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Xóchitl Gálvez refuerza su proyección internacional con una gira por Estados Unidos

La candidata panista denuncia en Washington injerencias del Gobierno mexicano en la campaña electoral y se esfuerza por persuadir de la gravedad de la violencia para ambas naciones

Xóchitl Gálvez en un foro con la American Society en Ciudad de México, el 29 de enero.
Xóchitl Gálvez en un foro con la American Society en Ciudad de México, el 29 de enero.Sashenka Gutiérrez (EFE)
Carmen Morán Breña

La gira de Xóchitl Gálvez por Nueva York y Washington ha constatado la prioridad absoluta que los estadounidenses otorgan al problema migratorio y el fentanilo. En tiempos de elecciones también para el vecino del norte, la frontera con México se centra casi machaconamente en esos dos asuntos, sin que la candidata aliancista haya podido despertar un interés profundo por situar la inseguridad de México, recurrente en su campaña electoral, como algo que atañe por igual medida a ambos países. Mucho menos las carencias democráticas, que han sido también un reclamo presentado ante la Organización de Estados Americanos. “Me escucharon con atención, pero no me engaño, el tema migratorio es prioritario en Estados Unidos. No sienten que el hecho de que medio país esté en manos de crimen les afecte, no lo sienten como problema”, ha dicho en conferencia de prensa. A pesar de ello, Gálvez confía en que las relaciones entre ambas naciones abandonen estrategias pasadas “que no han dado resultados” y se busquen nuevas soluciones. A Estados Unidos le preocupa la inseguridad, pero no la cuentan en víctimas mortales sino en riesgo para sus transacciones económicas, por lo mismo que se preocupan por las certezas jurídicas para sus inversiones, ha explicado la candidata.

Estados Unidos es una plaza que los aspirantes a ocupar el sillón presidencial mexicano tienen que tener en cuenta. No hay otro país con el que México comparta un mayor número de asuntos internacionales relevantes que atraviesan su economía, su seguridad y, como se ha dicho, el trasvase de millones de personas en busca de un mejor futuro que dejan un reguero de muertes y lacerante afectación a los derechos humanos. Como hiciera el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, cuando era candidato, Gálvez ha protagonizado una gira estos días en la que se ha reunido con legisladores, paisanos migrantes y estudiantes, así como encuentros con líderes de opinión y de los medios de comunicación que en su círculo de campaña han calificado de “exitosa”.

La candidata opositora ha denunciado en la OEA las carencias democráticas de México y ha pedido observación para el proceso electoral desde la campaña que comienza el 1 de marzo hasta los resultados que arrojen las urnas. Denuncian, ha dicho, los “ataques sistemáticos” que parten de Palacio Nacional cada día por boca de López Obrador, “el uso del dinero público de las ayudas sociales” para recabar votos en favor de la candidata morenista, Claudia Sheinbaum, las reformas constitucionales recientemente enviadas por el presidente al Congreso, “un atentado contra la división de poderes”, o la publicación de datos fiscales de los clientes de la empresa de Gálvez. A similares críticas de “persecución política y espionaje” se ha sumado el candidato a la Ciudad de México, el panista Santiago Taboada, también en Estados Unidos. Prevén un acoso judicial en la campaña electoral, han señalado.

Ante los periodistas, Gálvez aprovechó también para ironizar sobre la falta de independencia de Sheinbaum para organizar su campaña. “No le dan permiso para venir a Estados Unidos”, dijo, olvidando en este punto que ella misma denunció al inicio de su postulación que a las mujeres no les manda nadie ni están a la sombra de nadie, algo que le reprochó al presidente López Obrador cuando se dirigía a ella como a un títere de los empresarios. Lo sacó a colación al relatar cómo tras una reunión con estudiantes tuvo que salir por una puerta lateral debido a una manifestación de “morenistas” que la esperaba con pancartas y descalificaciones. “Esperaban a Claudia, yo no tengo la culpa de que no le dieran permiso para venir”, ironizó sonriente.

¿Sienten los estadounidenses con quienes se ha reunido que ella puede ganar las elecciones? Ahí está el asunto. La candidata se propone “luchar contra la creencia de que Sheinbaum es invencible” y para ello la única vía por ahora es combatir el eco que tienen las encuestas, una tras otra otorgando una ventaja prácticamente inexpugnable a favor de la morenista. En la candidatura de la derecha, sin embargo, han recibido con emoción un reciente sondeo publicado en medios mexicanos en el que esa diferencia se estrecha hasta los 16 puntos, lejos de los 30 o de los 50 que señalaban otras mediciones. “México no ha sido acertado con las encuestas”, ha afirmado Gálvez, quien suele repetir que están pagadas y efectuadas a modo, y ha recordado cómo en unas semanas ella redujo las diferencias aunque no pudo ganar la gubernatura de Hidalgo y sí lo logró, venciendo la inercia que presentaban los sondeos, cuando se presentó a una alcaldía en la ciudad, previo a su paso por el Senado. “Claudia debe estar deprimida” por esos 16 puntos de diferencia, ha dicho. “Esto apenas empieza, preparo mis propuestas para cimbrar a los mexicanos, porque el país no va por buen camino”, ha señalado. De nuevo ha situado a Sheinbaum como la política de la continuidad y le ha advertido que la campaña “no va a ser un paseo por el campo”.

En Estados Unidos, Gálvez ha pedido colaboración para las políticas migratorias, para que los miles de personas que esperan en México cruzar la frontera no sufran condiciones inhumanas, así como facilitar apoyos a aquellos que llevan años trabajando fuera y aún no tienen los papeles en regla. El hecho de que México se convirtiera en “tercer país seguro”, es decir, que los migrantes de cualquier nacionalidad que cruzaran pudieran ser devueltos a México, acuerdo bilateral al que llegó López Obrador con Donald Trump, interpreta la candidata que fue una concesión a cambio de que en Estados Unidos no hablaran de la inseguridad que recorre el país ni de su falta de democracia. En todo caso, opina que la relación con Estados Unidos debe ser de respeto y entre iguales.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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