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Ivonne Melgar, biógrafa de Xóchitl Gálvez: “Ha vivido permanentemente la tensión entre lo que los partidos quieren y lo que ella busca”

De la niña de Tepatepec a la aspirante presidencial, la periodista retrata en ‘Xingona’ a una candidata de la coalición opositora que llegó a la boleta electoral sin pensarlo y sin el pleno convencimiento de los partidos que la postularon

Ivonne Melgar en Ciudad de México, el 21 de marzo.
Ivonne Melgar en Ciudad de México, el 21 de marzo.Aggi Garduño
Elia Castillo Jiménez

“¿De qué debe estar hecha una persona que acepta ser candidata presidencial en condiciones electorales adversas?”. Esa es la pregunta que la periodista Ivonne Melgar (San Salvador, 58 años) busca responder en su libro Xingona. Una mexicana contra el autoritarismo (Grijalbo). Un trabajo periodístico que retrata a Xóchitl Gálvez como una mujer que llegó a la boleta electoral del 2 de junio sin buscarlo, sin pensarlo, empujada por la marea rosa y por la falta de opciones competitivas al interior de los partidos. Le han levantado la mano como su apuesta presidencial los Partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD). Los mismos con los que ha enfrentado batallas en el pasado. Algunos personajes ahora integran su equipo de campaña.

La larga trayectoria de Melgar, sus 30 años de cobertura periodística desde distintos medios nacionales, 80 horas de trabajo hemerográfico y 36 de entrevistas a familiares, políticos, periodistas y a la misma hidalguense sustentan una de las primeras biografías políticas de la aspirante presidencial de origen otomí. Nacida en El Salvador pero nacionalizada mexicana, Melgar ha seguido la trayectoria de Gálvez, desde su incursión en el servicio público en el sexenio de Vicente Fox, hasta su carrera por la silla presidencial. El libro consta de 10 capítulos que entrelazan su devenir político y su vida como empresaria, esposa, hermana y madre.

Disruptiva, rebelde e irreverente son algunos de los adjetivos que definen a la hidalguense en Xingona. Los mismos atributos que han abierto y cerrado puertas a mujer que llegó a la política sin quererlo hace 24 años y que hace casi un año se veía compitiendo en la elección por la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México, no por la silla presidencial. Melgar repasa la historia de la empresaria que con papillas combatió la desnutrición infantil en las poblaciones indígenas más vulnerables del país. Desentraña la vida de la niña de Tepatepec, Hidalgo; la alumna de la Facultad de Ingeniería de la UNAM; la empresaria, la funcionaria incómoda, la hermana, la delegada, la senadora rebelde y la candidata a la presidencia de México.

Pregunta. ¿Qué le inspiró a escribir Xingona?

Respuesta. Me invitó la editorial. Le di varias vueltas, lo pensé unos cuatro días y dije —sí, sí lo voy a hacer yo—. De que lo haga yo a que lo haga un youtuber habilitado a reportero. Creo que soy la persona que desde la prensa más la ha seguido, tengo los entresijos, lo viví, le pregunté, me contó. Recuperé varias de las crónicas, 80 horas en la hemeroteca, 22 entrevistas, 35 horas con diferentes personas, 10 de esas horas fueron con ella en cinco momentos diferentes

P. ¿Cuál es el objetivo del libro?

R. Que en una biografía periodística se pueda entender por qué es ella la que está en la boleta del 2 de junio como representante de una oposición que antes de que surgiera su nombre parecía que no iba a tener nada que hacer.

P. ¿Demostrar que no es una improvisada?

R. El libro documenta con hechos verificables cómo se construyó su perfil político que efectivamente algunos especialistas pueden clasificar como offsider o disruptiva. Para mi la línea clave es que en su vida siempre ha existido una tensión entre el autoritarismo, venga de donde venga, y su forma de resolver los problemas. Y esa tensión es un hilo conductor entre la niña de Tepatepec, la alumna de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, la empresaria que es fichada por Pedro Ramírez Vázquez para que haga una gran obra de inteligencia; la que se incorpora al gabinete de Vicente Fox creyendo que le iba a cumplir al subcomandante Marcos y al EZLN. Ahora me doy cuenta que para mi generación es claro que era la ‘funcionaria zapatista’. Me dicen personas que han leído el libro ‘¡Ah! ¿Entonces era zapatista?’, sí, ese fue el problema de fondo por el que el PAN nunca la quiso en ese momento.

