¿De verdad son necesarias las dietas ‘detox’?

El mes de septiembre es ideal para que salgan a relucir supuestos métodos milagrosos para purificar nuestro cuerpo

Una mujer prepara un batido con frutas y verduras, como los que constituyen en exclusiva las dietas detox.Kseniya Ovchinnikova (Getty Images)

Septiembre es un mes curioso, amado y odiado a partes iguales. Por un lado, deseamos que empiece la rutina del año escolar con la esperanza de que, en este curso, por fin, logremos una buena rutina y los objetivos que nos proponemos; por otro lado, nos rompe la burbuja de placer de las vacaciones.

Septiembre es también una buena oportunidad de negocio para los estafadores: están al acecho los que engañan, los que te venden que tu mejor versión siempre es más delgada. Es el momento de apelar a c...

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Septiembre es un mes curioso, amado y odiado a partes iguales. Por un lado, deseamos que empiece la rutina del año escolar con la esperanza de que, en este curso, por fin, logremos una buena rutina y los objetivos que nos proponemos; por otro lado, nos rompe la burbuja de placer de las vacaciones.

Septiembre es también una buena oportunidad de negocio para los estafadores: están al acecho los que engañan, los que te venden que tu mejor versión siempre es más delgada. Es el momento de apelar a cuerpos perfectos y fórmulas mágicas, cada vez más exóticas y que borran, casi de un plumazo, ese helado, esa paella frente al mar, las pipas charlando hasta las tantas o el aperitivo después de un chapuzón en el mar. Nada de eso tiene sentido, si consiguen hacerte sentir culpable por haber disfrutado de los placeres de la comida y del verano.

De un tiempo a esta parte se llevan mucho los detox, o tratamientos depurativos. Los proponen en forma de retos con la promesa de una pérdida de peso rápida, borrando los excesos del verano; los venden como una desintoxicación “después de un tiempo de descontrol” para lograr una desinflamación y una mejora de la piel, del sistema inmune, de la función hepática y hasta de la calidad del sueño. Como reclamo publicitario tiene gancho, pero ¿realmente funcionan? ¿Son saludables?

¿En qué consisten las dietas ‘detox’?

Son dietas de duración variable, suelen ser planes de una semana, o 10 días, tomando solo batidos (o smoothies, que suena más chic) de vegetales y frutas, con mucho jengibre, cúrcuma, alga Nori y con mucho dinero; porque, por supuesto, son muy caros. Pueden oscilar entre los 50 y los 200 €, si se convierten en un plan recurrente que se repite cada trimestre. La opción más precaria incluye elaboración casera copiando los ingredientes que suelen llevar estos mágicos brebajes.

Para que el efecto sea mayor, se suelen acompañar de agua con limón para favorecer la pérdida de grasa y la eliminación de toxinas e incluso laxantes y diuréticos. Sin embargo, la ciencia sabe que el agua con limón no favorece la pérdida de grasa, y que la grasa no se elimina en orina, sino que se oxida; lo que sí provoca el agua con limón es un deterioro del esmalte dental.

Las dietas detox generan un halo de salud, ya que durante un corto período de tiempo solo se ingiere fruta y verdura. Más sano, imposible, ¿no? Pues no.

¿Qué efectos negativos tienen?

  • Al ser dietas hipocalóricas pueden provocar fatiga y cansancio.
  • No son dietas completas, por lo que si se prolongan en el tiempo provocan carencias nutricionales.
  • No son personalizadas. Se venden como válidas para todos los que las puedan pagar y, por supuesto, no tienen en cuenta el estado de salud de cada persona.
  • Son dietas totalmente desequilibradas. No se ingiere la proporción adecuada de hidratos de carbono, grasas, ni proteína.
  • Tienen un efecto rebote asegurado. Mientras se hace la dieta detox se pierde peso, principalmente porque no hay retención de líquidos, pero lo que no nos dicen es que esos kilos volverán de forma inmediata cuando se retome la alimentación habitual. Vamos, que tras una semana tristísima sin masticar, solo bebiendo batidos verdes colmados de espinacas, kale, apio, espirulina y demás fantasía, a los dos días de dejarlos volverás a pesar lo mismo que antes de empezar el detox.
  • Provocan un exceso de oxalatos o de ácido oxálico procedentes de verduras como espinacas, remolacha o acelga. Al consumirlas en gran cantidad, de forma continuada y crudas, dificultan la absorción de minerales tan importantes como el magnesio y el calcio. Además, una ingesta excesiva de oxalatos favorece la formación de piedras en la vesícula. Un consumo normal de estos vegetales no produce ningún problema.
  • No fomentan hábitos saludables, pues se usan como un parche para los excesos.

Por lo visto hasta el momento, solo son saludables para el bolsillo de quienes las comercializan, pero bueno, al menos desintoxicarán, ¿no? La realidad es que nuestro cuerpo ya hace esa función por sí mismo, y él solo lo hace frente a sustancias tóxicas como las drogas, el tabaco o el alcohol. El hígado es el órgano principal que lleva a cabo estas funciones, pero también los riñones, los pulmones y la piel. Nuestro cuerpo es tan inteligente que se depura por sí mismo, no necesita de brebajes. Por tanto, esta proclama de su publicidad tampoco la cumple.

El único detox que necesitas es dejar de creer en fórmulas mágicas y en dietas milagro, que solo harán que empeore tu salud y, seguramente también, tu relación con la comida. Si ya tenías una alimentación saludable, ve volviendo a ella de forma amable, sin restricciones, ni compensaciones. Si no era tu forma de alimentarte, ponte en manos de un especialista que tenga en cuenta tu historia clínica, tus gustos, tu forma de vida; en definitiva, un profesional que se adapte a ti. Ese sí que será un buen comienzo de curso, libre de engaños.

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