Eugenio Hernández, el machetero de Tamaulipas
Con quien el Estado entró a uno de sus infiernos de inseguridad ―ya solo por eso no debería tener cabida en la política—, hoy es representante de la coalición que dice que no son iguales que los de antes
Eugenio Hernández es prueba de que todo es posible en el llamado partido verde de México. Si usted llega a creer que los tucanes tienen algún límite, estos piden, sonrientes, que alguien hold their beer [les sujete la cerveza], y de pronto postulan a quien está sujeto a un proceso de extradición.
El exgobernador de Tamaulipas, recientemente liberado tras seis años en la cárcel, se ha vuelto viral (qué notable término para aplicar a un político, y no solo por la dispersión mediática de sus actos) porque el nivel de su campaña es tomar un machete y partir la crisma a una vaca (muerta, pero vaca).
Así debuta nacionalmente el candidato del PVEM al Senado en Tamaulipas. Vaya retorno al ruedo político. Vean, voy saliendo de la cárcel, vean los argumentos que les traigo para decir que voten por mí y no por el partido del exgobernador Cabeza de Vaca. ¡Chaz! ¡Chaz!
Quizá sea que la cosa no está funcionando. Y la cosa es la peregrina idea de Morena de intentar “un plan C” (ya deberíamos pasar a otra letra, pero en fin) para ganar la mayoría constitucional en la llamada Cámara alta.
Cuentan que a principios de año Morena eligió a Tamaulipas como una de las entidades en donde buscará quedarse con los tres escaños que de manera directa surgen de las urnas: los dos de mayoría, y el de la primera minoría.
Así, buscaron (no con mucho afán, por lo que se ve) quién podría tener el arrastre para, sin amenazar a los candidatos morenistas, desplazar del segundo lugar a los panistas. En mala hora la gente de Américo Villarreal dijo que Eugenio garantizaba un millón de votos.
―¡Que qué! ¿El mismo Eugenio Hernández que dice el presidente López Obrador en varios de sus libros que es coautor del llamado fraude de 2006?
―Ese.
―¿El que hace solo meses estaba en la cárcel y aún es reclamado por Estados Unidos?
―Yap.
―El que es priista y fue priista...
―Ay, eso qué tiene de malo en Morena.
Pues, la verdad sea dicha, no sabemos si tal diálogo existió, pero la realidad sí es la siguiente: el exmandatario, con quien Tamaulipas entró a uno de sus infiernos de inseguridad ―ya solo por eso no debería tener cabida en la política, por su evidente falta de resultados— hoy es representante de la coalición que dice que no son iguales que los de antes.
Y para rubricarlo, en campaña el susodicho agarra a machetazos un cráneo vacuno. ¿Qué puede salir mal si llega al Senado? Lo bueno es que, dicen, la cosa no está funcionando: la campaña de Hernández, cuentan observadores, no cumplirá las expectativas.
Por cierto, y no es por fijarse en nimiedades: ¿el partido verde que protesta las corridas de toros, por ejemplo, cobija a quien recurre a un machete para salir en la foto? Ya sé, ya sé, es un partido verde de mentiritas, o verde de dolaritos, para nada verde ambiental.
¿Sabrá Eugenio Hernández que en Morena hay gente que reniega de su candidatura, que en las alturas se desmarcan? Seguro a machetazos convencerá a quienes en la izquierda no ocultan repugnancia por su candidatura.
En todo caso, gracias a Eugenio Hernández por recordarnos que si todo es posible en el verde (así, en minúsculas), entonces la política mexicana está lejos de tocar fondo: los tucanazos y sus aliados de ocasión siempre se afanan en bajar y bajar el nivel.
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