De contrato “truculento” a acuerdo “histórico”: cómo cambió la relación de López Obrador con Iberdrola
El presidente mexicano pasó de acusar a Iberdrola de “abusar del pueblo” a tener “buena voluntad” con la venta del 80% de sus activos en México, la cual deberá cumplir ciertas condiciones antes de ser aprobada
Las cosas eran muy distintas en enero de 2018. “¿En qué país del mundo una empresa que produce energía eléctrica recibe además del pago por la energía que vende, un subsidio? En ningún país, son estos contratos truculentos que se han hecho a lo largo de todo este periodo neoliberal”, dijo Andrés Manuel López Obrador en un mitin durante su campaña por la presidencia. El comentario era una referencia a Iberdrola, la segunda eléctrica más grande del mundo.
Durante aquel evento en Chiapas, y durante toda su campaña, López Obrador utilizó a la empresa privada española como ejemplo que por qué la reforma constitucional de 2013, que abrió el mercado eléctrico, fue, según su lectura, un error. Tiempo después, criticó que uno de sus enemigos políticos, el expresidente Felipe Calderón (2006 – 2012), se incorporó al Consejo de Administración de una filial años después de salir del poder. Seguramente fue porque durante el sexenio calderonista Iberdrola había logrado hacerse de muchos negocios, dijo López Obrador.
Quizás ni el López Obrador de 2018 se hubiera imaginado que cinco años después, estaría posando para la foto con una sonrisa mientras estrechaba la mano del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en Palacio Nacional. A pesar de las “discrepancias” del pasado, aseguró, se llegó a un acuerdo “histórico”. Iberdrola acordó venderle a un fondo 13 plantas eléctricas a un precio de 6.000 millones de dólares. Las plantas, dijo el presidente, serán operadas por la empresa estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) para asegurarle preponderancia en el mercado. El jueves, el regulador anti-monopolio mexicano impuso condiciones antes de aprobar la transacción.
La reforma energética de 2013, la cual abrió el mercado para las empresas privadas por primera vez en 70 años, es la razón de ser de Morena, el partido político que fundó López Obrador. El político logró movilizar a miles que se oponían a que los recursos de hidrocarburos y renovables pudieran ser explotados por privados. Eventualmente, éste se volvió uno de los ejes de su exitosa campaña presidencial.
Una vez en el poder, López Obrador se dedicó a lanzar dardos a sus opositores e incluyó en la mezcla a varias empresas, en su mayoría extranjeras. En febrero de 2019, habiendo tomado el poder menos de tres meses antes, el director de CFE, Manuel Bartlett, tomó el escenario de la conferencia de prensa diaria con el “encargo” de “recordar” quiénes han sido los responsables de la “destrucción de la CFE” hasta convertirla, dijo, “en esta empresa que ha sido reducida”.
Entre los mencionados estuvieron Calderón, por haber sido consejero independiente de la filial de Iberdrola en Estados Unidos, Avangrid, y Georgina Kessel, funcionaria en la secretaría de Energía (Sener) bajo Calderón, consejera independiente y directora de Iberdrola en México. Alejandro Fleming, también funcionario de Sener con Calderón, se unió a Iberdrola como consejero, dijo Bartlett. Para ninguno de los mencionados ofreció información puntual sobre cómo exactamente habían reducido o destruido a CFE. Bartlett adelantó que se revisarían los “contratos leoninos” firmados entre CFE y privados bajo administraciones pasadas.
La retórica contra las empresas españolas fue escalando y, en 2022, López Obrador dijo que Repsol, OHL y la misma Iberdrola “abusaron de México”. Para fortalecer las empresas del Estado y garantizar el monopolio del mercado a CFE, el presidente propuso modificaciones a la Ley de la Industria Eléctrica y acusó a Iberdrola de hacer lobby para presionar en contra su aprobación.
Un año después, en abril de 2023, Iberdrola anunció que se desharía del 80% de su negocio de generación en el país latinoamericano al vender 13 plantas de generación eléctrica al fondo Mexico Infrastructure Partners (MIP). “Con esta transacción la compañía continúa siendo el principal generador privado de energías renovables en México e impulsa el cumplimiento de sus compromisos de descarbonización”, dijo en aquel entonces en un comunicado.
Para López Obrador, la compra de las plantas fue una “nacionalización”, ya que el MIP pondrá a CFE a cargo de la operación de las plantas, aún si no es el dueño. Esto permitirá que CFE genere cerca del 65% de la electricidad a nivel nacional, adelantó el presidente en un mensaje grabado. El tono conciliador pareciera ponerles fin a los ataques hacia Iberdrola.
“Agradecemos mucho a Iberdrola, a su director general, su presidente global, por la voluntad de llegar a un acuerdo”, dijo el presidente en ese momento. “Hemos tenido algunas discrepancias, pero el diálogo lo puede todo, el diálogo y la buena voluntad. De esas diferencias, de esas discrepancias, surge esto que es algo extraordinario.”
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