P. ¿Qué ha visto en Gálvez como persona y como política?

R. Mi reto es contar cómo logra ser postulada por unos partidos tradicionales aún cuando se había peleado muchas veces con ellos. Es parte del estilo de hacer política de Gálvez que refleja Xingona, que es una persona que sí hace política, que le gusta la política, pero a su modo. Sabe estar en el concierto pero puede disfrutar más ser solista e incluso desentonar y cuando desentona en una polémica logra conectar con la gente. Ejemplos: Se amarra a un escritorio del pleno del Senado mientras están trinando de coraje los panistas, toda la oposición detestándola, eso lo sabemos quienes la cubrimos. Y qué te digo de disfrazarse de dinosaurio, a cualquiera que hemos cubierto política dices —¡Qué hiciste Xóchitl! — Pero esa es ella.

P. Esa irreverencia y rebeldía ¿Es auténtica? Hay quien piensa que es un personaje.

R. Tiene un hándicap como política, si vamos a medir a los políticos que conocemos que han sido exitosos. Un [Enrique] Peña Nieto, que me parece exitosísimo, está feliz en Madrid. Logran en los momentos más duros simular, actuar, dramatizar. Y a Xóchitl no se le da bajo ninguna circunstancia. Si la conoces un poco y la has tratado le vas a ver que le está temblando la mejilla de coraje, no puede reír si no está contenta realmente. ¿Eso le ayuda o no a un político en estos tiempos? Ya lo sabremos en las urnas. Siempre es ella misma.

P. ¿Cree que Xingona incide en la percepción que la gente tiene de Gálvez de cara a las elecciones?

R. Sí o sí [la presidenta] va a ser mujer. Las dudas son ¿Cuál es el liderazgo femenino que necesitamos en el fondo? Este libro te va a decir es que el liderazgo femenino de Gálvez es auténtico, capaz de decir ´me equivoqué´. ¿Cómo le va a hablar a [Donald] Trump nuestra futura presidenta, sea X o sea C, ¿Cómo queremos que le hable?, el libro te dice cómo podría hablarle. No sé si eso gusta o no. Van a encontrar una aproximación cercana a lo que es y no es Gálvez.

P. ¿El libro busca legitimar la candidatura ciudadana de Gálvez?

R. A la gente se le olvida cómo el presidente Felipe Calderón, entonces jefe de los diputados de PAN, le regateaba el apoyo para construir la ley que le dio paso a la comisión para pueblos indígenas. Como Luis Pazos, presidente de la Comisión de Presupuesto en la cámara, estaba aliado con los sectores del Gobierno que creían que debía desaparecer su comisión para pueblos indígenas y que la debía absorber la Secretaría de Desarrollo Social. Un día después del viernes negro, los panistas decían —”¡Se acabó! ¿Qué le pasa?”. Ahora está en la boleta. ¿Qué midieron los partidos para asumir que ella era mejor? No lo sé. En la segunda marcha de la marea rosa el 26 de febrero de 2023 me encuentro a Xóchitl en [calle] Madero, no paraba de saludar, la gente la detenía. Y le digo “¿Cómo viste?”, y me respondió “yo ya me convencí, en México la oposición no son los partidos, somos los ciudadanos y los ciudadanos son los que me van a llevar a la jefatura de Gobierno”. Nadie estaba pensando en la presidencia de la República. “Y se las voy a ganar”, me dijo.

