la crio”, dijo.

El republicano John Giles, el alcalde de Mesa, habla durante el evento de Harris y Walz en Glendale (Arizona).
El republicano John Giles, el alcalde de Mesa, habla durante el evento de Harris y Walz en Glendale (Arizona).Go Nakamura (REUTERS)

El Cinturón del Sol está conformado por 15 Estados del Sur del país. Se extiende desde Virgina, al Este, y llega hasta la Costa Oeste, a California. En esta extensa franja hay aún muchos territorios en disputa. Uno de ellos es Arizona, un bastión republicano que Joe Biden arrebató a Donald Trump en 2020 por menos de 11.000 votos, el resultado más cerrado de aquel ciclo. Harris desea mantener esta entidad, junto con sus once votos del Colegio Electoral, dentro de la columna de los demócratas. Es necesario que construya alianzas con los republicanos, quienes han conquistado el Estado en once elecciones presidenciales desde 1976.

La campaña demócrata anunció a inicios de esta semana que un grupo de republicanos se ha sumado al esfuerzo para elegir a Kamala Harris. El grupo está conformado principalmente por políticos conservadores que han sido desplazados de sus posiciones por el ascenso del trumpismo. Hay algunos que se han mantenido en el cargo y son críticos con Trump. Uno de ellos es John Giles, el alcalde de Mesa, la tercera ciudad más poblada de Arizona por detrás de Phoenix y Tucson. Giles coordinará un grupo que busca hacer crecer los votos de los desencantados del llamado Grand Old Party.

Giles ha estado presente este viernes en el evento de Harris en Glendale y ha sido invitado a cruzar las líneas enemigas y asistir como invitado a la Convención Nacional Demócrata, que se celebrará en Chicago a partir del 19 de agosto. “Me siento un poco fuera de lugar... No reconozco mi partido. Ha sido secuestrado por personas que han obligado a los centristas a que lo abandonen”, aseguró el alcalde.

En un texto publicado en el diario Arizona Republic, Giles aseguró que los republicanos aún están obligados a “corregir el rumbo”. “El partido, con Trump a la cabeza, continúa en el camino del extremismo político y aleja el foco en nuestras libertades fundamentales. Ahora más que nunca, debemos poner al país antes que al partido”, aseguró el alcalde. Giles opina que el trumpismo ha provocado en Arizona “desinformación, la negación de los resultados electorales y una erosión en la confianza al sistema judicial”.

Lo que Giles y otros republicanos díscolos critican puede encontrarse en candidaturas como la de Kari Lake, una expresentadora de noticias que debutó en la política como una de las acólitas más radicales de Trump. “Nos vamos a abrochar los cinturones, a poner los cascos, nuestra armadura de Dios y quizá llevar con nosotros una pistola Glock para que todo salga bien”, le dijo a sus seguidores en un mitin de abril.

Lake, quien tiene una postura extrema antiaborto y contra la inmigración ilegal, está muy rezagada en las encuestas. El candidato demócrata Rubén Gallego, un congresista latino con experiencia en el Ejército, va a la cabeza de la contienda. Gallego tiene una cómoda ventaja de once puntos, de acuerdo a un sondeo publicado esta semana por la encuestadora local HighGround. La elección presidencial está mucho más cerrada. Harris mantiene una ventaja en el Estado de 2,8% frente a Trump en Arizona.

Los números han hecho que el Partido Republicano apueste por otros Estados para obtener la mayoría en el Senado. Los esfuerzos de los conservadores se han enfocado en Virginia Occidental, Ohio y Montana. Trump ha realizado esta tarde un evento en Montana que tiene como objetivo movilizar a su base y así derrotar a Jon Tester, uno de los senadores demócratas más débiles por representar a una región sólidamente roja.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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