Peculiaridad sanitaria

La esperanza de vida de las personas con Down llega ya a los 65 años Tienen mucho alzhéimer, pero ningún cáncer

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  • Prevalencia. En España no hay un censo de personas con síndrome de Down, dice Fernando Moldenhauer, responsable de la Unidad de Adultos con Síndrome de Down del Hospital de la Princesa de Madrid. Una extrapolación a partir de los datos de Madrid permite afirmar que debe haber unos 36.000 afectados, de los que la mitad tiene menos de 16 años. El aborto no reduce los nuevos casos (alrededor de 600 al año): los que no nacen porque se interrumpe el embarazo se compensan con el mayor riesgo de tener un hijo con Down que se da en las madres de mayor edad (la probabilidad se dispara a partir de los 35 años). 
  • Esperanza de vida. Actualmente es de unos 65 años, calcula Moldenhauer. El aumento ha sido espectacular, desde los 20 años de media que había a finales de los sesenta. 
  • Factores. El desarrollo de la atención pediátrica en general es la primera de las causas de este espectacular aumento en la esperanza de vida. Los otros son más concretos. Aproximadamente entre el 10% y el 20% de los niños que nacen con Down tienen una cardiopatía congénita, que ahora, gracias a las mejoras en cirugía cardiaca infantil se operan. La tercera causa es la generalización del uso de los antibióticos a partir de los años sesenta. Aunque no se puede considerar que las personas con síndrome de Down sean inmunodeprimidas, como las que tienen sida o las tratadas después de un trasplante, dice Moldenhauer, sí que tenían infecciones, sobre todo neumonías, más frecuentemente. Este factor de riesgo ha desaparecido. 
  • Alzhéimer. La población con Down ya no está especialmente aquejada de trastornos pediátricos, pero sí de otros adultos. Uno de ellos es el alzhéimer, que casi todos desarrollan. “De hecho, muchos tienen aspectos de esta enfermedad desde pequeños”. Los datos aún no son concluyentes, y menos porque en algunos casos es difícil diagnosticar una enfermedad neurodegenerativa sobre una discapacidad. La causa parece clara: hay factores genéticos para esta enfermedad en el cromosoma 21, que es el que las personas con Down tienen triplicado (en vez de las dos copias habituales).
  • Salud mental. Las personas con síndrome de Down son, en su gran mayoría, dependientes. El apoyo familiar, sobre todo de padres y hermanos, es fundamental para que alcancen el mayor grado de autonomía posible, algo que se ha fomentado con los modernos métodos de estimulación desde pequeños. Pero al cumplir años pierden este apoyo porque los padres envejecen antes que ellos. Esto puede llevar a que a la persona se la institucionalice o que pierda parte de los contactos familiares. Por eso las depresiones y los problemas de salud mental en general son otros de los más frecuentes en adultos con Down. 
  • Cáncer y arteriosclerosis. Curiosamente, son dos enfermedades de las que parecen inmunes, dice Moldenhauer. “Apenas hay algún caso de leucemia infantil, y parece que sus arterias no envejecen”. En cambio, la flexibilidad que manifiestan de pequeños, con una musculatura lisa muy débil y articulaciones muy maleables se transforma en artrosis muy pronto.

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