P. ¿En algún momento usted pensó que sería la candidata presidencial?

R. Jamás.

P. ¿Por qué?

R. Iba en una carrera ascendente, me quedaba claro. Se les imponía siempre, eso sí, por la vía de los hechos, porque la acababan invitando por necesidad. Porque se empezaron a agotar los cuadros. No es casual que el presidente López Obrador siendo candidato a la presidencia la invite. Va su hijo Andrés y Claudia Sheinbaum a buscarla y la invitan. Era un perfil de cercanía con la gente. Ella estaba pensando en la jefatura de Gobierno y se sentía muy segura de que la iba a ganar.

P. ¿El libro refleja a una mujer que ha sido discriminada?

R. En el capítulo Una terca manera de hacer política relato cuando la dejan hablando sola en una entrevista en el canal oficial de Hidalgo, porque gana el amparo de que tiene derecho a dar una entrevista como candidata a la gubernatura, pero nadie la quiere entrevistar y le hacen el vacío y la dejan sola. Los panistas, los priistas. Me da mucha pena con Max [Cortázar], porque yo no sabía que iba a ser coordinador, cuando lo nombran y dije: “me va a odiar”. Cuento cómo le pregunto en el avión presidencial —Xóchitl estaba desesperada porque ya no tenía dinero— y me dijo ‘me dejaron sola, no tengo dinero’. Me acerco a Max y le digo “Oye Max, por qué no le dan dinero a Xochil, dice que el PAN la abandonó. Y él me responde: “amiga, ve las encuestas está 17 puntos abajo, no se puede tirar el dinero así, tenemos prioridades”.

P. ¿Xingona desmiente lo que algunos actores dicen respecto a que el origen humilde de la candidata es falso?

R. Fueron aproximadamente 15 horas de entrevistas con la familia: hermanos, primos, cuñados; ella también en la casa de Tepatepec y ahí están los testimonios. ¿Qué parámetros tenemos de pobreza, de marginación? también es muy controvertible. Había ciertos indicadores que son significativos: una fosa séptica, hacer de las necesidades debajo de un árbol de mora, tener que acarrear agua, trasladarte para ir a la secundaria 45 minutos de aventón. Todos los niños trabajaban, no era ella la niña de las gelatinas en un pueblo donde los otros niños sólo jugaban con sus nanas inglesas, no, eran niños todos, adolescentes de un México marginal. Unos vendían paletas, otros pan, otros hacían oficios, los hermanos iban a matar pollitos.

P. ¿La personalidad disruptiva y rebelde le abre o le cierra puertas en este momento?

R. ¿Eso le puede gustar a la gente? porque estamos frente a un enigma, ante una situación inédita ¡va a ser una mujer! Xingona te revela que estas solicitudes de ‘dejen de ser miedosos’, de ‘me quitaron la lana’ eran previsibles porque así ha sido toda la vida. Si le levantó la falda al secretario de Hacienda, que en ese momento era Gil Díaz, que en ese momento era poder y no fregaderas. Ella no le tiene miedo a un partido que le chiquitea el dinero.

P. ¿Por qué rematar el libro narrando un momento en el que la candidata estaba en riesgo de morir?

R. La pregunta periodística que debía responder en el libro y que es mi aspiración en Xingona es: ¿De qué debe estar hecha una persona que acepta ser la candidata de una boleta en unas condiciones electorales muy adversas? Yo soy de las que piensa que sí son elecciones de Estado. No es una biografía personal, es generacional. Por lo tanto al final sí se necesita una personalidad que no le tenga miedo a lo que significa esta contienda. La manera en que ella cuenta ese momento tan terrible de asumir que puede estar despidiéndose de este mundo la dibuja de cuerpo entero. Tienes que ser temerario siempre para ir a una boleta presidencial en cualquier lugar del mundo pero más en estas circunstancias mexicanas 2024.

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Sobre la firma

Elia Castillo Jiménez
Es periodista mexicana, está especializada en temas de política: Congreso de la Unión, partidos y elecciones. Ha trabajado en distintos medios como Milenio, Radio Centro y El Heraldo de México. Es licenciada en Periodismo y Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México.
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