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La esperanza para encontrar a miles de desaparecidos en México cabe en la palma de la mano

La ONU dona 300 escáneres de huellas dactilares a los servicios forenses, una tecnología de bajo costo que ha permitido identificar a víctimas que han estado perdidas durante años

Maimilian Murck
Maximilian Murck sostiene un escáner de huellas dactilares, en las oficinas de UNFPA, en Ciudad de México, el 26 de febrero de 2025.Nayeli Cruz
Almudena Barragán

El cuerpo del periodista Jesús Alberto Camacho estuvo tres años en la morgue del Instituto Médico Forense de Culiacán, en Sinaloa, pero nadie sabía quien era. En 2021 aquel cuerpo había llegado a la Fiscalía sin ninguna identificación. No había denuncia. No había señas particulares. Era casi un fantasma, un desaparecido más en un país que ya supera los 110.000. Tres años después de aquello, su plena identificación se pudo realizar gracias a un escáner que permite cotejar las huellas dactilares con la base de datos del Instituto Nacional Electoral (INE). Hace unas semanas, la Fiscalía de Sinaloa hizo pública la información de aquel hombre: Jesús Alberto Camacho, originario de Sonora, 68 años, fotografía a color y fecha de nacimiento. Su historia ha puesto cara a un avance mayúsculo en la identificación de los más de 70.000 cuerpos que se acumulan en los servicios forenses del país.

El Fondo Nacional de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) donó a México 300 de estos escáneres para la identificación humana. Un año después, los resultados son notorios. Más de 6.000 personas han podido ser identificadas en los servicios forenses o en fosas comunes. También ha servido para localizar a personas con vida. El dispositivo, diseñado por México y el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Hamburgo, en Alemania, cuesta alrededor de 1.200 dólares y cabe en la palma de la mano. Su tamaño es similar al de un celular y su sistema operativo lo vuelve muy fácil de utilizar. Sus creadores e impulsores lo consideran un avance muy importante. “La identificación humana no es algo sencillo, pero no es una tarea sin solución”, comenta Maximilian Murck, coordinador de Identificación Humana de UNFPA en México y uno de los responsables del proyecto.

La ONU entregó los dispositivos portátiles a las 32 fiscalías del país y a las comisiones de búsqueda estatales, gracias a la coordinación de la Comisión Nacional de Búsqueda, en el marco del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas. “El escáner procesa las huellas, dedo por dedo, y crea un perfil para que luego la información pueda ser cotejada con la base de datos del INE”, agregan desde UNFPA. Las fiscalías realizan una solicitud de la información al instituto electoral, quien devuelve en un plazo de dos semanas la identidad de la persona, su fecha de nacimiento, su fotografía, CURP y dirección. “La identificación de huellas dactilares se había dejado un poco de lado, sin embargo, se trata de una metodología más barata, segura y eficiente que los análisis de ADN”, señala Murck.

Maimilian Murck muestra el funcionamiento del escáner de huellas digitales.
Maimilian Murck muestra el funcionamiento del escáner de huellas digitales.Nayeli Cruz

Este sistema funciona también para analizar las huellas dactilares de los expedientes en casos de larga data. “Las familias muchas veces piensan que las huellas solo sirven para los casos recientes, pero no. El escáner analiza las huellas en un papel o directamente del cadáver”, dice Murck. La Fiscalía de Tamaulipas junto con la organización Data Cívica desarrollaron un sistema para poder escanear y procesar esta información y cruzarla con los datos del INE. En la mayoría de casos, el protocolo marca que los servicios forenses deben tomar las huellas dactilares de los cuerpos, aunque en muchas ocasiones esto no suceda.

Los resultados han permitido encontrar a víctimas que llevaban fallecidas más de una década y de las que se desconocía su paradero. “En el INE está el registro de 98 millones de personas, eso significa que es la mayor base de datos del país, y que podemos acercarnos a miles de identificaciones a corto plazo y no solo en casos de muertes recientes”, aclara el coordinador de UNFPA. Esta nueva herramienta ofrece a las fiscalías, en su mayoría desbordadas ante la violencia, una manera más rápida y eficiente de trabajar.

En el caso de Zacatecas, un Estado fuertemente azotado por la violencia, en los últimos seis meses, las autoridades han entregado 208 cuerpos de los 247 que han sido identificados. Colima, Morelos, Sinaloa o Jalisco también se han sumado a esta tarea y han comenzado a publicar la identidad de las personas identificadas en su página web. “Reconocemos el compromiso por parte del Estado mexicano, el Gobierno federal y las fiscalías de implementar un sistema de cotejo de huellas dactilares”, señala Murck. “Esto muestra que puede avanzarse en la identificación dactilar, aunque todavía no se avance en temas de genética”, apunta.

Entre mayo de 2024 y febrero de 2025, el Servicio Médico Forense de Culiacán solicitó al INE la información de 450 personas de las que se obtuvo un resultado positivo de 191. De ellos, 44 personas fueron entregadas a sus familiares, según datos oficiales. El resto no pudo ser devuelto. Pese a los avances, el reto continúa siendo enorme. Todo suma a los esfuerzos de los colectivos de víctimas, quienes han localizado a cientos de desaparecidos en el último año. Ese es el caso, por ejemplo, de Julio César Cervantes, a quien se le perdió la pista en Ciudad de México una tarde de 2021. Tres años después fue localizado en el Instituto de Ciencias Forenses de la capital gracias a sus huellas dactilares.

La imagen de Jesus Alberto Camacho Rodríguez, periodista identificado a través de la detección de huellas dactilares.
La imagen de Jesus Alberto Camacho Rodríguez, periodista identificado a través de la detección de huellas dactilares.Nayeli Cruz

Maximilian Murck reconoce que pese al avance, la tecnología tiene sus límites, por ejemplo, en el caso de niños, niñas y adolescentes que todavía no tienen un INE por ser menores de 18 años. Tampoco funciona en el caso de personas migrantes que desaparecieron en México durante su camino a Estados Unidos. Es difícil rastrearlas en las bases de datos y sus familias viven muy lejos. “El siguiente esfuerzo es que esta información pueda cruzarse con los consulados de Honduras, El Salvador o Guatemala por si ellos pueden aportar información sobre sus ciudadanos que desaparecieron en México”, comenta. Mientras tanto, el reto de la identificación humana continúa siendo inmenso y refleja un gran desafío humanitario y estructural para el Estado mexicano, principal responsable de dar respuesta a las víctimas y sus familias. Estas nuevas herramientas tratan de arrojar un poco de luz entre tanta oscuridad.



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Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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