La vivienda absorbe un 42% de los ingresos de las familias con menos recursos económicos
El porcentaje de españoles que tiene los gastos de la casa como una de sus principales preocupaciones ha pasado del 2% al 10% en el último año, según un informe de Cáritas
El foco que apunta a la vivienda como un factor determinante en los niveles de pobreza sigue con la iluminación a máxima potencia. Es un gasto irrenunciable e ineludible para las familias, que han visto como el precio tanto de comprar una casa como de vivir de alquiler se ha incrementado constantemente desde 2015. Y las familias con menos recursos económicos son las que más lo sufren, ya que la vivienda absorbe un 42% de los ingresos del 20% más ...
El foco que apunta a la vivienda como un factor determinante en los niveles de pobreza sigue con la iluminación a máxima potencia. Es un gasto irrenunciable e ineludible para las familias, que han visto como el precio tanto de comprar una casa como de vivir de alquiler se ha incrementado constantemente desde 2015. Y las familias con menos recursos económicos son las que más lo sufren, ya que la vivienda absorbe un 42% de los ingresos del 20% más pobre en España, según se desprende del informe Ingresos y gastos: una ecuación que condiciona nuestra calidad de vida, presentado este martes conjuntamente por Cáritas y la fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada).
La cantidad dedicada del 20% más rico de la población, en cambio, se reduce hasta un 27%, por lo que la diferencia es de 15 puntos porcentuales. El informe también refleja que la media del gasto en este apartado se encuentra en una de las cifras más elevadas de las últimas dos décadas, tras alcanzar el nivel máximo en 2020. Así pues, la media se ubica en el 32%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, mientras que en 2006, primer año del que se muestran resultados, era del 25%, y en 2020 llegó a ser del 36%.
La vivienda es cada vez más un problema central para la ciudadanía. Así lo refleja una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicada este verano, en la que se indica que uno de cada diez españoles identifica la vivienda como una de sus principales preocupaciones, lo que supone un notable aumento respecto al año anterior, cuando la cifra era de uno de cada cincuenta.
La secretaria general de Cáritas, Natalia Peiró, que ha presentado el informe en rueda de prensa junto al técnico del equipo de estudios y de la fundación Foessa, Daniel Rodríguez de Blas, se ha referido a la vivienda como el primer eslabón para “la salud, el bienestar y la vida laboral de las familias”. “La conclusión es clara: la vivienda es el elemento que desequilibra la ecuación de las cuentas familiares, especialmente en las familias más humildes, que tienen dificultades para tener una vivienda digna”, ha resumido Peiró.
Hay un consenso generalizado entre los expertos de que el dinero dedicado a la vivienda no debe superar el 30% de los ingresos. Así, para una familia con ambos progenitores cobrando el salario mínimo de 1.080 euros, el límite quedaría en 648 euros. El precio del alquiler de un hogar medio en España es de 936 euros, según datos del portal inmobiliario Idealista, por lo que estas familias se ven obligadas a sobrepasar el límite recomendable. Además, en caso de querer comprar una vivienda, las más vulnerables económicamente encuentran dificultades para pagar la entrada de, que suele rondar el 20% del coste total, o para pedir una hipoteca al banco, ya que, sin ingresos fijos o con trabajos precarios, es más complicado que se les conceda.
Rodríguez de Blas ha destacado que “la mejora de los ingresos generalizada” —la media de rentas en España ha pasado de 16.100 euros en 2008 a 18.100 euros en 2021— ha quedado “neutralizada” por la subida de precios y el incremento desigual según la población. Además, ha incidido en que la vivienda es un gasto “fijo y rígido” al que los más pobres no pueden “renunciar”. “Es imprescindible incrementar la vivienda asequible para reducir el dinero que se dedica”, ha argumentado Rodríguez.
A lo largo de 2023, la vivienda ha sido uno de los temas estrella del Gobierno progresista. Por un lado, en abril se aprobó la Ley de Vivienda tras un periplo de casi tres años en que los socios de Gobierno pelearon por estirar el alcance de la misma. La norma establece límites al alquiler o la creación de zonas tensionadas, entre otras cuestiones. Por otro lado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió hasta 160.000 nuevas viviendas sociales para aumentar el parque de alquileres asequibles, que en España ronda el 2%, mientras que la media europea es de alrededor del 9%. Unos anuncios que se enmarcan en la campaña de las elecciones autonómicas y municipales celebradas en mayo.
Más allá de la vivienda, el segundo mayor gasto en el que las familias invierten sus recursos es la alimentación. A esta partida dedican el 16% de los ingresos, un porcentaje que no ha variado considerablemente a lo largo de las últimas dos décadas. El informe destaca el aumento de más del 50% en el precio de productos básicos como el aceite, la leche o los huevos a causa de la inflación del último año. También incide en el incremento de las familias que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Los hogares en esta situación representan el 5,4%, el doble que hace una década, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2022.